Un ángel con las alas extendidas sostiene con una de sus manos una balanza, mientras que con la contraria protegé una figurilla desnuda que representa a un alma acodasa por un demonio. El ángel es San Miguel que, según una tradición antigua, es el encargado de pesar las acciones de los humanos. Se trata de disponer en cada uno de los platillos de la balanza las buenas y las malas acciones de cara a comprobar cuáles de ellas pesan más.

Es muy probable que la imagen del pesaje de las acciones o psicostasis proceda del Antiguo Egipto. Los egipcios, igual que más tarde los cristianos, creían en una vida más allá de la muerte. Pensaban que tras la muerte el alma del difunto era sometida a un juicio.

 

La imagen de San Miguel con la balanza divide este registro en dos partes. La que se despliega hacia la derecha del arcángel nos muestra a los elegidos, esto es, a los que han superado positivamente la prueba de la psicostasis. Su premio es el cielo y hacia él se dirigen:

 

 

Por el contrario los pecadores, condenados a las penas del infierno, avanzan hacia la izquierda, donde se localiza el infierno: