Las escuelas públicas francesas incluirán
la religión dentro de las materias existentes
Un informe del filósofo Régis Debray, excolaborador de Fidel
Castro, asegura que el mundo "es incomprensible si no se sitúan las
religiones"
Joan Miquel Corbí, 11/4/2002
El ministro francés de Educación, el socialista Jack Lang,
introducirá en la enseñanza pública la religión no como una
asignatura nueva, sino dentro de las materias que ya existen. La
medida se basa en un informe que acaba de presentar al gobierno el
filósofo Régis Debray, curiosamente un ex colaborador de la
revolución cubana y amigo durante muchos años de Ernesto Che Guevara
y Fidel Castro. En el documento, de 35 páginas, Debray asegura que "el
conocimiento del hecho religioso es hoy una condición para la
libertad de conciencia" y subraya la necesidad de una "formación
seria" del profesorado para transmitir conocimientos sobre religión
dentro de algunas materias como la filosofia, la historia, las artes
plásticas y la música (...)
"No hay zonas prohibidas para un laico. El estudio del hecho
religioso no es más que la prolongación de las enseñanzas
fundamentales. Es un medio como cualquier otro de volver a estos
conocimientos... La geografía del mundo contemporáneo es
incomprensible sin situar las religiones en el espacio". Así se
expresaba Régis Debray, en un intento de tranquilizar también a las
tendencias más laicistas, durante el acto de presentación del
informe encargado por el gobierno de Lionel Jospin a finales del año
2001. El encargo llegó precisamente cuando el filósofo acababa de
publicar el libro Dios, un itinerario, un ensayo sorprendente
para muchos teniendo en cuenta los antecedentes marxistas del autor.
Por su parte, Jack Lang había planteado ya la conveniencia de
introducir o aumentar la enseñanza del hecho religioso después de
los atentados del 11 de septiembre (...) El informe de Régis Debray
asegura que la mayoría de estudiantes tiene una incultura total
sobre el hecho religioso, con la única excepción de los niños
musulmanes, una realidad nada lógica ni coherente. En esta
línea, el trabajo concluye que acabar con este desconocimiento
permitirá, entre otras cosas, combatir el peligro de conversión del
mismo hecho religioso en una semilla de sectas o fanatismos.
Evidentemente, algo falla cuando en un Estado, por muy laico que
sea, saben más de religión los cuatro millones de musulmanes (7% de
la población de Francia) o los 600.000 judíos (1%) que los 46
millones de católicos (80%).
"El laicismo de la inteligencia"
El ministro francés de Educación, Jack Lang,
considera que "ha llegado el momento de pasar del laicismo de la no
competencia -aquello que es religioso no nos afecta- al de la
inteligencia -nuestra obligación es comprenderlo-". En este sentido,
dice que "sin intervenir en el dominio privado de las creencias, por
razones históricas y culturales la escuela tiene que estar atenta a
la aparición de las grandes religiones monoteístas -judaísmo,
cristianismo e Islam-, así como a los movimientos de contestación
que generan y a los dos grandes libros que son la Biblia y el
Corán".
Como destaca el libro Dios, un itinerario, "una escuela
auténtica y serenamente laica tiene que transmitir conocimientos
sobre las creencias y ritos y suministrar a todos los alumnos una
cultura abierta sobre el hecho religioso". Y es que quizás en
Francia los responsables políticos se empiezan a dar cuenta de que,
en la línea del estudio de Debray, la auténtica laicidad no es el
combate contra las religiones.
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