Juicio Final de la Catedral de Bourges (Francia). Siglo XIII. Detalle del infierno.

El infierno de la catedral de Bourges presenta como elementos básicos dos motivos tradicionales en la iconografía del infierno: la boca monstruosa que, en la parte inferior, abre sus fauces para dejar escapar por ellas intensas llamaradas de fuego, y la caldera que éstas últimas calientan. A ella son arrojados los condenados que se cuecen en su interior. No todos los demonios se ocupan en la tarea de llenar la olla infernal de pecadores. Dos de ellos se afanan en avivar el fuego con la ayuda de sendos fuelles.

Entre los condenados se distingue claramente una mujer cuyos pechos están siendo mordidos por un sapo. Es una imagen que ya desde la época románica se utilizaba para aludir al pecado de lujuria y a su castigo.

 

El mundo gótico (ss. XIII-XV) asistió a una importante transformación de la imagen del castigo de los pecadores en el más allá. La imagen del infierno se hizo más compleja y más diversa. Si los infiernos románicos se caracterizaban, en general, por representar a los condenados de un modo indiferenciado, sin referencias ni a su condición social ni al pecado o pecados por los que habían sido condenados (a excepción de la lujuria y la avaricia representados con enorme frecuencia), la imagen gótica del infierno se orienta hacia una representación de los condenados atenta al grupo social al que pertenecen y al pecado por el que se han condenado.