MIERES DEL CAMINO:
kil. 121,400, á 245 metros sobre el nivel del mar. La parroquia de
San Juan de Mieres, que cuenta 2.657 habitanies, se extiende por ambos lados
de la carretera general, al otro lado de la fresca y lozana vega de la derecha
del rio Caudal, desde cuyas orillas y pasado el puente nuevo, inmediato á
la estación, conduce al pueblo una excelente carretera, llana y en
línea recta, de poco más de un kilómetro. A la izquierda
y á la entrada de Mieres encuentra el viajero la severa y elegante
mole de la Escuela de Capataces de minas y artes. El pueblo de Mieres tiene
en longitud una extensión superior á la de muchas capitales,
porque sus sucesivas partes ó barrios de La Villa, Sobre la Vega,
La Pasera, Requejo, Oñon, Arrojo y La. Peña, forman una calle,
apenas interrumpida, de dos kilómetros. En La Villa, la población
primitiva, al pié del tranvía de las minas del Tablado, están
el santuario del Carmen y los famosos palacios de las aristocráticas
familias de Campo Sagrado, San Esteban del Mar y Santiago; en Sobre la Vega
está la casa de Ayuntamiento, con sus soportales, su cuadrada torre
y su plazoleta, y algunos edificios que muestran sus paredes acribilladas
á balazos en la irrupción de los carlistas; en La Pasera están
el comercio, los cafés, la plaza y la parroquia de San Juan, cuya
portadita románica, de caprichosa ornamentación merece visitarse:
en Requejo avanza el riachuelo San Juan desde la agüería de este
nombre, pasando al lado de los originales lavaderos, que forma debajo de
unos hórreos; en Oñón hay bonitas y modernas casas de
campo; en Arrojo, una barriadita de labradores y al pasar la agüería
de San Tirso se ven las fábricas de destilación de mercurio
de la Sociedad y mina
El Porvenir, las escombreras de estos criaderos,
que avanzan por la vega, y en La Peña las bocas minas
Porvenir
y Union y el barrio minero. Desde este punto parte una desviación
de la carretera que conduce á la gran fábrica de Mieres.
Todas estas partes de la bonita población tienen hacia el poniente
la vega, poblada de huertas, de maizales, de legumbres, de sinuosas líneas
de arbolado, limitada por los
llerones ó arenales, que deja
el rio en seco, y que se convierten muy pronto en ricos prados. Hacia Oriente
la villa parece recostada en las laderas de los altos de Tablado, Pedrova,
La Peña y la Matinada, cubiertas de frondoso arbolado, de verdaderos
bosques de castaños, nogales, manzanos, robles y otros lozanos árboles,
que dan extraordinaria belleza, frescura y comodidad á aquellas viviendas.
Los palacios tienen en torno suyo grandes plantaciones, y hasta las casas
más modestas se encuentran sombreadas por el castaño magestuoso,
la venerable higuera y los alegres cerezos y perales. Las casas, de un solo
piso, son de piedra y están blanqueadas en sus frentes y adornadas
con oscuros zócalos y amarillas bandas. Estos barrios, blancos en
general, se destacan entre el verdor eterno del paisaje, desde lejos, produciendo
muy bonito aspecto. Multitud de colinas rodean al valle, henchidas todas de
hermosa vegetación, extendiéndose de Mediodía á
Norte por la banda de Poniente las de Valdecuna, Pajio, Fresnedo, Ribono,
La Embermiga, Seana con el pueblecito de este nombre y Proacinero, con el
de Sueros y con su plano inclinado de la mina
Nicolasa sobre los términos
de Ablaña, en las inmediaciones de la fábrica. Al otro lado
de la estrecha garganta, en que esta se halla emplazada, y frente á
las anteriores colinas, cerrando el valle, están el Terronal, La Peña,
La Matinada, Ablaña del Oro, Ladepata, La Rotella, Pedrova y Las Rozadas.
Tantos montes con sus múltiples cumbres, con sus graciosas curvas
festoneadas de árboles, con sus vallados intermedios ó agüerías,
sirven de pintoresco marco á la vega riente, en la que está
encajada la villa, paralelamente á las riberas del Caudal, ostentando
en un extremo del cuadro los torreones de la casa de Quirós, símbolo
de aquel ayer feudal, que imperaba «
después de Dios»;
y en el otro, las altas chimeneas, los encendidos hornos y los pomposos
penachos de vapor de la fábrica de hierro de
Don Numa, representación
genuina del hoy poderoso, del trabajo y del progreso, que van «
delante
del hombre» para sostenerle é iluminarle.
El concejo de Mieres comprende las parroquias de San Juan, de su nombre,
Agüerias, Rebolleda, Baiña, Seana, Loredo, Turon, Urbies, Gallegos,
Cuna, Ujo, Santa Cruz y Figaredo, con noventa y ocho pueblos, que reúnen
unos 12.700 habitantes. Cójense en su vega y valles maiz, escanda,
yerba, lino y algunas legumbres. Mieres celebra su mercado los domingos y
sus fiestas de San Juan, el Carmen y la Peña en los dias respectivos
y el 14 de Setiembre. El Caudal produce muchas anguilas y algún salmón
y truchas. Las enfermedades más comunes son las pneumonías
y catarros en los pueblos altos y las fiebres palúdicas de todas clases
en la vega.
El establecimiento que más honra á la villa es la
Escuela
de Capataces, de reciente y notable construcción, con seis cátedras,
gabinetes de física y mecánica, que guarda bonitos modelos
hechos por los alumnos, museo de historia natural, laboratorio, salas de dibujo,
biblioteca y excelentes habitaciones de dirección y secretaría.
Débese la construcción de este hermoso edificio al municipio
de Mieres, al apoyo poderoso del dueño de la fábrica M. Guilhou
y á la iniciativa y actividad del director el ingeniero don Jerónimo
Ibran, quienes al instalarlo han resuelto en favor de Mieres la debatida
cuestión de la localidad en que debia arraigar definitivamente este
centro instructivo, en tantas partes planteado con carácter interino,
y por todos los pueblos industriales deseado.
No solo se dá en ella la instrucción á los que han
de ser capataces de minas, sino á cuantos obreros estudiosos quieran
dedicarse á las demás ramas de la industria y de las artes.
En el estado actual de la Escuela son profesores los ingenieros de minas
Don Jerónimo Ibran, don Luis Adaro, Don Wenceslao González y
un ayudante, que hace de secretario del establecimiento.
FÁBRICA DE MIERES: En el extremo Norte de la vega,
en una angostura que los montes forman y á unos tres kilómetros
de la estación de Mieres, inmediato á la de Ablaña,
se alza, en la orilla derecha del rio, el gran establecimiento industrial,
que ha hecho famoso el nombre de la villa y que se llama
Fábrica
de Mieres. Todos los viajeros de Asturias, los de las antiguas diligencias
ayer, los del tren hoy, recuerdan y ponderan aquel espectáculo fantástico
que la fábrica ofrece por la noche, cuando de repente y desde lejos
se ven fulgurar hileras de grandes luminarias en la ribera y en los
hogares del cok, en los colosales hogares de los talleres y altos hornos
y en las cimas de las empinadas chimeneas, relampagueando entre nubes de vapor
y de humo. Pero tan pasajero recuerdo nada significa, comparado con el de
la visita á la renombrada fábrica. Puede esta efectuarse, ó
desde Mieres, subiendo la pintoresca carretera, ó desde Ablaña,
pasando el puente. La via férrea, de iguales dimensiones que
la general, circunda y sirve con sus carriles á todo el establecimiento.
En su magnifico conjunto, extendido por el negro suelo, al pié
de las verdes laderas de Las Piezas que hoy sustentan todo un pueblo de obreros
llega el curioso á ver, á la izquierda, entrando desde Mieres,
las oficinas, la dirección, la sala de dibujo y museo de proyectos
y obras; á la derecha, los tres altos hornos cilindricos
de 18 metros de altura, rodeados en su base de una corriente constante de
agua, las poderosas máquinas soplantes, estufas y bombas y los pisos
de obtención del hierro moldeado. Al frente, la primitiva y curiosa
casa de la máquina soplante; á su izquierda el gran taller
de pudlado, con 28 hornos del sistema Boetius; más adelante los talleres
de refinos y laminación, con seis hornos y tres poderosos trenes,
grande, mediano y chico. En frente á ellos, los bien ordenados almacenes
de toda clase de efectos para la fábrica y los obreros, y que contiene
existencias por valor de más de cuarenta mil duros; al lado opuesto
la carpintería y el Museo de modelos, admirable y riquísima
colección de ejemplares, que por sí solo forma una verdadera
escuela de tipos de fundición; los tres extensos talleres de fraguas
y ajuste; enfrente, el taller de montaje de puentes y calderas; el curioso
aparato de remachar, de agua comprimida, las calderas; la dinamo Gramme
para el alumbrado eléctrico de los talleres; la fábrica de
ladrillos refractarios; la capilla; los aparatos lavaderos del carbón,
de diversos sistemas, y en fin, en el extremo de la fábrica los dos
grupos de hornos de fabricación del cok, 40 del antiguo sistema Smet
y 30 del sistema Ibran, en medio de grandes montones de combustible ya fabricado.
Supónganse todos estos centros en continuo atronador é infernal
movimiento, imagine el lector mil doscientos obreros agitándose entre
este encendido telar de fuego, trabajando sin cesar de noche y de día
y llegará á formarse una confusa idea de lo que la fábrica
es en realidad. Aqui no caben estéticas descripciones. La poesía
de la industria son los números. He aquí,
pues, condensado una parte del poema de Mieres:
La fábrica ocupa una superficie de 240.000 metros cuadrados; tiene
24 máquinas de vapor, con 38 calderas y 750 caballos de vapor de fuerza.
Consume 35.000 toneladas de carbón, 25.000 de cok, 16.000 de fundentes
y 33.000 de mineral de hierro. El carbón procede de las minas
Nicolasa,
Mariana y Corujas, del concejo de Mieres; de la de
Santo Firme,
concejo de Llanera, y de las de
Sama, Candín, y Llascaras
del concejo de Langreo y Siero, que ocupan 5.772 hectáreas y que
producen 144.000 toneladas. El hierro se extrae de las minas de Villaperez,
Naranco, Boquerón y Grandola, próximas á Oviedo, y de
la de Aguilero en Aviles, siendo la primera la que da mayores cantidades
para el consumo. Todas son propias de la Sociedad, la cual compra además
unos siete millones de kilogramos de hierros, procedentes de Vizcaya, de
Somorrostro y Ollargan. Produce la fábrica: 10.500 toneladas de hierros
laminados; 300 de martillados; 12.500 de lingote, y 13.300 de hierros bastos.
Ha construido en 1882, 29 puentes, y ocupa en sus minas y fábricas
2.300 operarios.
Fue creado este establecimiento en 1848 bajo la dirección de M.
T. Lambert; pero la falta y dificultad de las comunicaciones, y la pobre
explotación que se hacia de hierros y carbones, hizo malograr los
primeros trabajos, en los que se emprendió la tarea nueva en España
de obtener la fundición de hierro por medio del cok. Veinte años
después el entendido y emprendedor hombre de negocios Don Numa Guilhou
se hizo cargo de ella, desarrolló en grande su marcha industrial,
y, gracias á la apertura de la vía férrea de Lena á
Gijon logró ponerla en grandes condiciones de producción. Para
que estas arraigaran y tomasen verdadera importancia, constituyó en
1878 la
Sociedad Fábrica de Mieres, cuya presidencia lleva.
Entonces empezó una gran campaña cientifico-económica,
que triplicó los productos, que unió todos los criaderos de
carbón y hierro con la vía general, que consiguió utilizar
equitativamente la mala calidad de los hierros silíceos asturianos
y que metodizó la extracción y uso de los carbones, según
su diversa calidad, tarea esta última no muy difícil, dada
la variedad y riqueza de los yacimientos en cuyo centro está la fábrica
emplazada. Ha sido y continúa siendo esta una verdadera providencia
para el país, puesto que bajo su amparo se han formado populosas barriadas,
se ha asegurado la vida y progreso dé centenares de familias, y se
han creado escuelas, hospitales, cajas de ahorros y sociedades cooperativas
muy económicas.
Don Numa Guilhou, entendido, laborioso y caritativo como pocos, ha llegado
á ser por su tolerancia, su carácter y sus ejemplares dotes
un padre para esta comarca. A su lado figuran en la fábrica y las
minas, sosteniéndolas á envidiable altura, el director D. Jerónimo
Ibran, cuya competencia es ya proverbial en estos valles; D. Buenaventura
Junquera, ingeniero constructor, y los Sres. Alejandre, que dirige la fabricación
del hierro, Sánchez. Tirado la explotación minera, Nespral
la contabilidad, Commeax los talleres en general, Cloux la laminación,
Beanche el pudelado, Soto el taller de ajuste y Cabeza, Bericua y Robert
los trabajos de construcción de puentes y montaje.
Repetir aquí que esta fábrica se ha colocado en primer término
en las exposiciones nacionales é internacionales y que se honra con
múltiples recompensas, seria casi una redundancia. Tanto como sus
triunfos, en los certámenes de la civilización la honran sus
productos, y entre ellos puede recordar el lector curioso, los magníficos
puentes del Nalon cerca de Pravia, el de Sequeiros en la línea de Galicia,
y algunos en el puerto de Pajares. Con la apertura de la vía general
empezará de seguro una nueva época de actividad y de progreso
para esta grandiosa fábrica.
A un kilómetro del apeadero estación de Ablaña, en
terreno ya muy quebrado, se cruzan la peña del Fresno y el pequeño
túnel de Peña Laspra. El rio Caudal pasa por debajo de la via,
por un puente de 75 metros, y cambia su rumbo al O. desde el Cardeo, hacia
Baiña y Loredo, detenido por la sierra del Padrum, enlace de la de
Fayedo con la del Layos, que forman la divisoria entre él y el Nalon.
Para salvarla, atraviesa la vía el túnel del Padrum, de 1.726
metros, en dos. planos inclinados ó pendientes, uno de 800 en ascenso
de 0,009 y otro de 887, en descenso de 0,008. Al salir de él nos
encontramos con los hermosos panoramas de los valles del Nalon, en términos
de Tudela, Sandianes y Olloniego, habiendo dejado atrás, como puede
verse en las trincheras, las pudingas del terreno carbonífero, para
entrar en el devoniano, que se extiende casi sin interrupción al N.
O., hasta las costas de Aviles á Pravia.
En una empinada loma entre aquel círculo de montañas, destaca
la ruina del castillo de Tudela ó de Armatila, erigido en el siglo
X, propiedad del poderoso cabildo de Oviedo y asilo de aventureros y asoladores
del país durante tres siglos después, sitiado en 1316 por el
famoso caudillo D. Rodrigo Alvarez de Asturias.