Martínez de Pisón, escritor
"La literatura me ha dado la felicidad"
VÍCTOR-M. AMELA  - 29/02/2008 LA VANGUARDIA

Tengo 47 años. Nací en Zaragoza y vivo en Barcelona desde 1982. Soy escritor profesional, soy un novelista aragonés en Catalunya. Estoy casado. Tengo dos hijos, Eduardo (18) y Diego (12). Soy socialdemócrata, sin militancia partidista alguna. Soy irreligioso

¿Otra novela sobre la Guerra Civil?

¡Quedan muchísimas historias por contar!

Nos han contado ya muchas veces la Guerra Civil.

Cada generación necesita aún volver a contársela. Los nietos de la guerra tenemos derecho a nuestra versión.

¿Y así hasta cuándo?

Hasta que todas las heridas cicatricen. Y para eso, hay que contarlo todo.

Mi abuelo hizo la guerra. ¿Y el suyo?

En Zaragoza se impuso enseguida la sublevación militar, y allí no vivieron la contienda. Sí tuve un abuelo carlista: su abuelo había salvado la vida del pretendiente Carlos VII en la batalla de Lácar...

¿Y sus padres?

Eran niños durante la Guerra Civil. Mi padre se haría luego militar. Murió cuando yo tenía nueve años…

La versión de los nietos de la Guerra Civil ¿en qué difiere de las anteriores?

En que ya podemos aspirar a la objetividad, sin implicación emocional. Ya sabemos que un bando era legítimo y el otro era golpista, y a partir de ahí podemos relatar todos los errores y desmanes de la República.

Resúmalos.

Durante casi un año, el gobierno no controló las salvajadas de las bandas que se tomaron sanguinaria justicia por su mano. Y cuando tomó el control, con Negrín, aplastó todo desvío de la ortodoxia soviética.

¿En qué se notó todo eso en Aragón?

El estalinismo de Negrín liquidó el sueño del primer experimento real colectivista.

Antes de la guerra, ¿no había errado la República en nada?

Sí, en las prisas. Quiso cambiar España de golpe. Era imposible, y el parlamentarismo pasó a ser visto como inoperante, corrupto y decadente, visión en la que coincidieron derechas e izquierdas. ¡Terrible pinza!

Los demócratas moderados quedaron en minoría.

El tiempo ha demostrado que lo único que funciona es la democracia parlamentaria.

Pero aún no hemos enterrado a todos los muertos de la guerra, literalmente.

Es una controversia que expresa heridas sin cicatrizar que quedan. Por eso aún hay que revivir el pasado en libros, películas…, para digerirlo y luego poder pasar página.

Tenemos las iniciativas de Zapatero...

Bienintencionadas y sensatas, o a mí me lo parecen, seguramente por afinidad generacional: Zapatero y yo nacimos ambos en el año 1960...

Y yo. ¡Es el primer presidente sixty!

Valoro el coraje de Zapatero, últimamente diluido en gestos electoralistas…

Han aparecido nuevas fotos de la Guerra Civil: ¿dan para nuevas novelas?

Sí, en la medida en que muestren a gente corriente, anónima. A Hemingway y Alberti, que no se movían sin llevar fotógrafo, los tengo ya muy vistos…

¿Por qué recrea ahora las vivencias de voluntarios mussolinianos en la guerra?

¡Porque vinieron 80.000 y nadie había escrito sobre ellos! Eran muertos de hambre que se aseguraban una soldada, y que salían por piernas si veían peligrar su pellejo… Luego, bastantes echaron raíces en Zaragoza.

¿Usted es escritor catalán o aragonés?

Soy un escritor aragonés que vive en Catalunya y escribe en castellano. Llevo 26 años en Barcelona.

¿Por qué no escribe sobre Barcelona?

Preparo ahora una novela sobre un confidente de la brigada político-social de la policía en la Barcelona franquista, cuento las cosas feas que hizo. Pero no juego a hacer de Barcelona un personaje: no creo que una ciudad lo sea, por mucho que Barcelona haya devenido género literario.

¿Qué tal anda Zaragoza?

En uno de sus grandes momentos. Zaragoza cree en ella una vez cada cien años: 1808 (los Sitios), 1908 (Exposición hispano-francesa) y ahora, con la Expo.

¿No siente tentaciones de volver allí?

Trabajo muy bien en Barcelona, estoy a gusto, tengo ya mis rutinas y me gustan.

¿Escribe cada día?

Un par de horas después de comer.

¿No hace jornadas maratonianas?

No, no, pequeñas dosis. De estar más rato escribiendo, no rendiría ya lo mismo.

¿Y el resto del tiempo, qué hace?

Medito argumentos, leo, visiono DVD, paseo...

Vida cojonuda, la del escritor.

Vivo bien: ¡la literatura ha sido generosa conmigo! La literatura me ha dado la felicidad. Y creo que traspaso esa felicidad a lo que escribo. ¡Yo no tengo motivo de queja!

Qué raro, qué raro, un escritor que no se queja...

¡Somos varios los escritores que vivimos de nuestro trabajo! Y eso es lo deseable, ¿no?: que el violinista profesional viva de tocar el violín, el poeta de escribir poemas, el escritor de escribir… Así que, por una vez que la cosa sale bien, ¡alegrémonos!

Me alegro de que pueda vivir de esto.

Ayuda mucho no tener gustos caros.

Y también que hay más gente que lee de la que a veces se nos dice...

La industria editorial es enorme, ¡y ahí está!: así que yo también creo que, felizmente, cada día se lee más.

¿Podría resumir en una frase el argumento latente tras todo lo que ha escrito?

"A alguien le pasa algo y eso le convierte en otra persona". Y yo lo cuento.

viernes, 29 de febrero de 2008
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La Contra| página nº 80
"La literatura me ha dado la felicidad"
Familia

Es uno de los escritores más fiables de la actual literatura española, con más de una decena de títulos publicados y una legión de fieles lectores atentos a su trabajo, que ahora destila Dientes de leche (Seix Barral). Esta novela recrea la historia de una familia formada en España por un voluntario fascista italiano en nuestra guerra civil. No es un relato épico ni de heroicidades guerreras, sino que reconstruye la compleja urdimbre que entrelaza a las personas. Pisón ha puesto también su pulso narrativo al servicio del guión de la película Las 13 rosas,del que es autor. No se queja de nada y se apunta a esta frase de Cesare Pavese, con la que encabeza su obra: "El mundo es hermoso porque hay de todo".

Recopilación para el alumnado de la Facultad de Educación de la UNED. 29-02-2008.