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El hotel Attraction de Gaudí desata el debate arquitectónico en Nueva York

Poco original, divertida, absurda... son calificativos recibidos por la idea (que cuenta con apoyo oficial catalán) de edificar un viejo proyecto de Gaudí en la “zona cero”

El diseño gaudiniano ha sido rebautizado como “la nave espacial de Buck Rogers”

Nueva York. – Ya norteamericanizado como la “nave espacial de Buck Rogers”, el diseño de Antoni Gaudí para un hotel de 360 metros de altura en el sur de Manhattan ha desatado un animado debate entre arquitectos acerca de la mejor forma de respetar la herencia del gran arquitecto modernista.

Los promotores catalanes del edificio, Marc Mascort i Boix y el director de la Cátedra Gaudí de la Politècnica, Joan Bassegoda i Nonell, propusieron ayer durante una conferencia en la Universidad de Nueva York que el llamado hotel Attraction –ideado en 1908 por encargo de dos empresarios estadounidenses– sea construido en el solar de las derribadas Torres Gemelas, donde, por una casualidad histórica –según sostienen–, Gaudí pretendía ubicar su hotel. “Si conocieran este edificio, la gente de Nueva York se enamoraría de él”, dijo Mascort i Boix en declaraciones incluidas en un largo reportaje de “The New York Times”.

Paul Laffoley, un arquitecto de Boston que participó en el diseño del World Trade Center a principios de los años sesenta, apoya a los catalanes y sostiene que la selección del diseño de Gaudí –más que los siete proyectos presentados en diciembre por arquitectos del calibre de Norman Foster, Daniel Libeskind o Peter Eisenman– acabaría con las discusiones.

Pero los arquitectos participantes en el concurso consultados por “La Vanguardia” rechazaron tajantemente la idea, que calificaron de “poco original” y “absurda”. Kevin Kennon, de United Architects, uno de los siete equipos que concursan, dice pertenecer a “la generación de arquitectos más influenciados por la obra de Gaudí”, pero advierte que “hay que tener mucho cuidado a la hora de trasladar una idea de un periodo histórico a otro”. Cynthia Davidson, esposa del arquitecto Peter Eisenman e integrante del equipo encabezado por éste y Richard Meier, calificó la idea de “divertida” pero “absurda”. Hay cientos de proyectos archivados para edificios emblemáticos en Manhattan –dijo– y “podríamos desenterrar cualquiera”. Al arquitecto Buckminster Fuller, por ejemplo, se le ocurrió la idea de construir una cúpula sobre la isla de Manhattan, ironiza Davidson. O “¿por qué no construir el rascacielos de Frank Lloyd Wright de una milla de altura?”, añadió.

La mejor forma de honrar la arquitectura de Gaudí –según sostuvo Kennon– es mediante la incorporación de sus ideas sobre la compatibilidad de lo racional y lo orgánico. Y esto se ha hecho en varios de los proyectos para la “zona cero”, dice. El plan del equipo United, por ejemplo, contiene elementos orgánicos atribuibles a Gaudí. El “sky park” del proyecto del equipo Think, encabezado por el uruguayo Rafael Viñoly, se inspiró en parte en el Park Güell.

Aunque Mascort no ha logrado saber los nombres de los patrocinadores del proyecto de Gaudí, “The New York Times” insinúa que uno fue William Gibbs McAdoo, empresario ferroviario y magnate inmobiliario.

 

 

 

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