2. Esbozo de la polis o estado Los humanos no son seres autosuficientes; el origen de la polis radica en la impotencia individual para satisfacer las propias necesidades. Hace falta una organización en la que las personas realicen tareas en función de sus capacidades o naturaleza. A partir de aquí, Platón defiende la conveniencia de tres clases sociales: la de los gobernantes (formada por los hombres más prudentes y sabios), la de los militares (los dotados de valentía) y la de los productores. En resumen, sólo dos clases, la de los guardianes del estado (gobernantes y militares) y la de los trabajadores. En esta organización, por encima de los intereses de cualquier de las clases, prevalece el bien de la totalidad del estado. Y en un estado habrá justicia si cada cual hace lo que le corresponde en función de su naturaleza o clase social. La cuestión que centrará a menudo la búsqueda de Platón es sobre cómo se ha de educar los guardianes del estado, especialmente los que llegarán a ser los gobernantes. La educación requiere un proceso constante de selección: son los más excelentes, hombres o mujeres, los que han de llegar a ser gobernantes. El camino educativo pasa por control de lecturas y cantos; se fundamenta en la gimnasia y la música; exige dominio de la aritmética, la geometría, la astronomía; ciencias éstas que preparan para la ascensión dialéctica. ¿Quién tiene que gobernar pues? Los más excelentes, es decir, aquellos que con el dominio de la dialéctica se hayan elevado y captado la idea de estado perfecto. Por lo tanto, hace falta que o bien los filósofos gobiernen, porque se supone que han ascendido por el camino del conocimiento, o bien los que ahora gobiernan filosofen. Platón establece un paralelismo o analogía entre el alma justa y el estado justo; y del mismo modo que una alma puede devenir enferma o injusta, un estado o polis también puede sufrir enfermedades. Así, en orden creciente de patología, la timocràcia, la oligarquía, la democracia y la tiranía; todos son desviaciones del estado perfecto o aristocrático, és decir, el estado gobernado por los mejores. 3. Esquema, pasajes y reconstrucciones.
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