Base documental d'Història Contemporània de Catalunya.
Restauració 1 (1874-1898) - Fonaments de la Restauració (1874-1898)
 

La mujer

Font:
Pi y Margall, Francesc: La mujer. A: VALENTI, Ignasi [ et. al.].España 1898.Francesc Pi y Margall.Madrid: Edición Materiales.1968.

Comentari:
Francesc Pi y Margall (1824-1901) analitza el paper de la dona en la societat occidental.
Les dificultats d´una dona francesa en la seva vida acadèmica, li fa ressaltar les contradiccions que hi havia sobre el paper de la dona.
En l´Estat Espanyol destaca que una dona és la cap d´Estat en règim de regència, per tant pot fer altres professions.

Text:
Imposible parece la inconsecuencia de los Gobiernos de nuestra raza. El lector recordará que hemos hablado de una joven francesa que ha seguido en París la carrera de Derecho. Hubo de trabajar no poco para que la doctorasen, y alhora no puede conseguir que se le permita el ejercicio de la abogacía. ¿ Habrá mayor inconsecuencia ? Si se le dejó asistir a las aulas , ¿ por qué no se había de doctorarla ? Si se la doctoró, ¿ por qué se le ha de impedir que abogue ante los tribunales?.
Es tanto más notable esta falta de lógica, cuanto que, según nuestras noticias, es lícito a la mujer en Francia el ejercicio de la Medicina. Comprenderíase que el Estado, siguiendo la opinión de los que creen que debe reducirse la atención de las hembras al cuidado del hogar y la familia, les vedara en absoluto el acceso a las enseñanzas superiores, o cuando menos la facultad de ejercer las profesiones a que estas enseñanzas conducen; de haber obrado así, nadie podría hoy tacharle de ilógico ni de injusto, ni siquiera aquellos que quieren para la mujer todas las ocupaciones y todas las carreras.
Ouisiéramos ahora que nos dijera el Gobierno de Francia qué inconveniente hay en que una mujer defienda el derecho y la justicia, ya escribiendo, ya perorando. Ejerciendo la abogacía, ¿en qué podrían padecer su pudor ni su decoro ? ¿ No podrían padecer mucho más en el de la Medicina y la Cirugía? Podrían padecer también en el de la Arquitectura. De todas las profesiones liberales, la de abogado es, sin duda, la que mejor le cuadra.
La conducta del Gobierno francés nace a nuestro juicio, de lo apegada a la tradición y la rutina que es toda nuestra raza. No se vio jamás que una mujer vistiese la toga en los tribunales, y ¿habríamos de verlo ahora? Si se lo consintiéramos, deberíamos luego dejar que entrase en la magistratura y administrase justicia. ¡Administrar justicia una mujer! ¡Horror de los horrores!.
En nuestra nación las antiguas reinas administraban justicia; y si las modernas no la administran;hacen que en su nombre se la ejerza. Son no sólo fuente de justicia, sino también jefes del ejército y la armada, y árbitras de la suerte del reino. Nombran y deponen a los ministros; convocan y disuelven las Cortes, y pueden poner el veto a cuantas leyes eI Parlamento dicte:
Ni ¿ qué significa que la mujer no haya jamás vestido la toga? Todo progreso ¿no es acaso mudanza? En los Estados Unidos de la América del Norte, en que hay otra raza y otro espíritu, la mujer ejerce toda clase de profesiones y tiene abiertas todas las Universidades y todas las escuelas. Letradas hay muchas; y en el Estado de Montaña hay una que es fiscal de la Audiencia.
No existen allí las preocupaciones que aquí tenemos. En la ciudad de Kansas está hoy una mujer al frente de una brigada de bomberos, y en la Universidad de Boston hay otra que es profesora de Elocuencia.
Allí hay para todo un criterio fijo. Reina allí la libertad, y aquí ni la libertad ni la servidumbre.

 
 

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