Comunicación
Entrevista a Jason Calacanis, pionero de los blogs y fundador de Weblog
"Hoy se lee y se escribe más que nunca"
 
Jason Calacanis
Imagen cortesía de ElectricSheep"s photostream bajo licencia Creative Commons Jason Calacanis
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Tengo 36 años: es un alivio haber dejado de ser niño prodigio. Nací en Brooklyn: he hecho cine con Paul Auster. Me casé en julio: ahora estamos fabricando bebés. Mi política: ser útil. Mi religión: cualquiera puede lograr lo que se proponga sin fastidiar a nadie. Internet ha logrado que todos leamos y escribamos más que nunca
15/05/2007 | Actualizada a las 03:31h

Lluís Amiguet  | - Mi padre y yo éramos camareros. Yo aprendí de él a preguntar y a escuchar a la gente para saber lo que quiere y para intentar dárselo.

- Buena escuela.

- Mi padre era un gran camarero: todo el mundo lo adoraba, porque conocía a todos y a todos presentaba. Después, me hice técnico de ordenadores, pero seguía preguntando a todo el mundo lo que quería.

- ¿Cómo?

- Iba por las oficinas con los dedos sucios de tóner y me di cuenta de que en el mundo de los ordenadores no había comunicación real: así fundé The Silicon Alley Reporter.

- El reportero del callejón del Silicio.

- Era una broma sobre el Silicon Valley californiano, tratando de convertirlo en callejón neoyorquino. En realidad eran un puñado de folios grapados, pero llenos de jugosa información. Estábamos en el movimiento de los zines,muy espontáneos y frescos, por oposición a los cuidados magazines.

- ¿Y con eso ganaba dinero?

- Llegamos a facturar casi doce millones de dólares anuales y empleé a 74 periodistas.

- ¿Se compró un Porsche?

- Me compré una moto: mucho más cómoda y divertida para moverse por Manhattan. Y me hice famosillo, porque todo el mundo quería estar en el boom de internet.

- The New Yorker le puso por las nubes...

- The Connector, así me apodaron por mi habilidad para conectar gente. A partir de mi experiencia, Malcolm Gladwell teorizó sobre los conectores, esas personas que disfrutan poniendo a la gente en contacto.

- ¿Por qué le gusta presentar?

- Es instintivo. La gente quiere conocer sólo a quien le interesa, y a mí me interesa todo el mundo, y tengo otro secreto...

- ¿. ..?

- Nunca me planteo cómo se caerán unos a otros: eso es problema suyo. Yo los presento.

- ¿Eso es todo?

- Nunca pido favores, así que todos me quieren. En Nueva York, nadie está contento con lo que tiene, y cuando consigue algo, ya está insatisfecho pensando en más...

- ¡Qué estrés!

- ¡Qué maravilla! Me encanta esa energía fluyendo por la ciudad. No se atreva a apostar jamás contra esos ambiciosos.

- ¿Por qué?

- Perderá. Cuando salió internet, The New York Times pronosticó que no tendría publicidad; después auguró que nadie se atrevería a pagar con su tarjeta en la red. ¡Ja!

- La verdad es que la red tuvo problemas.

- No me lo cuente. El Nasdaq se hundió y yo tuve que despedir a 62 empleados que habían creído en mí como un gurú de internet.

- Es parte del trabajo de empresario.

- Cuando les comunicaba el despido a mis chicos, unos lloraban, otros me insultaban y los más listos ya hacía tiempo que se lo olían y tenían otros trabajos: los buenos lamentaron mi caída y ahora colaboran conmigo.

- ¿Cómo sobrevivió?

- Transformé The Silicon Alley en The Venture Reporter: anunciaba las nuevas empresas a punto de crearse y daba acceso a nuestra base de datos por mil dólares la consulta. Llegamos a tener 600 clientes al año. Al final, se lo vendí a Dow Jones.

- ¿Y entonces creó su propio blog?

- Yo cometo faltas de ortografía y no sé escribir, pero soy periodista. Un par de mis antiguos reporteros abrieron sus blogs y empezaron a ganar dinero con la publicidad.

- ¿Alguien ponía publicidad en un blog?

- Antes déjeme explicar qué es un blog.

- Usted es un periodista, sí señor.

- Es una especie de diario personal que se cuelga en la red. Quien quiera acceder, puede leerlo y contestar, participar en él.

- Y usted apostó por el invento.

- Olí el boom. Antes la única manera de responder a un diario era enviar una carta, pero en Nueva York sólo los grupos de interés y algunos majaras enviaban cartas y los editores seleccionaban unas pocas.

- Algunas aún son muy interesantes.

- Los blogs permiten a todo el mundo responder con contradatos a la información oficial. Dan Rather, el gran presentador, perdió su empleo cuando le colaron aquel falso informe sobre cómo Bush evitó hacer la mili.

- Lo recuerdo: fue humillante para él.

- Un blogger explicó que el espacio interlineal del falso informe sólo podía lograrse con un procesador de textos y, cuando Bush hizo la mili, aún no existían esos procesadores.

- Un pequeño detalle.

- El secreto de un buen blog es ser auténtico y no dar sólo opinión. Hay que hacer de periodista y hablar con las fuentes y con los protagonistas de lo que explicas. Si puedes, además, haz fotos e ilustra tu información.

- ¿Se puede vivir de eso?

- Si lo haces bien, sí, porque al anunciante le das la posibilidad de hablar directamente con su consumidor y escuchar críticas, sugerencias, ideas. El buen periodismo siempre vende, sea en la red o en papel.

- Lo que hacía usted de camarero.

- ¡Exacto! Pregunta a la gente lo que quiere y dáselo. Así creé Weblog. Parece fácil, pero hay demasiados periodistas que sólo aspiran a colocarte su opinión sin informar ni aportar nada nuevo a la audiencia, y hay fabricantes a los que les estorba la opinión de sus clientes. Tras apostar por el periodismo en los blogs, vendí Weblog a America On Line por 25 millones de dólares.

- Bingo.

- Binguito. Eso es muy poquito en EE. UU. Quise comprar una casa en Los Ángeles con eso y me sentí pobre. Menos mal que no me importa el dinero.

Recopilación por Toni Perulles i Rull, 16-05-2007.