Opinión:

Antoni Ramis Caldentey
Coordinador de l'Arc-46: grup. Illes Balears:
http://www.mallorcaweb.net/arc46
Web castellana:
http://www.mallorcaweb.net/arc98
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Es cierto que vivimos situaciones de extrema agresividad, agresividad que
tiene unas causas muy evidentes en los modelos que nos dan y que nos
quisieron implantar por ley (LOCE, ley de Partidos,...) los violentos de los ocho
años de la ignominia miserable humana y social, que apoyaron al Gobierno
más agresivo y letal del mundo. Nos quisieron imponer (y nos provocan)
la cultura de la diferencia y la confrontación agresiva entre diferentes.
Si somos 99% iguales con los chimpancés, ¿cómo no íbamos a ser
99,99% iguales a las personas más diferentes?

En más de 35 años de educación directa (en ocasiones en ámbitos
muy marginales, en otras en ámbitos carenciales) nunca he tenido ningún
problema de indisciplina ni de falta de respeto ni de peleas entre alumnos.
Y nunca he impuesto la disciplina a la fuerza (las ollas a presión, sin
escape, explotan). La autoridad no se ostenta ni impone, la autoridad se
gana merecidamente y se administra (sin libertad no hay responsabilidad). En
una ocasión un inspector de estos, de los miserables, me ordenó algo
totalmente inútil (si no, incluso, contraproducente) y yo le pregunté que
qué objetivo tenía aquella actividad que yo debía hacer, que qué
bien íbamos a conseguir con aquella acción; ante su cara de estupor y
silencio le insistí "¿para qué tendría que hacer esto?", a lo cual
él debió entender ¿por qué...? y me contestó: "¡Porque yo lo digo
y basta!" (bonita manera de argumentar racionalmente). Esta autoridad, esta
disciplina (irracional: sin dar razones del por qué ni el para qué) es
la presión que provoca la reacción agresiva (ésta es, por ejemplo,
la provocación de los populares a los vascos nacionalistas para que no
puedan protagonizar la paz; ésta es la provocación, muchas veces
involuntaria, de profesores y sistemas educativos a los alumnos a quienes no pueden
garantizar ningún beneficio personal de su formación académica
-especificativa-).

Pavlov, en su laboratorio y para experimentar, daba una patada despistada
a los perros que se le acercaban despistadamente: algunos salían huyendo
llorando-ladrando y meándose en su carrera (éste es el comportamiento
que parece que desearían los miserables que tuvieran todos los alumnos
ante las muestras autoritarias y es el comportamiento que realmente tienen los
cobardes y los depresivos), otros se enfurecían y mordían la bota que
les había dado la patada (éste es el comportamiento que tienen los
alumnos reactivos agresivos y violentos, comportamiento que se evitaría
evitando el darles "patadas"), otros, finalmente, los más inteligentes, se
apartaban lo justo para que no les alcanzara la pierna de Pavlov, se echaban
y le miraban con un aire de conmiseración como si pensaran: "¿pero
bueno, el perro soy yo o eres tú?" Cuando voy a sus casas suelo acariciar a
los perros que tienen mis amigos, todos me llenan la mano que acaricia de
lametones (no sé quien me dijo que los lametones en los perros equivalen a
las caricias y besos en los humanos). Si "todos" los profesores y "todos"
los sistemas acariciáramos (caricias psicológicas) a "todos" los alumnos
estoy convencido de que no habría agresividad escolar, ni siquiera entre
alumnos. Si todos los alumnos sacaran un beneficio de su escolaridad y
además fueran conscientes de ello (porque los profesores se lo
demostráramos en la práctica), no sólo no habría agresividad, sino que habría
una gran disciplina, organización y agradecimiento, además de que se
incrementaría mucho su rendimiento y aprendizaje, aprendizaje que
serviría para tener actitudes sociales solidarias en lugar de actitudes sociales
sectarias de competición y agresividad.

Querido Edip, la actitud defensiva es una señal para que el contrario
nos ataque, pero si no hay contrario, ni ataque, ¿para qué deberíamos
enarbolar esta señal? Si no hay contrario, ni ataque no debe haber defensa
y tampoco habrá indefensión. Lo contrario, enarbolar la señal, es
provocar el ataque (que, previamente, no estaba previsto). Es cierto que en
el caos los chorizos hacen su agosto, pero, ¿qué pasaría si no hubiera
ni caos ni chorizos? En el caso de Nueva Orleáns muchos robos se
produjeron y producen por extrema necesidad de supervivencia por gente muy normal
(aún así mucha gente ha muerto de hambre y de sed) y ¿qué sistema
es, por imprevisión, incompetencia y maldad, responsable tanto del caos
como de la existencia de delincuentes armados, en Nueva Orleáns? ¿O tu
eres como aquel impresentable chiquitín que decía "A mi sólo me
importan los hechos, no me importan sus causas"? Estoy convencido de que no.

Queridos amigos educadores, nosotros no somos los culpables de la
agresividad escolar ni de cualquier violencia, los culpables son los modelos y las
políticas miserables que las causan, pero sí que tenemos recursos de
prevención, evitación y corrección. Seamos generosos en utilizarlos.

 

Lo que ocurre hoy día es que se tiene miedo a la palabra disciplina y
los medios que se aplican no garantizan la integridad moral ni de alumnos
ni de profesores.

La teoría progre de que no son necesarios premios ni castigos ni, por
lo tanto, autoridad ninguna que los imponga, es errónea.

Ya hemos visto que cuando aparece la indefensión como en el caso de
una ciudad desolada por un huracán, como Nueva Orleans, aparecen los
saqueadores.

Anáñogamente. si en los colegios suprimimos o saboteamos la
autoridad de los profesores, aparecen los malos tratos a los profesores y a los
alumnos.

La indefensión es fuente de los abusos y los abusos mantenidos son el
origen de la corrupción de la sociedad. Si nuestros dirigentes son unos
desvergonzados violadores de los derechos fundamentales y humanos es porque
no nos defendemos de ello.

Por otro lado, la violación de los derechos es una forma de ataque
contra la parte idefensa de la sociedad, a la que se le hace un daño del que
resulta una pérdida. Y esta pérdida va en detrimento del desarrollo de
la sociedad.

La pobreza y el subdesarrollo de los pueblos primitivos no está tanto
en la falta de medios como en las contínuas luchas y abusos en los que se
disipan sus posibilidades, impidiéndoles salir del subdesarrollo y la
pobreza. El excedente de producción que hace posible el desarrollo aparece
con la paz y la justicia social (aunque sea imperfecta y relativa).

Entre nosotros, la lucha en los colegios nos lleva a la pérdida de
conseguir una educación que por los medios materiales tenemos a nuestro
alcance, pero que nuestros dirigentes sabotean de tal manera que ahora vamos
hacia atrás.

Con la especulación del suelo y otras violaciones de los derechos,
también hemos conseguido que nuestros descendientes sean menos numerosos que
nosotros, que nos extinguimos a causa de los ataques contra los más
débiles, especialmente los niños y los jóvenes.

En este aspecto, que muriera Franco no ha sido una ventaja, de la misma
manera que no lo fue la supresión del comunismo en la Unión
Soviética, que también sufre una espantoda despoblación, con una gran
disminución de la natalidad y un brutal aumento de la mortalidad. Algo parecido
ha ocurrido con la supresión en Irak del régimen de Saddam Hussein: era
un asesino, pero ahora hay muchos más asesinatos, en una lucha de casi
todos contra todos.

Por lo tanto, hay que tener cuidado cuando se quita una cosa para no
cambiarla por algo peor. Nuestros dirigentes piensan que, por muy corruptos
que sean, estamos mejor porque no son Franco y porque podemos votar. Pero
también Hitler fue votado y no era mejor que Franco. Es como si un padre
violador no lo consideráramos malo porque es el padre y tiene un título
legal. Pero ese título no es una bula para violar, algo que no parecen
haber entendido ninguno de nuestros dirigentes, ni se tiene en cuenta en
ningún partido.

Etc.