ANTONI PENROSE · HIJO DEL SURREALISMO. "YO SOY UN GRANJERO"
"A mí me mordió Picasso"
LA VANGUARDIA IMA SANCHÍS  - 02/07/2007

Tengo 60 años. Nací en Londres y vivo en la casa en la que crecí, una granja en Sussex. Tengo tres hijos de mi primera mujer, que murió de cáncer, y uno de mi actual mujer. Lo único que estudié fue cómo ordeñar vacas. Socialista de corazón, pero voto al candidato que está más por la justicia, la paz y la libertad. Soy un cuáquero

- A usted le mordió Picasso.

- Sí, era una especie de tío putativo. Le gustaban los juegos muy físicos, lo opuesto de mis padres, anglosajones, sin ese trato mediterráneo de tocarse unos a otros.

-... Y el juego se fue animando.

- Sí, y yo le mordí y él respondió. Antes de que yo empezara a chillar, dijo: "Éste es el primer hombre inglés al que he mordido".

- ¿Su madre y Picasso fueron amantes?

- Sí, durante un breve periodo, y Picasso quedó muy impactado, pintó su retrato seis veces; uno de ellos de memoria, tres días después de que Roland y Lee se hubieran ido.

- ¿Por qué no les llama papá y mamá?

- A mí me crió una nanny.

Yo no conocí realmente a Lee Miller hasta después de muerta, cuando encontré en el altillo una caja con su colección de fotos, cartas y diarios.

- ¿Le gusta la mujer que descubrió?

- Sí, mucho. Mi tristeza es que ni yo ni mi padre conocimos muchos de sus secretos. No explicó a nadie que a los siete años la violaron, ni sus experiencias como reportera de Vogue durante la guerra, tras la cual, cuando yo nací, se convirtió en alcohólica.

- No fue muy generosa con usted.

- No fue generosa con sus afectos.

- Pero tuvo un montón de amantes.

- El editor de Vogue la descubrió como modelo a los 19 años. De repente se hizo famosísima, se convirtió en la musa de los surrealistas. Posó en gran parte de la obra de Man Ray, se convirtió en su amante y aprendió de él el arte de la fotografía.

- Montó un estudio en Nueva York.

- Y lo dejó al casarse con Aziz Eloui Bey, un hombre de negocios egipcio, y marcharse a El Cairo. Pero aquella vida convencional la aburrió. Hizo una escapada a Nougins, donde pasó unas vacaciones mágicas junto a Picasso y sus amigos, entre ellos Roland, mi padre, que era su biógrafo y artista surrealista.

- Plantó al egipcio.

- Sí, se fue con Roland a Londres hasta que la revista Vogue le propuso incorporarse a la guerra como corresponsal, con el ejército norteamericano. Ella y su amante, que vivía con mi padre y mi madre, el fotógrafo de Life, David Sherman, fueron los primeros en fotografiar los campos de concentración nazis.

- A David Sherman el horror lo paralizó.

- A ella no, era ambiciosa y quería documentar lo que veía.

- Después de tanta acción y ya no tan hermosa, ¿la vida normal le aburrió?

- Perdió su camino. Y también le afectó ver que, tras la guerra, Europa estaba liderada por personas muy decepcionantes.

- Vivió rodeaba de glamour.

- Su origen era humilde. Su padre era ingeniero y su madre enfermera. Pero a Lee no le impresionó la fama. El glamour fue una manera de abrirse puertas.

- ¿No le ha producido ningún conflicto la relación que Lee tenía con su cuerpo y el sexo?

- No, porque me siento muy distante de ella; si la sintiera como madre sería distinto. Pasaron muchos hombres por su vida, pero ni siquiera las personas que tenían una relación más íntima con ella - mi padre, Sherman, Picasso o Man Ray- la conocieron.

- ¿Qué le ha dicho su padre de aquella época de amor libre?

- Que iban en contra de las convenciones. Todos los que pertenecieron a aquel grupo pensaban que compartir pareja fortalecía la amistad en lugar de ponerla en peligro. Mientras fueron jóvenes y guapos funcionó.

- Tampoco fueron padres convencionales.

- Querían tener éxito en sus carreras y, mientras yo estuviera cuidado, hacían su vida. Mi padre pertenecía a una clase social en la que lo normal era que los hijos tuvieran tutores y luego fueran a internados.

- ¿Qué carencias ha provocado en usted?

- Ninguna. He tenido la suerte de tener una excelente relación con mis dos mujeres y mis hijos. Y tuve mucha suerte de que mi nanny fuera una irlandesa dulce y moralmente fuerte. Sigue formando parte de mi familia, es la madre que no tuve.

- ¿Tanto glamour en su infancia le hizo granjero?

- Sí, llegué a tener 500 vacas, las más bonitas que pueda imaginar. Pero una crisis me convirtió en biógrafo de mi madre.

- ¿No le provoca ningún tipo de emoción trabajar con esos recuerdos?

- He viajado por todo el mundo y he descubierto mis talentos como escritor y fotógrafo, quizá no hubiera sido así sin mi pasado. Emocionalmente, escribir la biografía de Lee Miller fue muy catártico, aunque algunos de sus secretos fueron difíciles de digerir.

- ¿La violación silenciada?

- Sí, sentí mucha rabia por cómo la habían tratado sus padres después de que la violara un amigo de la familia. El hecho se convirtió en un secreto oscuro.

- El padre también era un poco retorcido...

- Lo que le hizo durante años fue como una violación: fotografiarla desnuda desde que era niña hasta que se marchó. Pero no he encontrado pruebas de incesto.

- ¿Su magnetismo se debía a su incapacidad de entrega, lo que la hacía más deseable?

- Creo que Lee consiguió sacar fuerza de eso. Pero pese a que antes de la guerra las cosas le iban bien, leyendo sus cartas siempre se ve un temor a la infelicidad.

- ¿Qué lección ha extraído de esta historia?

- No hay que dejarse distraer por los aspectos superficiales, hay que mirar hacia los valores profundos de las cosas.

- ¿Cree que aquella pandilla de artistas, hoy mitificados, iba al fondo de las cosas?

- No siempre, había algunos que simplemente se dejaban llevar por la frivolidad, pero otros eran muy genuinos.

La Contra | página nº 72

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LA 'NANNY'

En el Museu Picasso se exponen las fotografías que Lee Miller tomó de Picasso y de su entorno en los 36 años que duró su amistad, y cuadros del artista que pertenecían a su amigo y biógrafo, Roland Penrose, marido de Lee y también artista surrealista. Pero el personaje que se sienta delante de mí dice: "Yo sólo soy un granjero". Es el hijo de ambos, dirige los archivos Lee Miller y la colección Penrose. Le crió una ´nanny´ que hoy ejerce de abuela de sus hijos. Desde ese resguardo emocional se acerca a su madre, que encarnó en su vida todos los valores del amor libre v del grupo que rodeaba a Picasso. "A mí y a todos los niños que estábamos a su alrededor, Picasso nos trató muy bien; respecto a las mujeres podía ser muy cruel, pero ellas habían elegido estar allí".

Recopilación por Toni Perulles i Rull para fines educativos en la Educación Superior. Tortosa, 2 de julio de 2007.