Concluido el tiempo pascual con el Domingo de Pentecostés, hoy la liturgia contempla y celebra el misterio de Dios uno y trino.

Nuestro Dios no es un Dios solitario, sino una comunidad de personas formada por el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Este santo misterio se nos ha revelado en clave de amor: "tanto amó Dios al mundo...". La obra de la creación, de la redención y de la santificación, atribuidas a cada una de las Personas, tienen su origen en el amor.

Tratemos de participar plenamente en esta celebración trinitaria.

A esta fiesta de la Santísima Trinidad la Iglesia une el "día pro orantibus". Las monjas y monjes tienen como trabajo principal el orar por la Iglesia, por el mundo y por nosotros. Hoy nosotros oramos por ellos para que se mantengan fieles en este carisma tan importante de la Iglesia.

Nos disponemos a celebrar la Eucaristía reconociendo nuestros pecados e invocando al Señor.

 

• A ti, Hijo de Dios vivo, te invocamos: Señor, ten piedad.

   

   

• A ti, la imagen viva del Padre, te pedimos: Cristo, ten piedad.

   

   

• A ti, el Ungido por el Espíritu Santo, te suplicamos: Señor, ten piedad.

   

Dios quiere vivir en comunión con el hombre y hacerle participar de su vida divina. Dejémonos empapar por la Palabra de Dios en la breves lecturas propuestas para este día, pues nos ayudarán a conocer mejor y amar más a la Santísima Trinidad, misterio fundamental de nuestra fe cristiana.

SACERDOTE: Hermanos: impulsados por el Espíritu y unidos a Jesucristo, presentemos al Padre nuestra oración común.

LECTOR: - Por la Santa Iglesia: para que testimonie ante el mundo su realidad de pueblo de Dios, convocado por el amor del Padre, por medio de Cristo, en la comunión del Espíritu Santo. Roguemos al Señor.

- Por todos los pueblos de la tierra: para que iluminados por la sabiduría del Espíritu, reconozcan en Jesucristo al enviado de Dios y se reúnan gozosos en la única Iglesia. Roguemos al Señor.

- Por aquellos que están pasando sufrimientos o pruebas: para que experimenten el amor del Padre y la presencia consoladora del Espíritu de Cristo. Roguemos al Señor.

- Por las monjas y monjes: para que su oración constante, en la austeridad y el silencio, fecunden la actividad de la Iglesia. Roguemos al Señor.

- Por todos nosotros reunidos en esta asamblea: para que la gracia del Bautismo, que nos ha sido dada en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, crezca y fructifique con una adhesión cada vez más convencida y auténtica. Roguemos al Señor.

SACERDOTE: Mira, oh Padre, el rostro de tu Hijo, nuestro Salvador, y acoge la oración de esta familia tuya: para que, fortalecida con los dones del Espíritu, sea signo y primicia de la humanidad y partícipe del misterio uno y trino de tu amor. Por Jesucristo nuestro Señor.

Al concluir la Eucaristía en este domingo de la Santísima Trinidad, recordemos que hemos sido bautizados en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Como cristianos estamos llamados a vivir en unidad, amor y paz para ser signos de la presencia de Dios en el mundo.

El Señor os bendiga y os guarde. Amén.

Haga brillar su rostro sobre vosotros y os conceda su favor. Amén.

Vuelva su mirada a vosotros y os conceda la paz. Amén

Y la bendición de Dios todopoderoso,

Padre, Hijo + y Espíritu Santo,

Descienda sobre vosotros. Amén.

Entrada: Alabaré (612); Alabemos al Señor (613); Un solo Señor (708); Marcha de la Iglesia (Mateu); Gloria y honor (A-8); Vine a alabar a Dios (Carismáticos). Salmo responsorial: L.S. 174-175; D-47. Ofrendas: Traemos a tu altar (Madurga); Te presentamos el vino y el pan (H-3). Comunión: La cena del Señor (O-18); Dios es amor (720); Amaos (Kairoi); No adoréis a nadie (Carismáticos); Oh, sagrado convite (Erdozain); Oración sacerdotal (Olivar-Madurga); Tú estás aquí (Bravo); Vivo yo (Bravo). Final: Por tantas cosas (615); Gloria a Dios (Kairoi); Alaba a tu Señor (Gabarain).