Conclusión

conclusio

El nivel sonoro producido por la actividad humana no ha dejado de aumentar desde la Revolución Industrial, y se calcula que en los últimos 20 años se ha duplicado. Concretamente, el estado español encabeza la lista de países afectados, ya que es el segundo país más ruidoso del mundo (después de Japón) y se calcula que una cuarta parte de su población está expuesta a niveles sonoros excesivos, con una media de más de 65 dB.

El ruido es uno de los factores que más alteran la vida cotidiana y la convivencia, pero es también un grave problema de salud pública. Según estudios recientes, la reducción del ruido es considerado un tema prioritario por la mayoría de personas, incluso por encima de otros graves problemas medioambientales como pueden ser la falta de agua, las energías renovables o la conservación del entorno.

La contaminación acústica es, pues, un problema global, complejo y con muchas vertientes, pero en el fondo es, sobretodo, una cuestión de actitud personal. Debemos educar y promover el civismo acústico; es decir, el compromiso individual y colectivo para reducir el exceso de ruido, siempre con una actitud dialogante, pero a la vez activa y decidida.

De todos nosotros depende que tengamos un futuro menos ruidoso y, por tanto, más humano y saludable.

 

 

Adivinanza:  Si pronuncias mi nombre desaparezco. ¿Quién soy? 
 (La vita è bella de Roberto Benigni)

 

Y para finalizar, la web Humor Klaklon ironiza sobre el exceso de música que acompaña cualquier actividad humana (en el transporte público, en el centro comercial, por la calle…) y es que la suma de sonidos, aunque sean grandes composiciones musicales, acaban provocando ruido.

 

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