10è aniversario
de Filópolis
 
 
 
 



Cervantes se sirve de la fuerza cautivadora de las paradojas. En su obra Don Quijote de la Mancha, capítulo LII de la segunda parte, narra la presentación a Sancho Panza, cuando era gobernador del ínsula Barataria, de la paradoja del ahorcado.

Una paradoja es un enunciado o una argumentación que conduce a dos conclusiones mutuamente excluyentes o contradictorias. Así, es paradójico el enunciado "Esta oración es falsa". Las paradojas son enunciados o argumentaciones que maravillan por su capacidad de sorprender, de ir contra la opinión general o contra el resultado previsible (paradoja, del griego "para" contrario y doxa "" opinión).

 
 
     - Señor, un caudaloso río dividía dos términos de un mismo. Señorío, y esté vuestra merced atento, porque el caso es de importancia y algo dificultoso... Digo, pues, que sobre este río estaba una puente, y al cabo de ella, una horca y una como casa de audiencia, en la cual de ordinario había cuatro jueces que juzgaban la ley que puso el dueño del río, de la puente y del señorío, que era en esta forma: "Si alguno pasare por esta puente de una parte a otra, ha de jurar primero adónde y a qué va; y si jurare verdad, déjenle pasar: y si dijere mentira, muera por ello ahorcado en la horca que allí se muestra, sin remisión alguna". Sabida esta ley y la rigurosa condición de ella, pasaban muchos, y luego en lo que juraban se echaba de ver que decían verdad, y los jueces los dejaban pasar libremente.
Sucedió, pues, que tomando juramento a un hombre, juró y dijo que para el juramento que hacía, que iba a morir en aquella horca que allí estaba, y no a otra cosa. Repararon los jueces en el juramento, y dijeron: "Si a este hombre le dejamos pasar libremente, mintió en su juramento, y, conforme a la ley debe morir; y si le ahorcamos, él juró que iba a morir en aquella horca, y, habiendo jurado verdad, por la misma ley debe ser libre". Pídese a vuesa merced, señor gobernador, qué harán los jueces de tal hombre; que aun hasta ahora están dudosos y suspensos, y, habiendo tenido noticia del agudo y elevado entendimiento de vuestra merced, me enviaron a mí a que suplicase a vuestra merced de su parte diese su parecer en tan intricado y dudoso caso.

 
 
  Si el enunciado Esta oración es falsa es verdadero, entonces la oración es falsa. Si este enunciado es falso, entonces la oración es verdadera. En el caso de la paradoja del ahorcado, sucede lo mismo. Un hombre afirma vengo para que me ahorquen, si se cumple, es decir, se ahorca, no se tiene que ahorcar; si no se cumple, es decir, no se ahorca, entonces se tiene que ahorcar.

Hay paradojas matemáticas, lógicas, semánticas,... Esta es semántica, como la antigua paradoja del mentiroso (El cretense Epiménides afirmaba que "Todos los cretenses al hablar mienten"). Evitar la autoreferencia de los enunciados es un primer paso para evitar situaciones paradójicas. Cuando afirmo "Barcelona es polisílaba", no me refiero a la ciudad, sino a la palabra: hay autoreferencia. Se evita la autoreferencia distinguiendo entre lenguaje objeto y metalenguaje.