Base documental d'Història Contemporània de Catalunya.
 

RAMON MARÍA NARVÁEZ (1800-1868).

Font:
DD.AA.: Enciclopedia de Historia de España,vol IV (Diccionario biográfico). (1991). Madrid: Alianza Editorial. 910 pp.

Text:
Nació en Loja (Granada) el 5 de agosto de 1800. Militar y político liberal, y máximo dirigente del Partido Moderado. Ingresó muy joven en el Regimiento de Guardias Valonas (1815), iniciando así su larga carrera militar. Durante el Trienio Liberal, y como persona afecta a la causa constitucional, se integró en el Batallón Sagrado que tuvo una participación muy activa en la neutralización de la sublevación absolutista de la Guardia Real en Madrid en julio de 1822. Sólo tras la muerte de Fernando VII pudo retornar al servicio activo en el ejército. A raíz de ese momento, su carrera militar se vinculó a los éxitos del ejército cristino en la Primera Guerra Civil Carlista. Se le destinó al ejército del Norte. Participó en la batalla de Mendigorría (julio de 1835), mandando el batallón del Infante: su acción en la misma le valió el ascenso a teniente coronel. Tras su participación en la batalla de Arlabán (1836), se le propuso para el ascenso a brigadier. En 1836 participó en la persecución del general carlista Gómez, enemistándose con Alaix y, consecuentemente, con Espartero. En el frente de Aragón derrotó a las huestes de Cabrera en Pobleta de Morella. Cuando a raíz de 1837 se le encargó la organización y mando del ejército de la "Reserva andaluza", con la misión de pacificar La Mancha y expulsar a la guerrilla carlista de Palillos, se enconaron su rivalidades de personalismos con Espartero, jefe del ejército del Norte. En 1838 fue promovido a mariscal de campo, y electo diputado a Cortes. El entonces ministro de la Guerra. general Alaix, hombre de confianza de Espartero, potenció el proceso que se abrió a Narváez tras su complicación en un movimiento de sublevación popular, acaecido en Sevilla en 1838, dirigido por Fernández de Córdoba. Esto le condujo a la emigración.
La rivalidad con Espartero, que habría de convertirse en jefe del progresismo tras el Convenio de Vergara, pudo jugar un gran peso para que aquél se decantase a posiciones moderadas. Exiliado en París durante la Regencia de Espartero (1840-1843), contribuyó a organizar la llamada Orden Militar Española, asociación militar que apostaba por la sublevación para liquidar la situación política progresista en España. En 1843 fue uno de los jefes de la sublevación contra el regente; el encuentro victorioso de Torrejón de Ardoz frente a las tropas esparteristas de Seoane, le valió la rendición de Madrid. Acción por la que fue ascendido a teniente general y nombrado capitán general de Castilla la Nueva. A partir de ese momento, pasó a convertirse en el máximo dirigente del Partido Moderado. En mayo de 1844 se le encomendó la formación de gobierno con las notabilidades del partido, ostentando él la Presidencia del Consejo de Ministros. En el seno de este gobierno, jugó un papel de árbitro entre las posiciones del ministro de Estado, marqués de Viluma, partidario de un retorno a un régimen de carta otorgada, y las posiciones de sus ministros de Gobernación y Hacienda, Pidal y Mon, respectivamente, partidarios de reformar la Constitución progresista de 1837, pero con la concurrencia de las Cortes. Narváez se decantó a favor de estos últimos, y su gobierno abrió el proceso que desembocaría en la elaboración de la Constitución moderada de 1845. Bajo su mandato se alumbró la reforma fiscal de Alejandro Mon, se suspendió la venta de bienes del clero, se introdujo un alto grado de centralización en la normativa sobre administración provincial y local (ley de 8 de enero de 1845), se puso fin a una de las instituciones más típicamente progresistas, como era la competencia exclusiva de los juicios por jurados en la calificación de los delitos de imprenta (decreto del 6 de julio de l 845), y se tomó la iniciativa para elaborar una nueva norma electoral, que se convertiría en la Ley Electoral moderada de 18 de marzo de 1846. La caída de Narváez en 11 de febrero de 1846 se debió, fundamentalmente, a las desavenencias surgidas dentro del gobierno por la cuestión de las bodas reales.
El 4 de octubre de 1847 fue nuevamente nombrado presidente del Consejo de Ministros, período de gobierno que se dilataría hasta la primavera de 1851, siendo sólo interrumpido por el gobierno relámpago del conde de Cleonard, que duró un día (19 de octubre de 1849). Esta vuelta de Narváez al poder supuso la liquidación de la experiencia gubemamental de los moderados "puritanos", que representaban un riesgo de abrir el poder a los progresistas. El principal balance del gobierno largo de Narváez fue la neutralización de los movimientos revolucionarios de 1848, y el que, bajo su mandato, se sentaron las bases para la posterior firma del Concordato con la Santa Sede. Durante esta época se promulgó el nuevo Código Penal (22 de septiembre de 1848). Narváez cayó el 10 de abril de l 851, siendo sustituido en la Presidencia por Bravo Murillo. Durante el mandato de éste se automarginó de la política activa, no participando en la revolución de julio de 1854, ni en la vida política del Bienio Progresista.
La vuelta del moderantismo al poder en 1856 le reintegró a las responsabilidades de gobierno, llegando a presidir tres gabinetes: en 1856, 1864 y 1866, respectivamente. En todos ellos representó la política del moderantismo histórico y de la ortodoxia doctrinaria vinculada al monasterio íntegro del régimen político de 1845. Altemó en el poder sólo con la Unión Liberal, siendo el líder de ésta Leopoldo O'Donnell, su principal antagonista político. Su política en aquellos años se centró en la represión de cualquier conato de movimiento revolucionario. Cuando falleció en la primavera de 1868 (Madrid, 13 de abril), siendo presidente del gobierno, quedó descabezado el Partido Moderado, en un momento en que progresistas y demócratas articulaban lo que sería la revolución triunfante de septiembre de 1868. (JIMB) (605-607 pp.)

 

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