José de Espronceda, Francisco Goya y El Romanticismo
Biografía de José de Espronceda
Poeta y revolucionario
español, que nació el 1808, en España (Badajoz).
fue uno de las más grandes románticos y su vida integra la rebelión moral
y la política. Era hijo de un militar, durante la guerra de Independencia
contra los franceses. A los quince años, fundó una sociedad secreta, Los Numantinos.
Los jóvenes conspiradores fueron condenados a pasar unas semanas en un convento
de Guadalajara, donde compuso el poema Pelayo. Con dieciocho años se exilió
a Lisboa y Londres, ciudades en las que se enamoró de Teresa Mancha que le
inspiraría uno de sus poemas más hermosos. Participó en las barricadas de
París, en la revolución de 1830, y entró en España con una expedición de revolucionarios,
que fracasó. Fue desterrado y durante ese periodo compuso varias poesías y
la tragedia Blanca de Borbón. Raptó a Teresa y vivió las principales características
románticas, el amor, la libertad y la patria.
Regresó a
España en 1833 y tomó parte en otros pronunciamientos que le supusieron nuevas
persecuciones. Posteriormente inició una brillante carrera literaria,
diplomática y política. Adquirió fama nacional a partir de 1836, cuando publicó
La canción del pirata que, constituye el manifiesto lírico del romanticismo
español con su intensa defensa de la libertad, la rebeldía religiosa, social y
política. Ese poema y otros ya conocidos se recogieron en Poesías de don José
de Espronceda, de 1840, donde junto a poemas que reflexionan filosóficamente
sobre el destino humano, aparecen otros políticos y amorosos. Después de romper
con Teresa, realizó nuevas interpretaciones del amor, como ocurre en el
famosísimo poema A Jarifa en una orgía.
El estudiante
de Salamanca, incluido en las Poesías, funde poesía dramática y narrativa,
incorpora elementos de la novela gótica inglesa. Cárcel, amor, crimen, dolor y
muerte también aparecen en el inconcluso El Diablo Mundo, de 1840, un extenso
poema cuyo protagonista es testigo de excepción de todas las tragedias y los
destinos humanos. Espronceda, murió en
Madrid.
También escribió la novela histórica Sancho Saldaña,
aparecida en 1834, el relato fantástico La pata de palo, de 1835, la sátira
El pastor Clasiquino, de 1835, y muchos artículos y obras dramáticas.
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El Reo de Muerte (José Espronceda)
I
Reclinado sobre el suelo
con lenta amarga agonía,
pensando en el triste día
que pronto amanecerá,
en silencio gime el reo
y el fatal momento espera
en que el sol por vez postrera
en su frente lucirá.
Un altar y un crucifijo,
y la enlutada capilla,
lánguida vela amarilla
tiñe en su luz funeral,
y junto al mísero reo,
medio encubierto el semblante,
se oye al fraile agonizante
en son confuso rezar.
El rostro levanta el triste
y alza los ojos al cielo;
tal vez eleva en su duelo
la súplica de piedad:
¡Una lágrima! ¿es acaso
de temor o de amargura?
¡Ay! a aumentar su tristura
vino un recuerdo quizá!!!
Es un joven, y la vida
llena de sueños de oro,
pasó ya, cuando aún el lloro
de la niñez no enjugó:
El recuerdo es de la infancia,
¡y su madre que le llora,
para morir así ahora
con tanto amor le crió!
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Y a par que sin esperanza
ve ya la muerte en acecho,
su corazón en su pecho
siente con fuerza latir,
al tiempo que mira al fraile
que en paz ya duerme a su lado,
y que ya viejo y postrado
le habrá de sobrevivir.
¿Mas qué rumor a deshora
rompe el silencio? resuena
una alegre cantinela
y una guitarra a la par,
y gritos y de botellas
que se chocan, el sonido,
y el amoroso estallido
de los besos y el danzar.
Y también pronto en son triste
lúgubre voz sonará:
¡Para hacer bien por el alma
del que van a ajusticiar!
Y la voz de los borrachos,
y sus brindis, sus quimeras,
y el cantar de las rameras,
y el desorden bacanal
en la lúgubre capilla
penetran, y carcajadas,
cual de lejos arrojadas
de la mansión infernal.
Y también pronto en son triste
lúgubre voz sonará:
¡Para hacer bien por el alma
del que van a ajusticiar!
¡Maldición! al eco infausto
el sentenciado maldijo
la madre que como a hijo
a sus pechos le crió;
y maldijo el mundo todo,
maldijo su suerte impía,
maldijo el aciago día
y la hora en que nació.
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II
Serena la luna
alumbra en el cielo,
domina en el suelo
profunda quietud;
ni voces se escuchan,
ni ronco ladrido,
ni tierno quejido
de amante laúd.
Madrid yace envuelto en sueño,
todo al silencio convida,
y el hombre duerme y no cuida
del hombre que va a expirar;
si tal vez piensa en mañana,
ni una vez piensa siquiera
en el mísero que espera
para morir, despertar;
que sin pena ni cuidado
los hombres oyen gritar:
¡Para hacer bien por el alma
del que van a ajusticiar!
¡Y el juez también en su lecho
duerme en paz! ¡y su dinero
el verdugo, placentero,
entre sueños cuenta ya!
Tan sólo rompe el silencio
en la sangrienta plazuela
el hombre del mal que vela
un cadalso al levantar.
Loca y confusa la encendida mente,
sueños de angustia y fiebre y devaneo,
el alma envuelven del confuso reo,
que inclina al pecho la abatida frente.
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Y en sueños
confunde
la muerte,
la vida:
recuerda
y olvida,
suspira,
respira
con hórrido afán.
Y en un mundo de tinieblas
vaga y siente miedo y frío,
y en su horrible desvarío
palpa en su cuello el dogal;
y cuanto más forcejea,
cuanto más lucha y porfía,
tanto más en su agonía
aprieta el nudo fatal.
Y oye ruido, voces, gentes,
y aquella voz que dirá:
¡Para hacer bien por el alma
del que van a ajusticiar!
O ya libre se contempla,
y el aire puro respira,
y oye de amor que suspira
la mujer que un tiempo amó,
bella y dulce cual solía,
tierna flor de primavera,
el amor del la pradera
que el abril galán mimó.
Y gozoso a verla vuela,
y alcanzarla intenta en vano,
que al tender la ansiosa mano
su esperanza a realizar,
su ilusión la desvanece
de repente el sueño impío,
y halla un cuerpo mudo y frío
y un cadalso en su lugar:
y oye a su lado en son triste
lúgubre voz resonar:
¡Para hacer bien por el alma
del que van a ajusticiar!
¡Para hacer bien por el alma
del que van a ajusticiar! |
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Biografía
de Francisco Goya
Pintor y grabador español. Goya fue el artista europeo
más importante de su tiempo. Sus últimas obras se consideran precursoras del
impresionismo. Goya aprendió de su padre el oficio de dorador, pero, decidido
a dedicarse a la pintura, se trasladó a Madrid para formarse junto a Francisco
Bayeu, con cuya hermana se casó en 1775, año de su establecimiento definitivo
en Madrid. Bayeu le proporcionó trabajo en la Real Fábrica de Tapices, para
la que realizó sesenta y tres cartones, en su mayor parte con escenas idílicas
y de la vida diaria, plasmadas con colores claros y vivos e impregnadas de
alegría y romanticismo. En 1785 ingresó en la Academia de San Fernando y en
1789 fue nombrado pintor de corte por Carlos IV. Diez años más tarde, en 1799,
pintó para el soberano el famoso retrato La familia de Carlos IV. Goya
trabajó como retratista no sólo para la familia real, sino también para la
aristocracia madrileña, y de hecho entre estos retratos se encuentran algunas
de sus obras más valoradas, como La condesa de Chinchón o las famosas
La maja vestida y La maja desnuda. En los retratos de Goya destaca,
en líneas generales, su atento estudio de las posturas y las expresiones,
así como los contrastes de luces y sombras que realzan la figura del protagonista.
En 1808, la invasión de España por las tropas napoleónicas colocó al artista
en una situación delicada, ya que mantuvo su puesto de pintor de corte con
José Bonaparte. Pese a todo, plasmó los horrores de la guerra en obras como
El 2 de mayo y Los fusilamientos del 3 de mayo. Por haber trabajado
para José Bonaparte, el artista cayó en desgracia tras la restauración de
Fernando VII, y en 1815 se retiró de la vida pública. En 1819 experimentó
una recaída en la misteriosa enfermedad que en 1792 lo había dejado completamente
sordo. Ello, unido a su nueva vida en soledad en la Quinta del Sordo, casa
solariega que había comprado poco antes, debió de contribuir a la exacerbación
imaginativa de que el artista dio muestras en la decoración de su nueva vivienda:
catorce murales de gran tamaño con predominio de los tonos marrones, grises
y negros, sobre temas macabros y terroríficos. Estas obras, conocidas en la
actualidad como Pinturas negras, han contribuido con el paso de los
años a la consolidación del reconocimiento del genio de Goya, tanto por su
originalidad temática como por su técnica pictórica de pincelada amplia y
suelta. El pintor se trasladó en 1824 a Burdeos, donde residió hasta su muerte
sin dejar de cultivar la pintura y el grabado. La lechera de Burdeos
y algunos retratos ilustran la evolución del genio hacia una concepción de
los valores plásticos que anuncia el impresionismo.
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Saturno ( Francisco Goya)
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Análisis Comparativo
Para realizar éste análisis comparativo, hemos escogido, el cuadro de la
época negra de Goya, Saturno, y
el poema Reo de Muerte de José de Espronceda, ambos perteneciendo
al movimiento litero-artístico del Romanticismo.
A continuación explicaremos de lo que tratan ambas obras mostrando
nuestro análisis comparativo.
El cuadro llamado Saturno, pertenece a la época negra de Goya, etapa en
la que Goya perdió el oído quedándose aislado y creando un mundo artístico
oscuro y tenebroso de horribles seres. Ésta obra en concreto, tiene su base en
la mitología griega. Nos muestra el mito de Cronos, dios del tiempo.
Cronos tuvo numerosos hijos con Rea, diosa de la tierra pero como
anunciaba una antigua profecía, uno de sus hijos lo despojaría de su
poder. Cronos, invadido por la ira,
decidió que la solución era engullir sin piedad a cada uno de sus hijos. Rea,
enfurecida, decidió poner fin a esta conducta de Cronos, sustituyendo al último
de sus hijos por una piedra, Cronos no lo notó y se trago la piedra seguro de
que había engullido a otro de sus hijos. Rea, dejó a su hijo, Zeus, a cargo de las ninfas. Zeus creció y Rea decidió
explicarle sus orígenes. En saberlo, Zeus se enfureció tanto que preparó una
poción para envenenar a su progenitor como venganza. Viajó hasta su morada y al
llegar allí Cronos nisiquiera reconoció a su hijo y aceptó beber con él. Cronos
al hacerle efecto la poción vomitó a todos los hermanos de Zeus muriéndose
él.
Seguidamente, comentaremos el poema de José de Espronceda, Reo de
Muerte.
Éste poema narra los últimos momentos de un reo (condenado a muerte
mediante ahorcamiento). De ésta forma se plasman dos características básicas
del romanticismo. En primer lugar, la muerte próxima y el dolor, además de un
tono popular ya que en tiempos de José de Espronceda, un ahorcamiento suponía
una cita donde ningún habitante del pueblo podía faltar y que se llevaba a cabo
en la plaza mayor. Creemos que estas características del poema también se
pueden aplicar sobre la pintura, de estilo romántico. En la pieza pictórica se
trata un ambiente oscuro y tenebroso q se basa en la mitología, también de
raíces populares. Otro aspecto que las dos obras tienen en común es la
desesperación que en un caso muestra Cronos y en el otro la madre del
condenado. Además las dos obras muestran gran expresividad, en la obra
pictórica, con la expresión facial y corporal de Cronos, y en el poema, mediante
el uso de un estilo retórico (exclamaciones, interrogaciones...).
Los ambientes
acordes con los sentimientos característicos del romanticismo, son también
aspectos en común entre las dos obras.
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