TROVADORES Y CABALLEROS

 

 

 

INTRODUCCIÓN.

 

Han pasado unos cuantos siglos desde los últimos caballeros, en el sentido estricto de la palabra. La imagen que de aquellos personajes pueda tener hoy el ciudadano medio procede de las películas sobre Ricardo Corazón de León, Los Caballeros de la Mesa Redonda, Merlín el Encantador, Ivanhoe, Robin Hood, el Cid... a los más instruídos, además, directamente del mundo de la literatura: Amadís de Gaula, Tirant lo Blanc... en última instancia, del Quijote. En nuestro trabajo procedemos a un acercamiento al mundo de la caballería también de modo indirecto, también de la literatura contemporánea a los caballeros. Veremos como la poesía trovadoresca nos ofrece una serie de pistas, la mayor parte de las veces tangenciales, sobre el mundo de la caballería que hay que sumar a los conocimientos que nos dan, de modo mucho más directo, los propios tratados y novelas de caballerías. La poesía provenzal y el mundo de la caballería tienen unos claros paralelismos que intentaremos delimitar.

 

FUENTES PARA EL ESTUDIO DE LA POESÍA TROVADORESCA Y EL MUNDO CABALLERESCO.

 

Para el estudio de la poesía trovadoresca en nuestro país, una de las obras más exhaustiva que conocemos es la de Martín de Riquer: Los trovadores. Historia literaria y textos. Barcelona. Ariel, 1983, en tres gruesos tomos, que nos proporciona información sobre el mundo de los trovadores y su obra (incluye casi cuatrocientas poesías). Para el filólogo más interesado en la métrica y las características estróficas de las composiciones trovadorescas que en lo que sería propiamente la historia de los trovadores, son de mucha utilidad las obras de Frank, I.: Trouvères et Minnesänger. Saarbrüken. Publications de la Université de la Sarre. 1952 y Repertoire métrique de la poésie des trobadours. París. Librairie Ancienne Honoré, 1957. También es digna de mención la clásica Poesía juglaresca y orígenes de las literaturas románicas de R. Menéndez Pidal, de 1957. Otro acercamiento más actual la mentalidad de los trovadores, que incide en la figura de los trovadores-nobles (y también al mundo del roman), es el propuesto por René Nelli: Trovadores y troveros. Palma de Mallorca. José J. de Olañeta, editor. 1987, que se centra en el concepto del amor cortés (Fin'amor), en una edición muy cuidada y profusamente ilustrada. Este mismo autor había publicado antes, en esta línea, L'érotique des troubadours (de 1963). Para un conocimiento sobre el mundo caballeresco se puede atender al prólogo de Viña Liste, J. Mª,: Textos medievales de caballerías. Madrid. Ed. Cátedra, 2000, así como, por su síntesis y claridad, Tratados de Caballería; Desafíos, Justas y Torneos, de José Luis Martín y Luis Serrano Piedecasas en FISIS, pg. 46-97. Sobre la sociedad bajomedieval en general continua siendo un clásico difícil de desbancar Huizinga, J.: El otoño de la Edad Media. Madrid, Alianza Editorial, 1985.

 

PARALELISMOS DEL MUNDO TROVADORESCO CON EL MUNDO CABALLERESCO.

 

El paralelismo que se puede establecer entre el ideal trovadoresco y el caballeresco es inmediato. Como veremos más adelante, muchos de los trovadores eran caballeros (condes, duques, reyes, caballeros venidos a menos...), era imposible que sus circunstancias vitales no resultasen reflejadas en sus obras. Pero hay otros paralelismos, además de la temática tratada en la poesía trovadoresca, que quisiéramos destacar. En cuanto a su gestación, que ambos mundos necesitaron del empuje oriental. El mundo caballeresco se justificaba en sus inicios por la situación defensiva que se produjo en el sur de Francia ante el ataque musulmán. Más tarde, las cruzadas acabarían de definir este modus vivendi. Parece ser que la poesía trovadoresca también se gestó bajo influencia oriental. La imagen idealizada de la mujer y del amor que se ofrece en la poesía trovadoresca puede que surgiese de la penetración de las teorías neo-aristotélicas o del cristianismo platónico, filosofías conocidas a través de los musulmanes (del averroísmo, por ejemplo). Es influjo oriental la humildad amorosa y obediencia a la dama: "los emires se inclinaban ante las damas", dice R. Nelli . El hecho de considerar a la mujer como un señor feudal, por encima del hombre contrastaba con la sociedad medieval cristiana al uso, en la que la mujer era un objeto más de las posesiones del hombre. Ahora bien, también hay que tener en cuenta que se trata de una especie de artificio, de juego, en el que "grandes señores y grandes damas aparentaban jugar, fuera de las diferencias sociales reales; unos al juego de la excesiva humildad y las otras al de la resistencia altiva". En cuanto a su disgregación, su desaparición, podemos observar la existencia casi contemporánea de la tendencia reglamentadora sobre un mundo que se desvanece. En la poesía trobadoresca empiezan a abundar hacia el s. XIV leys d'amor que tenían como objetivo enseñar o fijar las normas de la correcta escritura, haciendo coincidir las reglas poéticas con las morales de un modo más estricto que las primitivas Razós de trobar de Raimon Vidal de Besalú o las leys d'amor de Guilhem Molinier de principios del XIII. El espíritu ordenancista también se dispara en el mundo de la caballería cuando ésta empieza a perder su sentido primitivo reglamentando toda su vertiente artificiosa de pompa, boato y lucimiento. Finalmente, en cuanto a los conceptos que maneja la literatura románica provenzal podemos encontrar clarísimos paralelismos. Algunos expertos en la materia no ven una trasposición o imitación clara de los ritos vasalláticos en el Fin'amor; no se trataría de un calco o una metáfora sobre algo preexistente; ven en ese paralelismo más bien una cuestión de mentalidad: una misma mentalidad que produce los mismos efectos. Pero hechos como el de que la amada tome a su amado (servidor) entre sus manos aceptándolo y cobijándolo nos parece claramente una copia del rito mediante el cual el señor feudal toma entre sus manos al vasallo en la ceremonia del pacto feudal. Son tantos los términos o conceptos propios del lenguaje vasallático o nobiliar aplicados a la relación amorosa que no nos detendremos más aquí sino citando algunos de ellos : servus, occasio, convenire, fieu (feudo), forisfacto, excondiscere, largueza, acuydamentum...

Otro banco de datos paralelos entre el amor cortés, trovadoresco, y la caballería nos lo proporcionan los conceptos de prueba y voto. Que el amante se vea sometido a ciertas pruebas para que el amor sea, de algún modo, demostrado, así como que el caballero deba realizar una serie de pruebas para demostrar, del mismo modo, que es digno caballero es un lugar común en la literatura medieval. También se da el caso mixto de que un caballero deba demostrar su caballerosidad ejecutando ciertas pruebas para una dama. Parece ser que las pruebas a las que son sometidos los amantes proceden de una tradición céltica, visigoda o franca (las geis célticas), reflejada también en la literatura francesa antigua de María de Francia y sus Lais. Por ejemplo, el de Lanval que por la obligación -voto- de guardar silencio sobre su hada amada se ve vituperado y calumniado por la reina Ginebra, hasta el punto que ésta le lleva a juicio ante su marido, el rey Arturo. Es muy posible que las pruebas a las que se ven sometidos amantes y caballeros tengan un substrato común etnológico, compartido por varias culturas, relacionado quizás con la selección de los mejores ejemplares para la especie. Huizinga apuntaba a este respecto que la ceremonia del espaldarazo tiene relación con los ritos de entrada en la adolescencia. Para este mismo autor, "el sentido del voto es el de imponerse una privación, como estímulo para apresurar la ejecución del hecho prometido". Esta definición no abarca otros significados del "voto" caballeresco; aquellos heredados de su dimensión religiosa, a saber, los votos de pobreza, obediencia, castidad conyugal y perfección moral. En los protagonistas-amantes de la lírica trovadoresca podemos encontrar uno y otro sentido de "voto". Por una parte votos del amado que necesita demostrar su amor a ultranza; por otra parte votos de fidelidad: pobreza (entendida en cuanto renuncia a bienes a cambio del amor), obediencia a los designios de la señora-amada, castidad (se acepta el amor normalmente ilícito entre la amada y el trovador, pero si la mujer tiene varios amantes ya cae en la consideración casi de prostituta). Pero, a nuestro entender, el voto que más se asemeja entre caballero y trovador es el último, el de la perfección moral de la persona, la summa perfectio. La caballería proporciona la summa perfectio, el amor del trovador también; es en el estado de enamoramiento en el que el trovador encuentra motivo para su perfeccionamiento.

 

CABALLEROS-TROVADORES Y TROVADORES-CABALLEROS

 

Además del contenido de las poesías trovadorescas, de su intención, de la imagen que proporcionan del amado o de su relación con la amada, conviene tener en cuenta también el mundo del escritor, de propio trovador a la hora de establecer paralelismos entre trovadores y caballeros. Al margen de la existencia de obras de trovadores sobre el mundo de la caballería, como el tratado de más de 400 versos de Amanieu de Sescars, Ensenhamén del escudièr, es palpable la contaminación laboral entre caballeros y trovadores, existiendo una buena lista de nobles caballeros que ejercitaron el arte de trovar o trovadores que lo hicieron respecto del de guerrear, aún no llegando a ser verdaderamente caballeros algunos de ellos. A continuación ofrecemos una lista de algunos de los más conocidos trovadores pertenecientes al mundo de la caballería o de la nobleza que nos servirá como prueba de lo que comentaremos más adelante:

 

 

NOMBRE DEL TROVADOR NOBLEZA (o relación con la caballería)
GUILLERMO IX Duque de Aquitania (de Peitieu)
MARCABRÚ Soldado
BERTRÁN DE BORN Barón feudal, vasallo de los duques de Aquitania
RAIMBAUT D'AURENGA Conde de Orange, vasallo de los condes de Montpeller pero en precaria situación económica
JAUFRÉ RUDEL Príncipe de Blaya
GUILLEM DE BERGUEDÁ Hijo del vizconde de Berguedà, vasallo del conde de Cerdaña (que lo era de Barcelona y rey de Aragón)
EBLES DE VENTADORN Vizconde de Ventadorn, vasallo del duque de Aquitania, pero que tenía más posesiones que el mismo rey de Francia
PONÇ DE LA GUÁRDIA Caballero segundón del castillo de la Guàrdia (Ripoll)
GUILHEM DE SANT LEIDIER Señor de Sant Leidier de la Selva - Aute Loire-; vasalo de los obispos del Puy y de los vizcondes de Polinhac
ALFONSO I Conde de Barcelona y II Rey de Aragón
RAIMON JORDAN Vizconde de Sant Antonin
ARNAU DE TINTINHAC Pequeño señor feudatario de los vizcondes de Turena
RAIMBAUT DE VAQUEIRAS Hijo de pobre caballero
SAVARIC DE MAULEON Señor de Mauleon, gran señor pictavino propietario de vastas extensiones de terreno
RAIMON DE MIRAVAL Pobre caballero de Carcasés
HUG DE MATAPLANA Señor de Mataplana -Ripoll-
GUILHEM ADEMAR Hijo de pobre caballero, el señor de Mourois le otorgó la caballería, carente de recursos, se hizo juglar.
PEIROL Caballero pobre, se vio precisado a ejercer la juglaría para sustentarse
TONIER E PALAIZÍ Caballeros de Tarascón
GUI DE CAVALHON Caballero templario
CADENET Firma como milites, hijo de un pobre caballero
GUILLEM RAINOL D'AT Caballero
DALFIN D'ALVERNHA Conde de Clarmont y de Montferrand
BLACATZ Señor de Aups, Provenza Alpina.
PONS DE CAPDUELH Caballero pobre
PONÇ D'ORTAFÀ Señor de Ortafà -Rosellón-
BONIFACI DE CASTELLANA Bonifaci VI, del linaje de los señores de Castellana, en Provenza
BERTRAN D'ALAMANON Caballero, natura de Alamanon, en Provenza
SORDEL Caballero pobre
DAUDE DE PRADAS Duque de Pradas
JOFRE DE FOIXÀ Del linaje ampurdanés de los Foixà. Ingresó de muy joven en los franciscanos
FEDERICO II DE SICILIA Rey
PONÇ HUG IV Conde de Ampurias
RICARDO I (Corazón de León) Rey
... ...

 

Viendo las enormes diferencias que hay entre los escalafones nobiliarios de todos estos trovadores (reyes, duques, condes, vizcondes, caballeros, caballeros empobrecidos, soldados...) no resulta nada extravagante, más bien muy justificada, la teoría de Eric Köhler según la cual la poesía trovadoresca era una especie de vínculo entre la baja nobleza y la alta nobleza, por encima de los recursos económicos, que borraba las diferencias estamentales creando un ideal común, un ideal de clase -en términos marxistas-. Incluso, afirma Köhler, es posible que este mecanismo igualitario fuese creado por la baja nobleza y asimilado por la alta feudalidad, del mismo modo como la materia de Bretaña enriqueciera una suerte de patriotismo común a las gentes que la aceptaban como literatura propia. De hecho, hay autores que indican la probabilidad de que el ciclo artúrico fuese introducido por los trovadores. El hecho de que algunos de los trovadores provenzales participasen en las cruzadas como caballeros soldados (aunque muchos lo hicieron más bien en calidad de peregrinos) provocó relaciones con los trovadores franceses y alemanes (trouvères y Minnesänger) y que este ideal común a la alta y la baja nobleza provenzal se extendiera también allende el sur de Francia, amén de proporcionar nuevamente fructíferos contactos con la poesía árabe (aspecto tratado en otro apartado de este trabajo). La poesía trovadoresca no sólo comunicó de manera vertical distintos estamentos nobiliarios de un mismo lugar o, de manera horizontal, diversos nobles y/o trovadores de otros lugares, tal como hemos estado viendo en los anteriores párrafos, sino que unía también lazos con los depositarios clásicos de la cultural, los clérigos (es el caso de trobadores-clérigos, como Peire Cardenal) y con nuevos sectores sociales, como la incipiente burguesía genovesa (Bonifaci Calvo, Calega Panzán), marsellesa (Paulet de Marsella) o veneciana (Bartolomé Zorzi), con mercaderes de telas o con artesanos, como el alfarero Joan Esteve. Es de suponer que este arte poético, este estilo de vida, refinamiento palaciego de la nobleza, fuese muy atractivo, signo de distinción, modelo a copiar un alejamiento tanto de la villanía (pueblo extramuros, más allá de la corte), como de la burguesía (la ciudad). El propio rey Alfonso X definía a los juglares o cantores de la poesía de los trovadores como los que "con cortesía y suficiente conocimiento se saben comportar entre los poderosos tocando instrumentos y cantando historias de otros, o cantando versos y canciones de los demás y hechos ajenos, buenos y agradables de oír" , definición en la que cabe remarcar los conceptos de "cortesía" y "entre los poderosos" que indican que el rey Sabio desestimaba la importante faceta de la vida juglaresca del contacto con la villanía.

 

EL SIRVENTÉS: NUEVO COMPONENTE DEL ARNÉS DEL CABALLERO

 

El sirventés es un tipo de composición literaria trovadoresca con finalidad crítica. Se utilizaba como medio para provocar, insultar o denigrar a personajes famosos o a instituciones e incluso para instigar o animar a la batalla. En general se puede hablar de cuatro grandes grupos de sirventeses según su temática . Los hay de tipo moral, en los que se critica la relajación de las costumbres o la "degeneración de las virtudes caballerescas"; los hay también literarios, en los que se ataca a otros trovadores por su vida o por su obra. Un tercer rupo lo forman los sirventeses personales, llenos de ironías, socarronería o sarcasmo. Finalmente, podemos encontrar sirventeses de carácter político en los que el poeta encarna frecuentemente una conciencia colectiva que critica, por ejemplo, ciertas posturas respecto del conflicto entre Francia y Aragón o contra los albigenses, centrados algunos en la reconquista, e incluso en las cruzadas (cansó de crozada). La etimología del término no está clara; se barajan dos opciones. La primera determina que sirventés deriva de que la composición se "sirve" de una melodía o un estrofismo preexistente y conocido. Según otra versión, un sirventés es aquella obra que está escrita por un "sirviente". En todo caso, los sirventeses van ligados a momentos muy puntuales y a protagonistas concretos, por lo que pretende dar cuenta de un estado de opinión sobre un hecho o una persona muy próximos a la fecha de composición de los versos, como si se pretendiera provocar la reacción del involucrado. Por otra parte, por su calidad propagandística, precisa llegar al máximo de público, por lo que se recurre a técnicas vulgarizantes (por ejemplo, respecto a la métrica y el estrofismo aprovechado de otras composiciones anteriores y conocidas, esto explicaría la primera etimología propuesta). El sirventés, así pues, puede ser visto como una nueva arma que el caballero debe dominar tanto si la va a utilizar ofensivamente como si debe defenderse de ella con cierto ingenio; una nueva arma que Ramon Llull podía haber incluído en su descripción del arnés del caballero. Es conocido el de Arnaud d'Erill i d'Anglesola (1412-1418) contra su sobrino Ramon Roger d'Erill por un ultraje que éste produjo a una hija de aquél, Margarita, monja de Alguaire. El sirventés puede ser visto como una nueva arma, en este caso política, en manos de los trovadores, instrumentos, a su vez, de un señor. En palabras de Martín de Riquer:

 

Se un personaggio si attira simpatia o l'antipatia di un settore della società, i trovatori si fanno eco di questo stato d'animo, e può accadere addirittura che contemporaneamente lo si lodi e lo si denigri dalle due opposte parti. Si se apre un conflitto fra due poteri politici cristiani, si la nobiltà contro un sovrano, sia uno stato contro un altro stato, sia una città contro un'altra città, sepsso i sirventesi fungono da agenti propagandistici di una delle parti a scapito dell'altra, che viene aspramente attaccata

 

(M. de Riquer: "El significato politico del sirventese provenzale". En Concetto, storia, miti e immagini del Medio Evo. Venecia, Fondazione Cini, 1973, p. 287)

 

Veamos algunas de estas características en la traducción castellana de un sirventés de Bertran de Born (nacido entre 1159 y 1195 y fallecido en 1215):

 

Por medio de Ramon Luc d'Esparró me ha mandado y me ha incitado el conde a que le componga tal canción con la que se quiebren mil escudos, y se falseen y se rompan yelmos, lorigas, cotas y perpuntes.
Pues me encarga narrar su razón, convendrá que sea atendido y que de ningún modo me niegue, una vez me lo ha encomendado, porque [si no le obedeciera] me maldecirían los gascones, pues me siento obligado a ellos.
En Tolosa, más allá de Montagut, el conde plantará su gonfalón en el Prat Comtal, junto al Peiró; y en cuanto haya desplegado su tienda de campaña, nos alojaremos a su alrededor y descansaremos tres noches a la intemperie.
Vendrán con nosotros los poderosos, los barones y los compañeros más honrados y más famosos del mundo. Serán incitados a la empresa unos por ganancia, otros por intimación, otros por mérito
Y así que habremos llegado tendrá lugar la refriega del torneo por el campo, y los catalanes y los de Aragón caerán a menudo y deprisa, pues no los sostendrán los arzones: tan grandes serán los golpes que nosotros, los vigorosos, les asestaremos.
Y no puede dejar de suceder que hacia el cielo vuelen las astas, ni que se rompan cendales, sedas y tafetanes, cuerdas, tiendas, garfios, empalizadas, vivaques y pabellones montados.
Que vayan en su ayuda el rey que ha perdido Tarascón, el señor de Montaberzó, Rogier, el hijo de Bernat Otó, el conde Pedro, el conde de Foix, con Bernardó, y don Sancho, hermano del rey vencido
Piensen allá en pertrecharse, que aquí serán esperados.
Siempre quiero que los altos barones estén enojados entre sí

 

En el primer párrafo podemos hallar ya dos de las características mencionadas al principio de este apartado sobre los sirventeses; en primer lugar el hecho de que el poeta sea un sirviente (razón etimológica del término "sirventés"), que esté al servicio de un señor, no tanto como vasallo sino más bien como agente propagador de sus ideas o acciones; de hecho se trata de un tercero pues actua como mediador un tal Luc d'Esparró. En segundo lugar, y tal como proponemos en el título de este apartado del trabajo, se nos ofrece el sirventés como una arma más, con un sentido metafórico:

 

...tal canción con la que se quiebren mil escudos, y se falseen y se rompan yelmos, lorigas, cotas y perpuntes...

En el segundo párrafo, de nuevo podemos encontrar otra de las características propias del género; el trovador como "vocero" (en términos de M. de Riquer) de una colectividad:

 

porque [si no le obedeciera] me maldecirían los gascones, pues me siento obligado a ellos.

 

El resto es una incitación a la batalla prevista que contiene numerosos datos que nos hablan de aspectos concretos, que sitúan la acción entre unos personajes perfectamente conocidos y unos parajes delimitados lo que nos da cuenta de otra de las caracter´siticas del sirventés: la proximidad de la composición a los hechos narrados; su inmediatez. Se recurre a interesantes enumeraciones de objetos y situaciones bélicas: escudos, yelmos, lorigas, cotas, perpuntes, gonfalón, tienda de campaña, arzones, astas, cendales, sedas y tafetanes, cuerdas, tiendas, garfios, empalizadas, vivaques, pabellones... pero aun más interesante es, a nuestro juicio, la enumeración de motivos por los que asistir a la batalla y que nos muestran la sutilidad del concepto de servidumbre al señor, de vasallaje:

 

Vendrán con nosotros los poderosos, los barones y los compañeros más honrados y más famosos del mundo. Serán incitados a la empresa unos por ganancia, otros por intimación, otros por mérito.

 

no acuden todos a la batalla porque se deben a un señor o incluso a un compañero ("por intimación"); o "por mérito", circunstancia que cuadra perfectamente con el ideal caballeresco de hacerse un nombre ; se acude también por "ganancia", para recibir parte del botín o de los beneficios de la empresa militar. Es de destacar el carácter polivalente del sentido de la última estrofa en la que el trobador parece alegrarse de que haya batallas entre los nobles. Es de suponer que la existencia de las batallas justificaba en gran parte la vida de los caballeros y, en este caso, la del trovador. La ambigüedad residiría en el caracter genérico de "los altos barones"; parece que le dé igual quien esté enojado y el motivo y que él es un simple encargado de generar la maquinaria publicitaria de quien se lo pida como uno puede deducir del sentido de los dos primeros párrafos en los que da a entender que es un mandado y que cumple un poco por obligación:

 

porque [si no le obedeciera]...

 

ARMAMENTO Y BATALLA: UN ACERCAMIENTO A ESTOS CAMPOS SEMÁNTICOS EN LA POESÍA TROVADORESCA

 

Hasta aquí hemos visto paralelismos de varios tipos entre el mundo trovadoresco y el caballeresco. En este punto nos detendremos en un breve análisis léxico cuantitativo sobre términos relacionados con la batalla o el arnés del caballero que se pueden encontrar en la poesías trovadorescas. De este modo podremos comprobar si el contacto directo que tenían los trovadores con ese mundo (bien por su coexistencia, bien por su pertenencia) habría de producir inevitablemente contaminaciones léxicas. De un análisis somero de las casi cuatrocientas poesías provenzales que contienen los tres tomos de M. de Riquer, se pueden listar los siguientes términos relacionados con el campo mencionado:

 

TÉRMINO NÚM. DE LAS PÁGINAS DONDE SE PUEDE ENCONTRAR
ballestero, escudero, arquero 1317, 1365, 1699
caballo (uso bélico de él) 128, 129, 1189, 1254, 1286, 1373, 1442
centinela, vigía 132, 1406, 1697, 1669
correaje 138
arnés 138, 1286, 1406, 1453
lanza 261, 293, 321, 394, 483, 532, 1260, 1595, 1664
puñal 1286
yelmo 1291, 1703
ensillar 274
guerrear, guerra 275, 401, 1290, 1422, 1427, 1528, 1689
trompas, clarines 1378, 1419
armamento 492, 533, 1493
enseñas, estandarte, pendones 1189, 1378, 1597, 1703
espada 1228, 1286, 1291, 1664
flecha 1495
escudo 1229, 1291, 1470
ingenio (como artilugio bélico) 1229
parapeto, tiendas, pabellones 1229, 1373
estribo, brida, espolear 1254, 1495, 1694

 

Creemos que lo sorprendente no es tanto el hecho de que se utilicen términos pertenecientes al mundo de la épica en el mundo de la lírica, cosa harto fácil si pensamos que la mayoría de conceptos hacen referencia a utillaje cotidiano o parte de la vestimenta habitual (la espada, por ejemplo), si no más bien lo contrario. Lo destacable aquí es que se utilicen tan pocos, si todos los paralelismos mencionados en los puntos anteriores están bien establecidos. Uno espera encontrarse metáforas por doquier que relacionen ambos mundos y más bien se encuentran pocas. Sí es cierto que conceptos del mundo vasallático o de la jurisprudencia son fácilmente rastreables en las poesías de los trovadores, pero, habiendo visto que gran cantidad de ellos eran nobles guerreos, caballeros soldados que incluso habían participado en las Cruzadas... es de esperar un trasvase de su lenguaje específico, de su jerga o argot militar al amoroso y parece no ser así. Una posible explicación podria ser que en el momento en que se gestan las poesías trovadorescas se da un cambio en el modo de vita de parte de la militia que, progresivamente, va abandonando su labor bélica y se acomoda en la vida cortesana, en el rentismo de sus feudos. A las cruzadas no acude el mismo tipo de caballero que se dio en la época defensiva occidental contra los musulmanes. Franco Cardini opina que la nobleza que acudió a las cruzadas era la compuesta por los "caballeros fieros y turbulentos" y que el hecho de que salieran de Europa hacia Oriente "facilitó el proceso de pacificación continental y permitió un mayor desarrollo económico y civil" , un contexto más propio de caballeros cultos, preocupados por la poesía. A pesar de ello, es posible encontrar excepciones a esta impresión general, como la poesía de Raimon Escrivan dedicada a una gata y a un trabuquet, ingenios de guerra utilizados en los asedios a las fortalezas (pg. 1109 y siguientes de M. de Riquer) o la hipérbole de Guillermo de Peitieu, cuando habla de su relación simultánea con dos mujeres, en la que hace referencia al correaje y al arnés del caballero:

 

Tant las fotei com auzirets:

cent et quatre-vinz et ueit vetz,

que a pauc no i rompei mos corretz

e mos arnes e no us puesc dir los malavegz,

tan gran me'n pres

 

 

CONCLUSIONES

 

En el presente trabajo hemos intentado retratar el paralelismo que se da entre una serie de características propias de la poesía trovadoresca provenzal y el mundo de la caballería. Hemos podido comprobar que las situaciones de gestación y de disgregación de ambos mundos son similares y que los trovadores manejaban un léxico propio de la jurisprudencia vasallática o feudal. Hemos listado una serie de trovadores que eran a su vez caballeros y hemos indicado qué circunstancias podían llevar a nobles de tan distintos estratos a crear una poesía más o menos unitaria en cuanto a temas, intereses y, sobre todo, estilo. A pesar de esos paralelismos, también hemos destacado que uno de los elementos propios del mundo de la caballería, esto es, el "arte" de guerrear, no se ve suficientemente retratado en la poesía lírica a excepción de en un género trovadoresco, el sirventés, cuyo valor político igualmente hemos apuntado. Quizás esto se deba a la existencia de otros canales de expresión (léase la poesía épica) o -hipótesis más sugerente- que el estamento caballeresco sufriese un notable cambio en cuanto a su función, que se alejaría del campo de batalla para centrarse en la administración de los bienes y la vida cortesana.

 

BIBLIOGRAFÍA

 

Cardini, F.: "La cruzada de los pobres" en El Mundo Medieval. Ed. RBA. Barcelona, 2001. nº 3.

Frank, I. : Trouvères et Minnesänger. Saarbrüken. Publications de la Université de la Sarre. 1952.

Huizinga, J.: El otoño de la Edad Media. Madrid, Alianza Editorial, 1985.

Martín, J. L. y Serrano, L.:"Tratados de Caballería; Desafíos, Justas y Torneos", en FISIS, pg. 46-97.

Nelli, R: Trovadores y troveros. Palma de Mallorca. José J. de Olañeta, editor. 1987.

Riquer, M. de.: "El significato politico del sirventese provenzale". En Concetto, storia, miti e immagini del Medio Evo. Venecia, Fondazione Cini, 1973.

Riquer, M. de.: Los trovadores. Historia literaria y textos. Barcelona. Ariel, 1983.

Pérez, F. : Poesía Medieval en España. Madrid. Santillana, 1997.

Viña Liste, J. Mª.: Textos medievales de caballerías. Madrid. Ed. Cátedra, 2000. 2ª ed.