JANE GOODALL, DOCTORA EN ETOLOGÍA

Llevo conmigo la paz de la selva"

IMA SANCHÍS  - 04/08/2007 LA VANGUARDIA

74 años. Soy inglesa. Viuda, con un hijo y tres nietos. La invasión de Iraq ha aumentado el terrorismo en el mundo, el dinero que hay que invertir por ello aliviaría la pobreza, madre del terrorismo. Tantos años sola en la selva me han hecho comprender que hay una razón para que yo exista, intento utilizar mi vida para dar esperanza

Y Jane abandonó la selva...

-... Con mucho dolor porque aquel es mi hogar, pero en 1986 los chimpancés se estaban extinguiendo en África y decidí viajar para exponer el problema.

- ¿Y se encontró con un problema mayor?

- Me di cuenta de que los jóvenes estaban perdiendo la esperanza y que eso sería el fin. Y me di cuenta de que todos los problemas del mundo están interrelacionados. A la gente le preocupa el estado del mundo, pero sienten que no tienen poder para cambiarlo.

- Empezó a dar conferencias por el mundo, ¿cómo resumiría su mensaje?

- La vida de cada uno de nosotros importa y tiene sentido. Millones de pequeñas acciones conseguirán un cambio global. Es muy importante que pensemos en las acciones que realizamos cada día y en cómo impactan en la sociedad, en el medio ambiente y en el bienestar de los animales. Debemos recuperar la esperanza.

- ¿Añora la selva?

-... ¡Tanto! Cuando voy, dos veces al año, me siento como si no me hubiera marchado. Llevo conmigo la paz que me da la selva.

- ¿Qué ha aprendido de la naturaleza?

- Que los humanos somos insignificantes, pero con un cerebro extraordinario que nos ha permitido destruirla. Pero la naturaleza, de un modo u otro, durará más que nosotros.

- Se lo merece.

- La vida siempre vuelve a resurgir. Después de la bomba atómica los científicos pronosticaron que no volvería a haber vida en 40 años, pero las plantas comenzaron a crecer mucho antes. Yo vi la devastación y también cómo de un árbol calcinado brotaba vida, llevo siempre conmigo una de sus hojas.

- ¿Decepcionada del ser humano?

- En nuestra naturaleza, al igual que en la de los chimpancés, tenemos la capacidad de grandes sacrificios y nobleza. Pero la parte oscura es terrible: codicia, crueldad, egoísmo. Ambas las hemos heredado de un ancestro común, una criatura prehumana.

- Usted ha conocido chamanes capaces de comunicarse con los animales.

- Y gente corriente también. Puedo garantizar que hay una comunicación entre humanos y animales que el resto no entendemos.

- ¿Usted es una de esas personas?

- No, yo no, sentirse uno con la naturaleza es una cosa, comunicarse es otra. Puedo comprender, a través de la empatía, lo que está sintiendo un animal, en especial los chimpancés, y porque reacciona de tal manera.

- La empatía, una cualidad que los científicos de su época denostaban.

- Todavía es así, dicen que hay que ser objetivo, pero yo utilizo la empatía y la intuición para entender, y luego me atengo a la objetividad científica para cuestionar si lo que yo intuyo es cierto.

- Su método, ¿le ha acarreado problemas?

- Sí, pero yo nunca he querido estar en el mundo académico. Al principio no quería decepcionar a Louis Leaky porque luchó mucho para obtener el dinero que me permitió estudiar a los chimpancés en Gambia, así que cuando sugirió que debía doctorarme en Cambridge intenté hacerlo lo mejor posible.

- ¿Casualidad que el doctor Leaky eligiera a tres mujeres para estudiar el origen humano?

- Consideraba que éramos mejores observadoras e investigadoras. No teníamos apriorismos ni la presión de ascender.

- ¿Quiénes han sido las personas más importantes de su vida?

- Mi madre, que se vino conmigo a Tanzania; Louis Leaky, sin su ayuda no hubiera permanecido 23 años en la selva; Derek Bryceson, mi segundo marido, que murió de cáncer, y mi perro Rasty.

- Hábleme de su perro.

- Cuando fui a la Universidad de Cambridge me dijeron que sólo los humanos tenían personalidad, mente y sentimientos, pero yo sabía que mi perro tenía las tres cosas y mantuve mis convicciones, hablé de ello pese a la prohibición.

- Usted es una mujer muy libre, ¿nació así?

- Crecí en un mundo de mujeres, mi abuela y mi madre eran fuertes y extraordinarias. Jamás me dijeron "esto no lo puedes hacer porque eres una mujer", pero fuera de casa lo oía continuamente.

- ¿Qué valores le transmitieron?

- Mi madre estimuló mi pasión por los animales y la naturaleza y mi abuela no dejaba de repetirme: "Como sean tus días, así será tu fortaleza". Decidí mi futuro encaramada a un árbol leyendo los libros de Tarzán. Eran años de posguerra en los que aprendí a apreciar el valor real de las cosas y de la vida.

- La sencillez, ¿nos hace más libres?

- Y más felices, porque en una vida natural encuentras una cierta paz.

- ¿Nunca se sintió sola en la selva?

- Estar inmersa en la naturaleza me ayudó a comprender que era parte de ella y a alejar para siempre el sentimiento de soledad y de vacío. Es en la ciudad donde me siento sola, el mundo que hemos creado me parece feo y espiritualmente pobre.

- ¿Desde cuándo es vegetariana?

- Cuando supe lo que hacían en las granjas con los animales, me senté delante de un bistec y no pude comérmelo, entendí que simbolizaba el miedo, el dolor y la muerte.

- ¿Le asustaba criar a su hijo en la selva?

- Hugo (fotógrafo de National Geographic)y yo pensamos que la vida allí era mucho más sana que en la civilización: aire y agua limpios, comida orgánica y libertad.

- ¿Cuál es la mayor cualidad humana?

- La compasión, porque te lleva a comprender a los otros y es inseparable del amor. Pero también la honestidad y el coraje necesarios para intentar cambiar las cosas.

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La Contra | página nº 60
 
ESPERANZA

La novia de Tarzán es mucho más que una de las científicas más importantes de la historia, tal como figura en las enciclopedias, alberga una conciencia superior que crece con ella, ojalá viva 300 años más. A los 23 llegó a Tanzania y vivió en sus selvas durante 25 años. Sus estudios sobre los chimpancés cambiaron la concepción del ser humano y difuminaron la línea que nos divide de los otros animales. Ha dedicado su vida al estudio y la conservación de estos primates y en su conferencia sobre los grandes simios (Obra Social de la Fundació La Caixa) no fue muy optimista: "Va a ser difícil que sobrevivan". Su esperanza es devolver la esperanza a las nuevas generaciones y éste es el objetivo del programa ´Raíces y brotes´ y del recién inaugurado Instituto Goodall en Barcelona.

Recopilación por Toni Perulles i Rull para la Educación Superior. 4-08-2007.