Aprincipios de la década de los 70, cuando estudiaba Física en la Universidad   de Oxford, Tim Berners-Lee construyó su primer ordenador con poco más que hierro   de soldadura, un procesador M6800 y un televisor viejo. Hoy es uno de los más   reputados científicos del mundo, investigador y catedrático en Estados Unidos y   Reino Unido, director del Consorcio W3C, receptor de una larga lista de   distinciones y premios, además de blogger, entre otras actividades. Mientras   continúa trabajando frenéticamente, este londinense hijo de matemáticos y   nombrado sir ya tiene un título para la historia: inventor de la World Wide Web   (www). 
          
        En una de las escasas entrevistas concedidas - a Kris Herbst en   junio de 2004 a través de Internet-, TBL (como suele encontrarse su firma)   mencionaba algunos elementos de su carácter que habían influido en su invención:   "Cualquiera que haya perdido la noción del tiempo cuando usa un ordenador conoce   la propensión a soñar, la urgencia por convertir esos sueños en realidad y la   tendencia a que se le pase la hora de la comida. Las dos últimas condiciones   probablemente hayan ayudado. Creo que ahora lo llaman trastorno de déficit de   atención". 
        
        Antes de la www, Internet era básicamente una red física de   redes; máquinas y cables interconectados que forman un sistema que permite   enviar paquetes de información entre ordenadores, usualmente en fracciones de   segundos. Muchos programas, como el correo electrónico, funcionan usando   Internet, cuyo diseño nació en 1973 y se empezó a divulgar en 1974 por Vint Cert   y Bob Kahan, quienes definieron el llamado IP (protocolo de Internet), que se   hizo masivo en 1983. 
        
        La www es un espacio imaginario - virtual- en el   cual uno encuentra documentos, sonidos, vídeos y todo tipo de información. A   diferencia de Internet, que se conecta con cables y ordenadores, la web utiliza   los hypertext links:vínculos de hipertexto que, cuando uno hace clic   sobre ellos, conducen a su vez a enlaces relacionados. 
        
        Después de   Oxford, Berners-Lee trabajó en varias compañías de telecomunicaciones, y como   consultor independiente para el CERN (Centro Europeo para la Investigación   Nuclear) en Ginebra. Allí regresó en 1984 al obtener una beca. Uno de sus   proyectos científicos fue el de recuperar un programa que había diseñado algunos   años atrás para uso personal, llamado Enquire. Usado para almacenamiento de   información, Enquire prevé asociaciones aleatorias y su conceptualización sirvió   de base para el desarrollo de un futuro invento. En 1989, Berners-Lee propuso el   proyecto del hipertexto global, escribiendo el primer servidor: httpd, que usaba   un navegador y editor llamado World Wide Web. En octubre de 1990 ese nuevo   programa, ya conocido como www, se puso a disposición del CERN, y en agosto de   1991 se extendió a todo el mundo a través de internet, expuesto en un navegador   básico visible en cualquier plataforma, creado por la entonces estudiante Nicola   Pellow. 
        
        Entre 1991 y 1993, Berners-Lee avanzó en el diseño y   especificaciones de su creación, intercambiando y discutiendo información con   los nuevos usuarios internacionales. En este proceso refinó conceptos como el   del html, el lenguaje de marcación de hipertextos que se generalizó como   herramienta de escritura de webs. 
        
        Los orígenes del hipertexto 
Los orígenes del concepto de hipertexto se remontan cinco décadas atrás, con   la publicación en 1945 en la revista Atlantic Monthly del histórico artículo en   el que el científico Vanevar Bush proponía una máquina llamada Memex, que podría   permitir hacer y seguir automáticamente referencias cruzadas de información   mediante un proceso de código binario y fotografía instantánea. Posteriormente   aparecieron investigaciones fundamentales como la de Doug Englebart (el sistema   NLS para el uso de ordenadores digitales para intercambio de archivos) o la de   Ted Nelson, quien acuñó el término hipertexto. 
          
      El panorama con el que   Berners-Lee se encontró en los 80 fue el de un campo científico que se venía   expandiendo notablemente, cada vez más información estaba siendo copiada   magnéticamente y almacenada en ordenadores, pero justamente esa riqueza y   diversificación estaba creando cada vez sistemas más dispares, redes, formatos,   soportes y códigos incompatibles entre sí. "Eso hacía que cualquier intento de   transferir datos era una tarea generalmente impracticable", escribía en un   documento de agosto de 1996 sobre el pasado, presente y futuro de la web, en el   cual también explicaba el principio básico bajo el cual diseñó la Red mundial:   "Como un mundo interactivo de información compartida a través de la cual la   gente se pudiera comunicar entre sí misma y con máquinas". 
      
      Si en su   primera fase la www contenía predominantemente material de sólo lectura (no   editable en línea) alojado en servidores de grandes empresas, organismos   públicos y universidades, hoy delata una constante expansión gracias al   creciente número de personas conectadas a través de sus ordenadores u otros   dispositivos en todo el planeta. Esto se debe, en gran parte, a los criterios   que Berners-Lee estableció en el diseño original de la web: flexibilidad -   mínimas especificaciones para minimizar restricciones de funcionamiento- y la   capacidad de que pudiera usarse en cualquier plataforma física o informática, en   previsión de su evolución. 
      
      También una de las metas trazadas por TBL fue   que "la interacción entre la persona y el hipertexto pudiera ser tan intuitiva   que el espacio con información legible en el ordenador diera una idea precisa   del estado de los pensamientos y patrones de trabajo de los usuarios". La red ha   tenido tan sensacional éxito gracias a que muchos individuos, sin ser físicos ni   expertos, han decidido explorar, muchas veces a tientas, las posibilidades   ocultas detrás de cada línea cliqueable en una pantalla. 
      
      Otra razón del   éxito fue el hecho de que Berners-Lee ofreció su invento a la humanidad   renunciando a las regalías y el prospecto de fortuna que le hubiese esperado   allí. Al trabajar con códigos abiertos, permitió que rápidamente colegas y   curiosos de la informática se volcaran en un proyecto común de alcance global.   "La intención era que ese espacio pudiera transformarse de un sistema privado de   información en uno público abierto tanto para material cuidadosamente organizado   y revisado como para ideas singulares que tal vez sólo tuvieran sentido para un   pequeño grupo de personas y tal vez nunca releídas", recapitulaba el creador de   la www en el documento ya mencionado. 
      
      Una tecnología libre 
      
      Al hacer de la web un invento de dominio público aseguró esta   transformación, en la que contribuyó igualmente la decisión de las directivas   del CERN en su documento histórico del 30 de abril de 1993, en el que anunciaron   que la tecnología www podría ser utilizada libremente por cualquier persona o   institución de cualquier país, sin que tuviese que pagar ningún tipo de derechos   al laboratorio. 
      
      En febrero de 1995, el tema principal en la agenda de   reunión del G7, auspiciado por la Unión Europea en Bruselas, fue la web, y al   siguiente mes, el CERN convocó un seminario con 250 periodistas europeos para   enseñarles, con la ayuda de estudiantes de la Escuela Internacional local, la   novedad del momento: navegar virtualmente por la nueva www. 
      
      La   trayectoria de la Red también está marcada por la creación en 1994 del World   Wide Web Consortium W3C, una organización sin ánimo de lucro con más de 150   miembros, entre ellos los desarrolladores líderes de tecnología en línea y   muchas otras personas cuyo trabajo está asociado con la versatilidad, ubicuidad   y funcionalidad de la web. Su objetivo general es de promover "todo el potencial   de la web", proveyendo un "foro neutral en el que compañías competidoras puedan   encontrarse y ponerse de acuerdo sobre especificaciones comunes para el bien   común". 
      
      Desde que la www se hizo pública ha existido la preocupación por   su fragmentación: que se creen múltiples estándares de operación, torpedeando el   universo compartido de información sobre el cual se han construido tantos   proyectos comerciales, educativos, técnicos y científicos. La misión del W3C,   visualizada por Berners-Lee (uno de sus fundadores y actual director) es la de   diseñar criterios que aseguren al crecimiento de la web a largo plazo. 
      
      El W3C se ha consolidado como organismo independiente, y en este sentido   no sólo ofrece un amplio temario de ayuda técnica, sino que también ha abierto   debates sobre temas éticos o de interferencias gubernamentales que vulneren el   carácter libre y democrático de la red. Se sostiene económicamente con   aportaciones de sus miembros, fondos de investigación, becas y otras fuentes   públicas y privadas. El trabajo es administrado por el Laboratorio de Ciencia e   Inteligencia Artificial del MIT en Estados Unidos, el Consorcio Europeo para   Informática y Matemáticas en Francia y la Universidad Keio en Japón. Tiene   además oficinas en 15 regiones del mundo, con el fin de extender el espectro de   actividades y promover la creación de tecnología en más idiomas. 
      
      No todo   es alentador con la expansión actual y prevista de la red. Los anuncios   perniciosos; los sitios virtuales que conducen a abusos de menores, ilegalidad,   estafas; las avalachas de correo basura; los virus... Por otro lado, hay   inquietud sobre si la web es una herramienta de desarrollo e integración o, por   el contrario, acrecentará la brecha entre sociedades ricas y pobres o se   convertirá en arma destructiva de grupos extremistas. Un recorrido por las   noticias actuales puede llevar a la conclusión de que el mundo está hecho un   desastre de violencia, abandono de la razón, a la par de una alarmante   dependencia informática en ciertas esferas. 
      
      En estos momentos, merece la   pena recordar que hay gente como Tim Berners-Lee trabajando por expandir un gran   espacio en el que, respetando la individualidad y la diversidad, haya un   entendimiento universal. Un espacio integrador, al alcance de más seres humanos   que no se supeditan a las máquinas, sino que las saben usar más y mejor. Un   amplio escenario lleno de testimonios, imágenes, sonidos y documentación   relevante bien para una persona o para millones; y desde el cual se pueda   comprar a cualquier hora un nuevo plato de comida a domicilio para quienes   convierten el déficit de atención en genialidad.