El bautismo de Cristo

 

El primer episodio significativo de la vida pública de Cristo, recogido en los cuatro evangelios, es su bautismo a manos de San Juan Bautista.

 

Entonces Jesús vino de Galilea al
Jordán, donde estaba Juan, para ser
bautizado por él. Pero Juan se le oponía, diciendo: -- Yo necesito ser bautizado por ti, ¿y tú acudes a mí? Jesús le respondió: -- Permítelo ahora, porque así conviene que cumplamos toda justicia. Entonces se lo permitió. Y Jesús, después que fue bautizado, subió enseguida del agua, y en ese momento los cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma y se posaba sobre él. Y se oyó una voz de los cielos que decía: "Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia".

Mateo 3, 13-17

Andrea Verrocchio. El bautismo de Cristo (Florencia, Galería de los Uffizi). 1472-1475.

La imagen del bautismo de Cristo, una de las más reiteradas por el arte cristiano, es también una de las menos variadas en cuanto a su formulación. Por lo general se representa, tal como vemos en esta pintura de Verrocchio, a Cristo en las aguas del río Jordán, en el momento en que es bautizado por Juan. Al lado uno o dos ángeles, sostienen las ropas del Cristo. Sobre éste, siguiendo el relato del evangelio de Mateo, la paloma del Espíritu Santo y la mano (en este caso ambas manos) de Dios. Se alude por lo tanto a las tres personas de la Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo.