Los niños que se habían quedado en España y no se habían exiliado con sus padres, sólo se podrán reunir con ellos pasados unos cuantos años.

Los que se encuentran en la prisión con sus madres padecen hambre, enfermedades, epidemias y la falta de higiene, hecho que ocasiona la muerte de muchos niños. Están privados de libertad hasta que fusilan a la madre o hasta que sale en libertad. Pero la edad máxima hasta la que los niños pueden estar en prisión son los tres años: todo un problema para las mujeres con el marido también encarcelado o fusilado y que no disponen de familiares o conocidos que puedan atender a su hijo. Entonces van a parar a un hospicio de Auxilio Social o a algún centro religioso, instituciones en donde los padres pueden perder de vista a su hijo. Por otra parte, los niños salen ideológicamente reeducados, incluso preparados para rechazar las ideas de los padres.

En muchos casos se produce la desaparición de niños hijos de padres republicanos, algunos de los cuales son entregados en adopciones clandestinas; o robados o secuestrados, sobretodo en zones rurales; o se les priva de su identidad por medio del registro civil y decretos. Algunos desaparecen o incluso son repatriados del exilio. Son niños sin ningún derecho, etiquetados de "enemigos” por el hecho de ser hijos de republicanos.

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