LA VANGUARDIA VÍCTOR-M. AMELA - 17/06/2007
- ¿Qué tal es Sarkozy?
- Es un Blair francés.
- Y usted, ¿es muy amigo de Sarkozy?
- Trabajamos dos años en el mismo gobierno, hemos veraneado juntos en barco de vela... Me ha ofrecido estar en su gobierno.
- ¿Por que no ha aceptado?
- A estas alturas yo ya sé que soy mejor en otros terrenos.
- ¿Qué aportará Sarkozy a Francia?
- El primer gobierno de derecha sin complejos ante el super- ego de la izquierda. La mayoría de mis amigos, ex sesentayochistas izquierdistas... ¡le han votado!
- ¿Qué le ven?
- Alguien capaz de compaginar la globalización sin perder el alma de Francia. Y la derecha de Sarkozy no es la derecha española, tan católica.
- ¿No fue el cristianismo la primera globalización?
- El primer discurso universalista fue en la Ilustración, la Revolución científica de los siglos XVII y XVIII.
- ¿En qué consistió?
- En el dominio de la naturaleza, con una aspiración: emancipar de su tiranía a la Humanidad, que así sería libre y feliz.
- ¿Y en qué ha quedado eso?
- En una ola de competitividad sobre la que todos surfeamos.
- ¿Para ser libres y felices?
- Sólo procurando no caer de la ola.
- Pues detengamos la ola.
- Los altermundialistas lo creen posible. Pero nadie controla esa ola. ¡La producimos entre todos! Y éste es el problema número 1 de la política.
- ¿Cuál?
- Cómo retomar el control del proceso, ¡cómo retomar el poder! Este proceso es un monstruo anónimo y ciego. Puede devastarnos, porque nos arrastra sin saber hacia adónde. En el 68 la cuestión era quitarle poder a los políticos... ¡y ahora se trata de dárselo!
- ¿Es lo que Sarkozy critica del 68?
- El siglo XX ha sido el de la deconstrucción, y el 68 la culminó: deconstruyó la moral tradicional. La paradoja es que la burguesía adoptó esa deconstrucción: ¡el capitalismo es la revolución permanente!
- ¿Y adónde lleva eso?
- Esa revolución ha conformado este sistema que necesita - y genera- gente adicta a consumir, a zapear...
- El consumismo materialista. - Un pragmatismo que es adictivo. Por eso necesitamos hoy dosis de idealismo. Y eso pretende Sarkozy: inyectar un propósito.
- ¿Un nuevo idealismo?
- Sí, necesitamos idealismo, buscar un sentido. Una aspiración superior, un bien superior. El pragmatismo es necesario, pero no suficiente. Esto lo saben bien los multimillonarios...
- ¿Qué saben?
- Qué el dinero no lo es todo, no es el fin superior, que necesitan hacer algo más. Hacer algo por los demás. A Bill Gates le pasa, por ejemplo. Y conozco muchos otros casos...
- ¿En qué consistiría ese bien superior?
- En que la persona tuviese bases sólidas, una rica vida interior, de modo que sus cabezas fuesen inmunes al zapping y a la adicción.
- Como filósofo, dígame: ¿en qué momento estamos?
- La filosofía busca cómo superar los males de la vida. Y el mal mayor es la muerte. El miedo máximo es el miedo a la muerte del ser amado y a la propia muerte. Y el miedo a la muerte te repliega, te encoge. Y así no es posible ser libre ni generoso.
- ¿Y la filosofía ayuda?
- Sí, la filosofía es una respuesta al miedo: ayuda a llegar a la buena vida, que es la vida sin miedo. A ser libre y a amar.
- ¿No era eso cosa de la religión?
- La filosofía apela a la propia razón, a ti mismo. La sabiduría estoica enseña que es absurdo estar pendiente del pasado y temiendo al futuro: la serenidad es eso, y es la mejor forma de felicidad.
- Suena muy budista.
- No exactamente: el budismo propugna desligarse de las cosas para que no te afecten, prepararte para la catástrofe (la muerte), aprender a estar casi muerto antes de la muerte. Es una estrategia legítima contra el miedo...
- ¿Cuál es la suya?
- Yo practico el pensamiento ampliado: todas las opciones son válidas, a todas podemos acogernos. He escrito el libro Aprender a vivir,y soy budista mientras escribo el capítulo del budismo, cristiano mientas escribo el del cristianismo...
- Pero ¿qué le convence más?
- Yo amo. O sea, estoy atado. ¡Tengo un problema, pues!
- Pero amar está bien.
- Sea yo bueno o sea malo, mi hija puede morirse igual. Ya ve: ¡amor y moral no tienen que ver!
- Sigamos con su problema.
- Sí. ¿Qué hacer? ¿Olvidarme de la muerte? ¿O vivir como si fuese a morir esta noche?
- Usted dirá.
- Puedo hacer algo: reconciliarme con mis padres, con mis hijos, con los que amo y me peleo. Sólo así la muerte será menos insoportable. El amor es la sabiduría.
