El 19 de julio de 1936


En Barcelona, hacia las cuatro de la madrugada del domingo, diversas columnas militares (rebeldes) salieron de los cuarteles de Pedralbes, de las calles de Gerona, de Tarragona, de S.Andrés y de la Av.Icaria, y se dirigieron hacia el centro de la ciudad con la orden de tomar los centros de comunicaciones y los edificios oficiales.

Las fuerzas del orden público de la Generalitat catalana y la guardia civil ya habían sido informadas. También los dirigentes de los partidos y sindicatos obreros. En un piso de la calle de Pujades del barrio de Poblenou, los máximos dirigentes anarcosindicalistas en Catalunya (Durruti, los Ascaso, Jover...) decidieron hacer frente al alzamiento fascista. Suenan las sirenas de las fábricas. Camiones llenos de hombres haciendo ondear banderas de la CNT-FAI y lanzando gritos y consignas, se dirigieron hacia la Av.Icaria, las atarazanas y el centro.

Los rebeldes hallaron una enérgica resistencia por parte del movimiento obrero, los republicanos y las fuerzas de orden que se mantuvieron leales al gobierno legítimo de la República. La llegada del general Goded procedente de Mallorca para dirigir el alzamiento de los militares y de la derecha no alteró el rumbo de los combates en la calle. Las fuerzas republicanas y libertarias controlaron y sofocaron los diferentes puntos en los que los sublevados se habían hecho fuertes, y a las siete de la tarda Goded y todo su Estado Mayor se rindieron.

La derrota de la sublevación militar desató un poderoso movimiento revolucionario. En los días que siguieron, las fuerzas populares tomaron los cuarteles y arrebataron las armas a los militares que se rendían. La situación resultó incontrolable. En este ambiente de pasiones desatadas algunos aprovecharon para quemar iglesias, saquear y perseguir a los clérigos y gente conservadora y de derechas, muchos de los cuales resultaron muertos.

La Generalitat republicana intentó poner freno a estos desórdenes, consiguiéndolo sólo en parte. El día 21 se formó un Comité Central de Milicias Antifascistas, formado por representantes de organizaciones sindicales y partidos obreros y republicanos, que asumió cierto poder ejecutivo. La guerra civil contra Franco había comenzado. Para los anarquistas, también había comenzado la revolución social: guerra y revolución.