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Base documental
d'Història Contemporània de Catalunya.
Regnat d' Isabel II.(1833-1868). Liberalisme Moderat
(1843-1854)
El
Obrerismo Barcelonés (1842-1856). Orígenes de la lucha
social en Barcelona.
Font:
.ROURE, Conrad: Recuerdos de mi
larga vida.(3 vols).Barcelona: El Diluvio. 1925.vol.I
.63-69
Comentari:
El moviment obrer a Catalunya
s´inicia cap a l´any 1827 quan els obrers protestaren
per l´augment de la llargada de les peces tèxtils. Cap
a l´any 1840 es varen crear les primeres Associacions
obreres que sempre varen ser durament perseguides.
El text ens fa un lleuger repàs de les causes de la
misèria de la classe treballadora : la fi de la primera
guerra carlina; l´aparició de tallers tèxtils a
l´interior de Catalunya; el contraban i les bullangues.
Les iniciatives obreres varen ser reprimides durament
pels governs i sobre tot en el periode de 1854-1856,
sense cap mena de distinció. Els governants utilitzen
tots aquells recursos que tenien a mà per a fer-ho:
l´estat de setge, governants despòtics (capità
general), deportacions i execucions serviran per aixefar
aquest moviment.
Text:
Durante el bienio del 54 al 56 el
Gobierno español, con Espartero y O'Donnell a la cabeza,
y su representante en Barcelona, el general Zapatero,
persiguieron encarnizadamente a la democracia, que en
nuestra ciudad, más que en otra alguna de la Península,
daba muestras de gran vitalidad.
El liberalismo del duque de la Victoria, ya porque fuese
en él actitud oportunista o un ideal puramente teórico,
ya para tomar la revancha de las revueltas de la ciudad
condal contra su regencia en 1842, no se manifestaba en
acto alguno en que ante Barcelona pudiera demostrarlo.
En defensa del sostenimiento del régimen y de la
integridad nacional, ahogaba toda aspiración que viniera
de abajo y atajaba, cortando por lo sano, encarcelando o
fusilando, toda rebelión de los humildes, toda protesta
de los oprimidos.
En sus desvelos para defender el régimen, declaróse en
lucha abierta contra la democracia y en esto cayó en un
error. No toda la democracia, no toda la clase baja, no
todo el pueblo era enemigo del régimen. Una parte, si,
era declaradamente republicana y contraria a la
monarquía y a la aristocracia. Pero otra parte no tenía
ninguna mira política, no luchaba por otro ideal que por
e1 mejoramiento de la clase, no era otra cosa que
socialista.
Naturalmente que existía una gran afinidad entre
republicanos v socialistas, pero aquéllos no podían
convivir con el régimen, mientras que éstos sí.
No era justo que al <<obrero>> se le tratara
igual que al <<político>>. Este en ciertos
momentos puede ser un valor negativo o destructivo para
la nación. Pero aquél, el obrero, es siempre una fuerza
positiva, productora, base de riqueza nacional, y es de
ley y de conveniencia para el país su protección en
todos sentidos.
Los gobernantes del 54 v 56 no supieron hacer
distinciones, y al igual deportaron a Terradas, que era
republicano, pero no socialista, que a Clavé, que era
socialista, pero no republicano, pues si bien de tal se
le ha dado el nombre, es porque, por su obra
democrática, era enemigo de sus opresores, los
monárquicos, y afín a los republicanos, sus
protectores.
Pero si el régimen hubiese mejorado a la clase obrera,
Clavé se hubiera hecho monárquico, mientras que
Terradas hubiera continuado atacando a la monarquía.
Era una finalidad muy distinta la que movía a estas dos
mayorías, que se unían y luchaban contra un enemigo
común que las oprimía por igual y sin distingos.
Si Espartero y demás gobernantes de aquella época
hubieran sabido vislumbrar el problema, fácil les
hubiera sido solucionarlo, evitando inútiles e inocentes
víctimas y haciendo obra práctica, pues atrayendo a su
causa a una de las dos mavorías, a la par que hubiera
fortalecido su bando, hubieran debilitado al
contrincante.
Pero, ¿qué iban a ver aquellos liberales que durante su
poderío de cerca dos años, no se atrevieron a levantar
el estado de sitio de Barcclona y, para colmo de males,
nos mandaron a un monstruo como el general. Zapatero ?
Ante el trono, símbolo y sostén de una privanza
gubernamental en la que alternaban, no sabían ver otra
cosa que el fantasma destructor, según ellos, de la
blusa : la democracia... Y jamás se dieron cuenta de que
aquel fantasma no era uno solo, sino que eran dos : la
República y el socialismo.
* * *
La cuestión social habían comenzado en Barcelona por
los alrededores del año 42 extendiéndose a los pueblos
del llano y al resto del Principado.
Muchas y diversas causas contribuyeron a los albores de
la lucha.
La terminación de la guerra civil fué una de ellas,
quizás la de mayor importancia, pues muchos hombres
regresaron a la capital, licenciados de uno y otro bando,
y los jornales sufrieron una baja. Al mismo tiempo
pequeños industriales de pueblos rurales, tejedores,
curtidores, hiladores, etc., recomenzaron las tareas que
durante la fratricida lucha habían abandonado, tanto por
la poca seguridad comercial existente, como para acudir a
la lucha que les apasionaba, y entraron entonces en
competencia con los productos de las grandes fábricas,
ocasionando una nueva baja de jornales En el estado
continuo de revuelta por minoridad de Isabel II, se
hacía, de contrabando, cuantiosa entrada de materias
manufacturadas, con declarado perjuicio de la mano de
obra nacional.
Por otra parte, las bullangas cotidianas casi, eran causa
de que los abastecedores forasteros no se atrevieran a
traer a la ciudad sus productos, y la vida se encarecía
cada vez más.
Es decir que el obrero cobraba menos cuando la
manutención costaba más.
Consecuencia de ello fué la miseria que comenzó a
cundir.
En los pronunciamientos del 42 y del 43 notábase como
una desorientación en las protestas y en el
encauzamiento de las algaradas, que nadie sabía a que
causa atribuir.
En el 43 surgió el pánico por decirse que iban a entrar
libremente los algodones ingleses y que el Gobierno iba a
llamar las quintas en el Principado, y la revuelta tomó
mayores impulsos.
En medio del espíritu revolucionario general, la
desorientación se acentuaba. Los dirigentes de los
movimientos encontraban hostilidad en las soluciones que
proponían ; iban directos a un fin político y no
comprendían que aquel fin no convenía a la necesidad
social que hacía mover las masas... Y al lado de los
dirigentes reconocidos surgían hombres desconocidos, sin
experiencia alguna de la lucha, que obraban muchas veces
con desacierto, pero que representaban una mayoría
popular que les había elegido y les concedía su
confianza .
Y en el cerebro de los pol¡ticos, incluso de los
republicanos, se formaba un caos.
No veían la causa de aquella protesta continua en
aquellos que eran sus hermanos de barricada. No se
habían dado cuenta que el logro de su ideal no era un
logro práctico para todos.
Y es que unos tenían pan y luchaban por la libertad,
mientras que otros luchaban por el pan y la libertad les
importaba un ardite.
La lucha de estos últimos era la más trágica, pero
también la más sincera y la que merecía el triunfo.
Era la lucha del obrero barcelonés, no por su
conveniencia, sino por su existencia.
La clase media, los rentistas, los comerciantes, los
intelectuales, <<podían>> luchar por un
<<accidente>> por un objeto, por una
finalidad ideológica.
Ellos, los obreros, los hijos laboriosos de una tierra
honrada, <<debían>> luchar por una
<<base>>, por un sujeto, por la finalidad
más real para el hombre: la vida.
Era la lucha social en sus albores.
II
Las
primeras armas socialistas
En Inglaterra, en el año 1844, rompió las primeras
lanzas el socialismo en algunos distritos mineros, en que
los trabajadores, con gran tesón y unidad, opusiéronse
a los atropellos de que eran víctimas por parte de
algunos propietarios de minas.
La resistencia obrera duró largo tiempo, pero el
Gobierno tuvo la mala política de no solucionar el
conflicto, sino que se puso al lado de la injusticia,
defendiendo los intereses de los menos, que eran los
poderosos, y persiguiendo a los que razonadamente
protestaban, que era una mayoría de muchos miles de
obreros.
En la lucha, las autoridades apoyaron al capital y
atacaron al trabajo.
De tal injusticia nació un enconado odio de clases que
fomentó la unión de los obreros y la propagación de
sus ideales, robusteciendo de este modo la fuerza de
socialismo, que muy pronto se extendió por Bélgica y
Francia, pasando luego a los Estados Unidos.
En España, Barcelona sobre todo, la precaria situación
de las clases humildes era campo abonado para que los
ideales socialistas fructificaran rápidamente.
En ciertas fábricas los capitales empleados alcanzaban
un beneficio anual de un 40 por 100, mientras que el
jornal que ganaba el obrero de seis, siete u ocho reales
a lo sumo.
Y surgieron de entre los obreros, hiladores y tejedores
principalmente, propagandistas de las doctrinas
esparcidas en el extranjero, que abogaron para la
formación de Asociaciones a fin de conseguir un aumento
en los jornales, que les permitiera subvenir a sus
necesidades más estrictas, y otras mejoras que por
derecho correspondían a la clase.
***
Las primeras Asociaciones y surgidas en Barcelona no
obtuvieron la sanción oficial y tuvieron el carácter de
clandestinas, siendo disueltas en cuanto la Autoridad
conocía su existencia, pero vueltas a formar en seguida
por sus componentes.
Los tejedores fueron los más recalcitrantes, pues, por
lo que se desprende del artículo de un bando que
apareció durante el estado de sitio del año 1844,
denostaban e insultaban a los jornaleros que no
pertenecían a sus disuelta Asociación, por lo que el
jefe político de la provincia tuvo que tomar algunas
medidas.
Las Asociaciones organizaron con e fin único de
conseguir aumentos de salario, algunas huelgas, que
llamaban entonces <<operaciones>>. Los
obreros de una determinada fábrica dejaban de acudir al
trabajo y la Asociación correspondiente les subvenía el
jornal.
Cuando una Asociación de otro ramo y ésta le prestaba
su apoyo pecuniario para que pudiera continuar operando.
Pero la organización obrera era en extremo deficiente,
pues las autoridades no cesaban en sus persecuciones.
* * *
Durante la década del 44 al 54 el socialismo fué
infiltrándose en las masas obreras, que obtuvieron
algunas ventajas, aunque escasas, llevando a término
"operaciones" bien organizadas.
Pero los fabricantes se unieron, formando la Junta de
Fábricas de Algodón de Cataluña. que se fundó en
1847, v recabaron el apoyo de las autoridades, las
cuales, siguiendo el ejemplo de Inglaterra en España,
pusiéronse también al lado del capital, persiguiendo v
encarcelando a los obreros v llevando a cabo actos a
todas luces injustos.
Al realizarse el golpe de Estado del 54, los obreros, en
su afán continuo para obtener el aumento de jornal (del
que entonces tenían gran necesidad, pues el cólera
había llenado de miseria el Principado), se hallaban en
una enconada lucha con los fabricantes, quienes, antes de
ceder, habían preferido cerrar las fábricas.Los
obreros, aprovechando la revuelta y el hallarse las
autoridades atentas a los acontecimientos políticos,
realizaron algunos actos de violencia, siendo incendiada
la fábrica de Arnau.
Las masas que participaron en este acto se sintieron
tentadas, debido a su necesidad material y al
ofuscamiento que en la mente humana trae aparejada toda
violencia, a saquear la fábrica. A este objeto sacaron a
la calle la caja de caudales, y disponíanse a saltar su
puerta cuando Clavé apareció en medio de las turbas y
las arengó, haciéndoles comprender que con tal acto
iban a convertir un hecho noble en medio de la lucha, en
un vulgar robo. Las palabras del popular obrero-músico
fueron atendidas por la muchedumbre y aquellos infelices,
que bajo el yugo de la burguesía tenían en su hogar el
cuadro horrible de la miseria, dejaron intacta la fortuna
que la caja de caudales encerraba.
* * *
Pero los actos de aquellos días de revuelta, que, aunque
fué violenta, fué honrada, fueron severamente
castigados por las autoridades liberales (?) que subieron
al Poder, encarnizándose en la persecución contra
Clavé Columbí, Tresserra, Armengol, Barceló y
otros, a los que deportaba y encarcelaba, cuando no
hacía con ellos algo peor si, bajo el manto de la
justicia, podía llevar a término alguna arbitrariedad
trágica, tal como ocurrió al citado en último lugar,
cuya ejecución, a todas luces injusta, relatar en
el próximo apartado.
Pero estas medidas extremas, lejos de solucionar el
conflicto de la mayoría del pueblo barcelonés, no
hacían otra cosa que agravar la lucha y en nada
estabilizaban la situación.
(16).- En la revuelta contra Espartero, ocurrida en
Barcelona durante el mes de noviembre de 1842, tomaron
parte activísima en la misma, siendo individuos de la
" Junta Popular Directiva Provisional", Juan
Manuel Carsy, periodista casi desconocido en nuestra
capital; Bernardo Xinxola, un honrado obrero sin ninguna
significación política; Crispín Gaviria, vendedor
ambulante, y otros varios, a los que los cándidos
liberales creían vendidos al oro del absolutismo, pues
no se explicaban de otra manera su predicamento popular.
La influencia socialista que aquellos individuos podían
tener era desconocida por los políticos de entonces y
los célebres caudillos de <<patuleas>> el
famoso Policay, Juan Gibert (a) El Peixeter, Miguel Soler
(a) Carcana era tildados de desalmados y saqueadores,
pues no sabían explicarse más que suponiéndoles
repartidores de botín, su dominio sobre las
muchedumbres.
(17).-
En Barcelona habían existido Asociaciones con el nombre
de << Gremios de Artesanos>>, pertenecientes
a los diversos ramos de la industria, artes y oficios que
en nuestra capital se hallaban establecidos.
Los <<Gremios de Artesanos de Barcelona>>
tenían sus ordenanzas gremiales por las cuales de una
manera autonómica e independiente se regía cada
oficio.La reina Cristina, en nombre de su hija Isabel II,
quiso, en un Real decreto de 20 de enero de 1834,
restringir los fueros de los <<Gremios>> y
entonces éstos se disolvieron.
En 7 de agosto de 1847 el Jefe Superior Político de la
Provincia, ante e mal cariz que presentaba la situación
obrera, quiso implantar de prisa y corriendo los
<<Gremios>>, pero los trabajadores, que ya no
eran <<artesanos>> sino
<<obreros>>, no le secundaron, pues el
<<Gremio>> no equivalía a la
<<asociación>>, que era la necesidad que
entonces se imponía.
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