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Base documental
d'Història Contemporània de Catalunya.
Restauració 1 (1874-1898) - Fonaments de la Restauració
(1874-1898)
Els
afusellaments de Montjuïc (4 de Maig de 1897)
Font:
SEMPAU, Ramon:Els afusellaments
de Montjuïc (4 de Maig de 1897).A: SEMPAU,Ramon:Los
Victimarios.Barcelona:Garcia Manet Editores.1900. 420 pp.
Comentari:
Els cinc afusellaments de
Montjuïc el 4 de Maig de 1897 va ser el moment culminant
de la repressió exercida per les autoritats sobre el
moviment obrer i a l´anarquisme en particular. El motiu
va ser la bomba a la processó de Corpus al carrer Canvis
Nous (7 de Juny de 1896) on varen morir 12 persones i hi
hagué més de 30 ferits.
Els empresonaments arbitraris, la causa judicial i el
judici es varen fer sense cap mena de garanties. Moltes
de les confessions varen ser tretes sota tortures, fins
al punt que un dels afusellats embogí.
Les campanyes de denúncia en l´àmbit nacional i
internacional aconseguiren retornar els desterrats (1897)
i indultar els empresonats.
Text:
El fusilamiento
Ese fallo era el resultado de la protesta unánime á que
nos referíamos a1 enumerar los periódicos y
agrupaciones que, así en España como en el extranjero,
elevaron la voz en favor de la inocencia oprimida; pero
ya se comprenderá que el gobierno no podía rectificar
su error sin grave quebranto de su autoridad; ni Cánovas
era hombre que se dejase ablandar fácilmente por los
ruegos y manifestaciones más ó menos platónicas. La
sentencia por absurda que fuese debía cumplirse, y la
vindicta pública, no menos que el sentido común
burgués pedía que se fusilara por lo menos al, autor y
1os coautores del atentado.
De este modo se armonizaba el principio de justicia con
cierta declaración del inspector Tressols, que desde el
primer momento había asegurado lo siguiente: Es
preciso que el autor parezca, y parecerá; debe estar
entre los detenidos.Sé que habrá cuadro (Quería
decir que se fusilaría á varios procesados). El por su
parte pretendía que se atormentara también á las
mujeres para obligarles á que declararan lo que
supiesen. Un Philadelphus Orchys cualquiera resulta menos
cruel que ese desdichado Vinagret.
Se puso en capilla a los condenados el día 3 de Mayo,
ocupando cada uno de ellos un calabozo. Se les maniató y
se les prohibió gritar, á la vez que se hacían los
preparativos necesarios para el doble enlace de Luis Mas
y Tomas Ascheri con Salud Borrás y Francesca Saperas. La
triste ceremonia se efectuó como es sabido, en aquellos
calabozos pocas horas antes de la ejecución. Así, el
capellán encargado de bendecir a los cónyuges pudo
vanagloriarse de haber conquistado para el cielo dos
almas, á las que para mayor seguridad de una conversión
definitiva, se enviaría muy pronto á su destino por el
atajo más corto y con el más oportuno viático.
Respecto á los demás reos no se les pudo convencer y la
prohibición que antes hemos aludido no sirvió para
nada. Molas, Nogués y Alsina no cesaron de protestar de
su inocencia mientras estuvieron en capilla, y para
acallar sus gritos hubo necesidad de anticipar la hora de
crimen.
Luis Mas, en un momento de lucidez, unió su voz a las
imprecaciones de sus compañeros, persistiendo los cuatro
en su enérgica actitud, á pesar de las advertencias que
se les dirigieron. Los soldados conmovidos no sabían que
hacer y los oficiales se aturrullaron, todos convencidos
de que tales quejas no se producían sin motivo. ¡Cómo
podían aquellos infelices, si se hubieran sentido
culpables, acriminar con tan extremada dureza á los que
les condenaban una muerte ignominiosa por la enormidad
del delito! .
De Ascheri se ha dicho que fué un enigma desde el primer
momento en este monstruoso proceso (1). Murió, al
parecer, convertido. En su conciencia debió librarse una
terrible batalla. EI fué, obligado por brutales
tormentos, el principal acusador de tantos inocentes que
ahora una justicia inicua castigaba inflexible. Ascheri
es la hechura de los Marzo y sus esbirros y la obra
acabada por los jesuitas. Se hizo de este desgraciado un
autómata que ni aun en los últimos momentos tuvo vigor
para reaccionar y mostrarse hombre. Su conversión en
estas circunstancias no tiene valor alguno. Su posible
culpabilidad, pudiendo tal vez ser clara y evidente, ha
quedado envuelta en el misterio. La imparcialidad nos
obliga á proclamar aquélla y cierta la inocencia de los
demás. EI respeto y la consideración debidas á los
hombres que han dejado de existir y no pueden por tanto
revelarnos los secretos móviles de sus actos ni
prestarase á la comprobación de sus culpas, inclínanos
a prescindir de consideraciones que si pudieran redundar
en beneficio de una idea, podrían también escarnecer
una honra robada y una inocencia desconocida.
Barcelona, España, el mundo todo ha presenciado con
horror el término terrible de esta tragedia que comenzó
en la calle de Cambios Nuevos.
Un periódico esencialmente reaccionario, órgano de
todos los gobiernos, lo reflejaba admirablemente en este
telegrama que produce escalofríos de terror.
Barcelona 4, (7 m.)
A las tres de la madrugada empieza á notarse animación
en las inmediaciones del castillo de Montjuich y en los
caminos que conducen á la montaña.
Por la carretera suben fuerzas de policía y de la
guardia civil, destinadas á vigilar el recinto donde va
á verificarse la ejecución.
Los regimientos de caballería de Borbón y de Tetuán
toman posiciones para formar el cuadro.
Acude una inmensa multitud, en la cual las mujeres están
en mayoría.
Suben por la cuesta de Montjuich los dos furgones
destinados á trasladar al cementerio los cuerpos de los
ejecutados.
La noche ha sido oscura y nublada.
Corre un fresco impropio de estos días, y lo desapacible
del tiempo acaba de hacer triste y negro el paisaje,
dándole aspecto pavoroso.
Empieza a amanecer.
Gracias á la amabilidad del jefe de vigilancia Sr.
Plantada, consigo al fin penetrar en el sitio en que ha
de ejecutarse á los condenados.
Forma este lugar una extensísimo foso, dominado por la
muralla inmediata.
EI camino está atestado de gente, y los agentes apenas
pueden contener al público, que se sitúa junto á la
muralla, cubriendo materialmente los alrededores del
castillo.
A las cinco de la mañana salen por la poterna que da al
foso dos compañías de cazadores de Figueras encargadas
de la ejecución.
Algunos minutos después aparece por la misma poterna la
fúnebre comitiva.
Ascheri lleva blusa y va junto á un sacerdote, que
empuña un crucifijo.
Siguen Más y Nogués, vestidos de chaqueta.
Molas viste una blusa azul, y Alsina blanca y larga.
Todos llevan la cabeza descubierta... y las manos atadas
á la espalda por una cuerda que cogen los soldados.
Acompañan á los reos todos los hermanos pertenecientes
á la cofradía de Nuestra Señora de los Desamparados,
el piquete encargado de la triste misión, el médico
forense y el juzgado municipal.
La comitiva sigue á lo largo del foso.
La presencia de los reos produce en el numeroso público
profunda impresión.
Los reos miran impávidos á la gente y no contestan á
las frases de consuelo que los cofrades les dirigen.
Mas ríe y mueve sarcásticamente la cabeza.
Nogués anda con gran soltura.
En cuanto llegan á la pared del foso señalado para la
ejecución, el oficial del piquete llama á los
sentenciados por sus nombres para que adelanten tres
pasos, como así lo hacen rara seguridad.
Molas grita: ¡Soy inocente! ¡ Asesinos!
Mas añade: ¡Viva la anarquía!
Alsina prorrumpe también con firmeza: ¡Muera la
Inquisición! ¡Esto es un asesinato!
El público oye estos gritos sobrecogido de terror. La
escena es imponentísima.
La firmeza y obcecación de los reos causan tanta
tristeza como asombro en la gente, y se ve en todos los
semblantes pintada la turbación más honda.
Nogués dice dirigiendose al piquete: ¡Fuego! ¡fuego!
Molas pide á los soldados que se acerquen más.
EI oficial que manda la fuerza ordena á los reos que se
arrodillen, y así lo verifican.
Nogués dice con serenidad: ¡Apuntad bien! ¡No hagáis
padecer!.
Mollas grita con fuerza: ¡Viva la revolución social!
Oyense repetidas voces de: ¡Somos inocentes!.
El oficial agita el pañuelo.
EI público, más conmovido á cada instante que pasa.
Suena la descarga.
Caen todos los sentenciados, menos Alsina.
Se disparan muchos tiros para rematarlos.
El médico certifica la defunción de los reos.
Estos quedan en posturas inverosímiles.Las balas Maüser
les han destrozado horriblemente.
Colócaseles en los respectivos ataúdes, y se organiza
la comitiva que acompañará á los cadáveres el
cementerio.
Las tropas se retiran. .
El público empieza a dispersarse también, siempre
impresionadísimo.
(La Correspondencia de España, Madrid 4 de Mayo.)
(1).- La Barbarie gubernamental en España.
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