“Exmo. Sr.: A consecuencia del aviso que recibí hallándome en Ridaura á las tres de la mañana del 7, de que una columna enemiga salida de Puigcerdá, se dirigia a la villa de Ribas, valiéndome de las instrucciones que V.E. se habia servido comunicarme, dispuse que los batallones de la brigada de mi mando Tarragona y San Fernando, y la partida de húsares de Cataluña emprendiesen la marcha hácia Ripoll (…); y en atención á que el enemigo habia entrado en Ribas, marché á las once rápidamente á su encuentro (…)

A la hora y media de marcha choqué con el enemigo, que se dirigia con determinación á Ripoll: formé en batalla mis granaderos en posición al frente é izquierda del puente de la Corba, y á la derecha los cazadores de San Fernando, y los flanqueadores indultados. Me adelanté con la caballeria para imponer al enemigo, dar tiempo á que llegase el grueso de mis fuerzas, y reconocer los enemigos, y fui obligado á retirarla á la espalda de la infanteria, por no ser el terreno a propósito para aquella arma. En seguida me atacó el enemigo por el camino real, pero bien pronto tuvo que desistir con pérdida por el ordenado fuego que rompió la compañía de granaderos de Tarragona, y siguieron 30 cazadores de San Fernando, que mandé avanzar por la altura de Curonas (…)

El levantar la primera posición al enemigo, que la defendia tenazmente con el batallón del 102 de línea fue la mayor dificultad que tuve que vencer en toda la acción, me costó dos oficiales de cazadores de Tarragona muertos y algunos soldados; pero desde aquel momento ya no di más tiempo al enemigo para sostenerse á pie firme dos minutos sobre las posiciones, que intentó formar: cinco horas seguí su derrota pisando el gran número de cadáveres, y los arroyos de sangre con que ha quedado cubierta la Vall de Ribas hasta Dorria, al pie de cuyo pueblo cogí los últimos prisioneros con solos 30 hombres que me siguieron de los que más pudieron aguantar la excesiva jornada que hicimos (…)

El fruto de esta brillante victoria, que aseguro á V.E. es de las que mas honor hacen á las tropas del primer exército (pues aun el enemigo me era superior en fuerzas) ha sido el coger 252 prisioneros, entre ellos 5 oficiales, de los que hay un capitán, y 46 soldados heridos, todos del 102, mas de 300 muertos en las varias posiciones, han dexado una infinidad de dispersos que quedaron en aquellos barrancos (…) pudiendo asegurar á V.E. que aquella columna fuerte de 1500 hombres la dexé reducida en Dorria á 3 ó 400”.

(Parte del coronel D. Manuel Llauder al capità general Francisco Copons. Reproduit a: periòdic El Patriota Ausonense, 13 de maig de 1813)