EDUCACIÓN INFANTIL FAMILIAR Y DE LA MANO DE LAS ABUELAS

Un placer, aunque no hay que abusar

A las abuelas les encanta cuidar de sus nietos, aunque un 41% advierte que le resulta cansado

"Sería mucho más grave una huelga de abuelas que una huelga de conductores de bus", bromea la directora del Instituto de la Mujer"  |  "La situación de las mujeres mayores de 75 años parece especialmente delicada" admite el informe

Neus Contreras | LA VANGUARDIA Madrid | 29/06/2007 | Actualizada a las 03:31h

Lo cortés no quita lo valiente. Ni lo placentero, lo agotador. "Ante todo, es un placer", dice la mayoría de las abuelas que se dedican al cuidado de sus nietos. "Me gusta, pero me resulta cansado", matizan un 41,5% de las 600 encuestadas para el informe Las abuelas como recurso de conciliación entre la vida familiar y laboral. Presente y futuro."Son abuelas más realistas que reconocen al mismo tiempo las consecuencias más positivas, pero que acusan la sobrecarga", dice el informe.

El estudio, del Instituto de la Mujer, dibuja un escenario de abuelas satisfechas ante la posibilidad de dedicarse a los más pequeños de la familia. Y más o menos fatigadas. Le gusta y no les cansa, asegura el otro 56%. Resultados abrumadores frente al porcentaje anecdótico de las respuestas más tajantes, así como más políticamente incorrectas: "No me gusta especialmente, pero no me cansa"; "no me gusta y, además, me cansa". "Es la satisfacción personal de seguir siendo útiles a los suyos", interpretó ayer la responsable del Instituto, Rosa M. Peris, durante la presentación del estudio, dirigido por Lourdes Pérez Ortiz, profesora del departamento de Sociología de la Universidad Autónoma de Madrid.

El cansancio, reconocido o no, está más que justificado, a juzgar por el tiempo que dedican al cuidado de sus nietos. Justo la mitad de ellas están con los retoños más de cuatro horas diarias. Y no es que los horarios de la otra mitad sean más llevaderos: tan sólo el 2% hace de canguro menos de una hora. "Sería mucho más grave una huelga de abuelas que una huelga de conductores de autobús", bromeó ayer Peris.

El grado de satisfacción mostrado por las encuestadas evitó, sin embargo, que el fantasma del llamado síndrome de la abuela esclava planeara ayer sobre la presentación del informe del Instituto de la Mujer. Apenas la patita se le vio.

La cosa cambia significativamente con la edad. Sobre todo, porque cuanto más mayor es la abuela aumenta la probabilidad de que tenga que hacerse cargo de más de un nieto. "La situación de las mujeres mayores de 75 años parece especialmente delicada", admite el informe.

Y, al margen de repartir el tiempo entre los nietos y otras actividades, tienen que hacer otro tipo de equilibrios. Lourdes Pérez lo llamó su "regla de oro": no interferir y no malcriar. Es decir, encontrar el ansiado punto medio entre las obligaciones que implica el cuidado diario de menores y la distancia, por un lado, y entre su inclinación a la indulgencia y la necesidad de no interferir en las funciones educativas de la generación intermedia.

Son, según el estudio las "abuelas pioneras", dada la novedad histórica del fenómeno, cuyos orígenes están al inicio de la segunda mitad del siglo XX, con factores como la mejora del estado de salud de las mujeres mayores y la incorporación de las madres al mercado de trabajo. Lucrecia Pérez hizo hincapié también en el conocido como "potencial de las abuelas". Así, en 1970 las abuelas potenciales por cada niño eran de 1,9. En el 2005, en cambio, la ratio ascendía a 4,5.

El perfil medio es el de una mujer casada, con una edad media cercana a los 61 años, que ha completado al menos la primera etapa de los estudios secundarios y que no trabaja en la actualidad, pero ha trabajado alguna vez. Cansadas o no, su situación, según este retrato robot, es envidiable: su estado de salud es más que aceptable, a juzgar por su propia percepción, y tienen un elevado grado de satisfacción en la vida. En general, las encuestadas son, además, mujeres que cuidan cotidianamente de menores de 12 años y que residen en grandes ciudades de seis provincias: Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla, Valladolid y Vizcaya.

De hecho, también en este ámbito el estudio detecta diferencias significativas: los resultados indican que en las ciudades pequeñas la actividad de las abuelas es menos intensiva y menos compleja que en los grandes núcleos urbanos.

La investigación confirma, sin embargo, el predominio de la línea materna en la función de abuela cuidadora (u orientación matrifocal), aunque tres de cada diez se hacen cargo también a la descendencia de sus hijos varones. Lo que sí ha llamado la atención de los responsables del estudio es que la orientación matrifocal es más notable en las abuelas más jóvenes y con mayor nivel educativo. "Por tanto, las que más acusan la pérdida de libertad", según Pérez.

Conclusión: "No se trata de negar las posibilidades del cuidado de las abuelas, sino de armonizar las necesidades y los deseos de las tres generaciones implicadas"

Recopilación por Toni Perulles i Rull, 1-07-2007.