Cuando Zaratustra tenía treinta
años, abandonó su patria y el lago de su patria y marchó
a las montañas. Allí gozó de su espíritu y de la soledad, y durante
diez años no se cansó de hacerlo. Pero al fin su corazón se transformó,
-y una mañana, levantándose con la aurora, se colocó
delante del sol y le habló así:
«¡Oh gran astro! ¡Qué sería de tu felicidad si no tuvieras
aquéllos a quienes iluminas?
Durante diez años has venido subiendo hasta mi caverna: sin mí,
mi águila y mi serpiente tu te habrías hartado de tu luz y de este
camino...»
Nietzsche Así habló Zaratustra (Primeras palabras) |