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Base documental
d'Història Contemporània de Catalunya.
Restauració 1 (1874-1898) - Fonaments de la Restauració
(1874-1898)
La
instrucción pública
Font:
Pi y Margall, Francesc: La
instrucción pública.A: VALENTI, Ignasi [ et.
al.].España 1898.Francesc Pi y Margall.Madrid: Edición
Materiales.1968. 143-144 pp.
Comentari:
Un cop més Francesc
Pi y Margall (1824-1901) critica el desinterès
de l´Estat i de persones privades cap a l´ensenyament i
més preocupats en construir esglésies i plaça de
toros.
Text:
Nos avergüenza el estado de la
instrucción pública en España. Nos avergüenza sobre
todo, cuando vemos la indiferencia de nuestros hombres de
Estado por generalizarla, y el ningún interés de la
gente acaudalada por favorecer obra de tanta
trascendencia.
En los Estados Unidos, sólo el de Nueva York ha
invertido el año 1899 en instrucción pública más de
treinta nueve millones de pesetas. La Universidad de
Chicago ha tenido desde el año 1899 un bienhechor que
lleva dados 7.686.000 pesos. ¿Dónde están aquí los
bienhechores de las escuelas?
¿ Qué hombre de Estado hay que se atreva a poner para
la instrucción en el presupuesto de gastos ni siquiera
un millón de duros ?.
No tenemos un solo hombre político que conozca las
necesidades de la Nación y esté a la altura de las
circunstancias. No tenemos ciudadanos que cifren su
gloria en levantar monumentos a la enseñanza y a la
ciencia. Cuando hay uno que deja fondos para la creación
de una o más escuelas o los da con el fin de dotar de
edificio un Instituto, llega a parecernos, aun siendo
español, un hombre de distinta raza.
Para templos abren aquí los acaudalados la bolsa.
La abren mejor para construir plazas de toros que para
erigir escuelas. Protegían antes los nobles la gente
letrada, imitando a Mecenas; hoy, ni esto hacen; saben
más de caballos que de letras.
¿Qué Observatorios, qué Museos, qué Bibliotecas,
conocéis debidos a particulares? Si algún Museo o
alguna Biblioteca recordáis, de gentes modestas más que
de altas fortunas las veréis nacidas. Está, al parecer,
reñida la fortuna con la ilustración de los pueblos.
Los gobiernos tampoco saben estimular a los ciudadanos.
Prodigan más los honores a los que matan que a los que
dan vida, más a los imbéciles que lo solicitan que a
los bienhechores que lo merecen.
Ni ¿cómo han de estimular a los ciudadanos a que se
sacrifiquen por la enseñanza, hombres que la posponen a
la religión, a la guerra, a la holgura de las clases
pasivas, al escandaloso fausto del alcázar de los Reyes?
Regis ad exemplum totus cumponitur orbis. Aquí
el Estado es el peor de los ejemplos.
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