La Santísima Trinidad

 

La reunión de las tres personas de Dios en una, la Santísima Trinidad, adopta diversas fórmulas para su expresión visual. Lo más frecuente es que se combine en una misma imagen la representación del Padre, la del Hijo y la del Espíritu (como paloma) conjuntamente:

 

Biblia latina. Trinidad (Lyon, Biblioteca Municipal). Ms. 418, fol. 215. siglo XIII.  
Libro de Horas de Jacques de Langeac (Lyon, Biblioteca Municipal). Trinidad,  Ms. 5154, f. 144. Hacia 1465-1468.

 

Ambas imágenes tienen en común la representación del Padre y del Hijo en forma humana y la del Espíritu como paloma. Sin embargo mientras que en la de la izquierda Padre e Hijo presentan un mismo aspecto, en la de la derecha se los diferencia tanto por el aspecto del rostro y de la barba como por el hecho de que el Hijo sostiene la Cruz.

 

Puede darse también el caso de que las tres personas se representen con aspecto humano, prescindiendo por tanto de la paloma:

 

Trinidad. Biblioteca Nacional de Holanda. Manuscrito MMW 10 A 11. Hacia 1475-1480.

 

Otra representación frecuente de la Trinidad es la que se conoce como TRONO DE GRACIA. Surge en Francia a mediados del siglo XII, para alcanzar una amplia difusión en la Baja Edad Media e incluso más tarde, en los siglos XVI y XVII. En ella Dios Padre sostiene ante sí a Cristo crucificado, mientras la paloma del Espíritu Santo planea en medio de las figuras de ambos:

 

Trono de Gracia. Biblioteca Nacional de Holanda. Manuscrito KB  G 28. Hacia 1470.

En esta miniatura del siglo vemos la que es la fórmula más frecuente del Trono de Gracia: Dios Padre, representado domo anciano de barba blanca y coronado con tiara, sostiene con ambas manos la cruz de Cristo. Entre ellos, situada inmediatamente sobre la cruz, abre sus alas la paloma del Espíritu Santo. Esta versión del Trono de Gracia pervive más allá de la Edad Media. Dos importantes pinturas con esta temática serán realizadas por Masaccio y por Durero en los siglos XV y XVI.

 

 

Una segunda tipología del TRONO DE GRACIA es la que muestra a Dios Padre sosteniendo igualmente al Hijo, pero en este caso sin la presencia de la cruz. Como en el caso anterior la paloma del Espíritu de sitúa entre ellos o, a veces, sobre ellos:

 

Esta versión del trono de gracia deriva de las imágenes de la pietá, esto es, de la Virgen sosteniendo sobre sus rodillas el cuerpo muerto de Cristo. Al igual que la versión anterior, ésta se sigue utilizando más allá de la Edad Media, de tal modo que encontramos representaciones de la misma de mano de El Greco (s. XVI) o de José Ribera (s. XVII).
Robert Campin. La Trinidad (San Petersburgo, Museo del Ermitage). 1533-1535.

 

De todas las representaciones de la Trinidad la más extraña es, sin duda, la que recurre a una figura tricéfala (de tres cabezas) o trifonte (de tres caras) aludiendo así a las tres personas. Sin que sea excesivamente frecuente el arte románico recurrió a ella:

 

Colegiata de Alqúezar. La creación de Adán.
Esta imagen, esculpida en una de las caras de un capitel del claustro de la colegiata de Alqézar (Huesca) nos muestra a Dios, representado con tres cabezas, en el momento en que se dispone a crear a Adán.

 

En esta otra, obra del pintor navarro del siglo XVI se alude a la Trinidad a través de la imagen de Dios con tres caras y también a través del triángulo invertido dispuesto ante Él.

El triángulo como símbolo de la Trinidad dará origen al nimbo triangular que aparece en ocasiones tras la cabeza de algunas representaciones antropomórficas de Dios.

Jerónimo Cósida. La Trinidad (Museo del Monasterio de Tulebras, Navarra). 1570.