Regles: |
La zapatilla que da buen resultado a un compañero o amigo, no tiene por qué ser buena para otros. Hay que probarse varios modelos para elegir la más adecuada al pie teniendo en cuenta la adaptación de la morfología, número y actividad física. Tradicionalmente se ha venido clasificando el calzado de carrera en tres tipos; de acuerdo a las anteriores consideraciones, son zapatillas de pronador, neutras y de supinador: Las zapatillas de probador Buscan conseguir un soporte interno del pie en la fase media de apoyo, para evitar la sobrecarga de las estructuras que sujetan el pie (el tendón tibial posterior y la fascina planta), que están en situación de tensión, lo que puede conducir a lesiones. Además este soporte o control de la pronación impide una excesiva rotación tibial interna, que puede favorecer lesiones de la rodilla. Estas zapatillas son de horma recta y tienen un arco planta interno acusado, además de poseer una pieza de plástico en esta parte interna de consistencia firme. Actualmente esta pieza no se aplica sólo en la parte medio-posterior del calzado, sino que es más amplia, extendiéndose hacia delante. Las zapatillas de supinador Buscan conseguir una adecuada amortiguación, de acuerdo con el tipo de pie rígido que se suele asociar a esta pisada. Por ello tienen diferentes sistemas, patentados por las marcas, que se basan en la utilización de las propiedades elásticas del aire comprimido y la goma. Esta amortiguación permite reducir el impacto articular y músculo-tendinoso inducido por la carrera. Por último, la horma suele ser más curva y no tienen sistemas de control de pronación. |