
Norberto Gallego  | Yahoo!   empezó en 1994 como el hobby de dos estudiantes de Stanford, David Filo y Jerry   Yang. También Google fue engendrada en Stanford, en su caso por Larry Page y   Sergei Brin, estudiantes de ingeniería electrónica. Con el tiempo, ambas   empresas se disputarían un mercado que hace diez años no existía, las búsquedas   en Internet.
      
      Pero, llegadas a un punto del recorrido, las parejas   fundadoras sintieron la necesidad de una tutela que les ayudara a desarrollar la   perspectiva empresarial. Page y Brin ficharon a Eric Schmidt, ingeniero con una   brillante carrera como gestor tecnológico, quien se convertiría en factotum del   acelerado crecimiento del negocio. Filo y Yang, por su lado, contrataron a Terry   Semel, un ejecutivo de Hollywood, con fama de dealmaker,de quien dice la   leyenda que apenas sabía enviar un correo electrónico.
      
      En el 2004, se   produjeron dos hechos que marcarían el futuro: Yahoo!, al comprar Overture,   adquirió sus patentes de distribución de publicidad en internet, y demandó a   Google por uso indebido de esa tecnología. Un acuerdo extrajudicial entre las   partes sería el comienzo de una frenética competencia, un mutuo desafío   permanente. Con arsenales muy distintos, vuelven a encontrarse.
      
      Las dos   viven de la publicidad, pero el futuro de Google depende de su capacidad para   extenderse más allá de internet y el de Yahoo! de una nueva estrategia en las   redes sociales de internautas. 
      
      Yahoo! busca más allá de los   buscadores
      Hace justo un año, la directora financiera de Yahoo!, Susan   Decker, se sinceraba al decir en público que la compañía no podría arrebatar a   Google el dominio de las búsquedas en internet, pero sí mejorar la `monetización   ´ de su audiencia total, superior en número a la de su adversario. Se intentó   entonces matizar sus palabras, pero quedó patente que existía un debate   estratégico interno. Han pasado doce meses, y Susan Decker acumula dentro de   Yahoo! el poder que le permitiría desarrollar su premisa. Muchos la consideran   como la sucesora natural del actual presidente, Terry Semel. 
      
      Entre las   nuevas funciones de Decker se encuentra el despliegue de las iniciativas   destinadas a rentabilizar el caudal de usuarios que Yahoo! ha conseguido   defender durante el peor año de su historia. Si se suman los 20 primeros sitios   web de la galaxia Yahoo!, reúnen más audiencia que los 20 primeros de Google   (excluyendo YouTube, que lleva vida separada). Pero mientras uno ha perdido el   10% de cuota de mercado, el segundo ha ganado un 18,6%, lo que ha llevado a los   analistas a calcular que, si no cambian las trayectorias, Google superaría en   audiencia a Yahoo! a mediados del 2009. Es el plazo máximo de que dispone la   nueva estratega para evitar que Yahoo! pase de ser compradora a recibir   proposiciones de compra. 
      
      Yahoo! no ha querido (o no ha podido) seguir la   estela de Google en la carrera de compras multimillonarias, pero ha tenido la   sagacidad de comprar selectivamente empresas jóvenes que, o bien le permiten   profundizar enlas ascendentes redes sociales -como Bix. com, para organizar   concursos sobre lo que a los usuarios se les ocurra -o en la recaudación   publicitaria -como Right Media, una tecnología de subasta de anuncios gráficos   -en consonancia con la nueva estrategia. 
      
      El instrumento para la   resurrección de Yahoo! se conoce oficiosamente como Panamá, y es una plataforma   para gestionar la distribución de publicidad en sus distintos medios on line. En   síntesis, automatiza la colocación de anuncios segmentando la audiencia según   criterios geográficos y demográficos. Pretende ir más lejos que la publicidad   convencional en buscadores, puesto que, en opinión de Semel, la publicidad on   line puede crecer mucho más de lo que generalmente se piensa, siempre que se   considere el potencial del vídeo, las redes sociales y el acceso a internet a   través de móviles. 
      
      Según Charlene Li, analista de Forrester, la salida   para Yahoo! estaría en "dar a la audiencia aquello en lo que está interesada";   esto implicaría avanzar en la integración del abanico de medios existentes con   las nuevas formas de acceso y uso de internet. Pero, sin renunciar al frente de   batalla tradicional, la compañía está convencida de que la nueva frontera son   los móviles, cuyo número y ritmo de crecimiento es superior al de los   ordenadores conectados. Desde hace tiempo, Yahoo! experimenta en varios mercados   la inclusión de anuncios en sus servicios de búsqueda a través de móviles, pero   -lo mismo le ocurre a Google, igualmente interesada -en este negocio tendrá que   ponerse de acuerdo con los fabricantes y los operadores. 
      
      La ambición   de Google no tiene límites
      Se preguntaba hace poco Richard Siklos, en   el"New York Times", si Google es ya una empresa de medios y, en consecuencia, si   debe ser tratada como colega con el que se pueden hacer negocios o como un   adversario demasiado ambicioso. No es la primera vez que la cuestión se plantea,   y aunque los directivos de la empresa aludida la rechazan hay gente que no acaba   de creerles. Eric Schmidt, su presidente ejecutivo, afirma: " nuestro objetivo   es crear la mayor red de distribución de publicidad del mundo." No sería, pues,   una empresa de medios en el sentido de productor de contenidos, pero la   envergadura que ya tiene -su valor en bolsa duplica la suma de Disney y el   imperio Murdoch -y la que puede alcanzar este mismo año, avalan su pretensión de   controlar la principal fuente de ingresos de los medios convencionales: prensa   escrita, televisión y radio. 
      
      El propio "New York Times", junto con otros   50 periódicos estadounidenses, ha adjudicado a Google la venta de publicidad en   su sitio web, y estudia ampliar el acuerdo para la distribución on line de   anuncios en su versión impresa. CBS, por su parte, negocia otorgarle la   exclusiva de venta de espacios en las radios de las que es propietaria. Las   miras de Schmidt son más largas: no se trata sólo de comercializar su buscador y   sitios afines en la Web, así como una multitud de asociados que han aceptado sus   reglas (a cambio, en algún caso, de cuantías garantizadas). Ahora mismo, está   avanzando el siguiente paso, consistente en captar una cuota creciente del   mercado publicitario ajeno a internet. 
      
      Las cifras son elocuentes. La   suma total del mercado publicitario representa más de 300.000 millones de euros,   de los que solamente el 5% o menos se destina a internet. 
      
      Para que sus   ingresos y beneficios sigan creciendo al mismo ritmo, manteniendo encandilados a   los inversores, Google necesita que su sofisticada tecnología sea adoptada como   plataforma idónea por un número más amplio de medios y también de anunciantes. 
      
      El éxito de Google se ha basado, fundamentalmente, en la venta de   inserciones vinculadas a palabras clave en su buscador. La fórmula ha   conquistado a un vasto número de anunciantes de pequeña talla, unos 400.000   según datos no confirmados, que no pueden permitirse otras formas de publicidad,   y que aprecian la eficacia probada de Google. Distinto es el caso de los grandes   anunciantes, que manejan grandes presupuestos, remisos a desplazar cuotas   importantes de estos hacia un medio que todavía les provoca desconfianza. 
      
      La mayor parte de los ingresos totales de Google -unos 8.000 millones de   euros en el 2006 -provienen de la publicidad on line, un mercado que domina con   holgura. De seguir así, podrían duplicar los de Yahoo! (aunque esta supera a   Google en otras fuentes de recursos), triplicando sus beneficios. Este ritmo   excepcional de crecimiento muestra señales de estar cerca de sus límites,   Algunos analistas contemplan un aumento del 33% en el 2007, que para cualquiera   empresa sería brillante pero, cuando se trata de Google, hay que compararlo con   el 81% estimado para el ejercicio cerrado hace tres semanas. 
