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Dependencias
destinadas a la cría de animales domésticos
CAPITULO II.
GENERALIDADES.
Las dependencias destinadas á la cría de animales domésticos
deben reunir las condiciones necesarias para que estos se críen sanos
y robustos, pues si para muchas familias no representan el principal elemento
de riqueza, son siempre un gran recurso, ya empleándolos en la labor
de las tierras, ya en la reproducción, ó cebándolos
para destinarlos á la venta. El interés, cuando no un verdadero
cariño, que los campesinos tienen por el ganado que crían en
su compañía, es una prueba evidente de la utilidad que de él
reportan: lo que no obsta, sin embargo, para obligarlo á vivir en
locales mal sanos, oscuros é incómodos, y, en una palabra,
faltados de las condiciones más necesarias.
Higiene.—
La falta de higiene en las dependencias del ganado proviene de la defectuosa
nivelación del piso, en donde se encharcan é infiltran sus
deyecciones líquidas, de la escesiva cantidad de estiércoles
que se dejan acumular durante semanas enteras, unas veces por descuido y
otras por falta de medios para renovar la cama, sucediendo al propio tiempo
que las aguas de lluvia suelen tener fácil entrada en algunas de ellas,
especialmente en las pocilgas y apriscos; y por último, la escasa
ventilación contribuye también á que las dependencias
del ganado sean poco higiénicas.
Las pérdidas que los agricultores suelen experimentar en sus animales
domésticos por efecto de las faltas que existen en sus desacomodados
alojamientos, pueden ser tan considerables, que no debería perdonarse
gasto alguno para corregir los defectos de que provienen. Desde luego el
solar elegido para construir una cuadra, establo, etc., ha de estar convenientemente
elevado y nivelado, con una pendiente de 2 á 3 centímetros
por metro para procurar fácil salida á sus deyecciones líquidas,
las cuales deben ser conducidas á un depósito, sin dejarlas
encharcadas en los patios y corredores, como actualmente sucede en nuestras
casas de labranza. En el caso de no disponer de pajas ni follajes para renovar
las camas del ganado, antes de permitir que éste se eche sobre sus
propios excrementos, deben estos cubrirse con tierras, las cuales se renovarán
tan á menudo como sea necesario para que no se desarrolle la putrefacción,
y esté el suelo perfectamente seco. Sin embargo, lo mejor es sacar
diariamente el estiércol, barriendo bien el suelo.
Afirmado.—
La forma y materiales empleados en la construcción del firme es diferente
según la clase de ganado que deba alojarse en el local de que se trate:
sus detalles se expondrán al ocuparnos de cada caso en particular.
Del esmero con que se conserve esta parte en las dependencias de los animales
domésticos dependen mucho sus condiciones higiénicas, no debiendo
por lo tanto escatimarse los gastos necesarios para tenerla en buen estado.
Ventilación.—
Sobre todo debemos insistir acerca de los medios empleados en la renovación
del aire de los locales en que se tiene el ganado encerrado, pues sobre ser
considerable la cantidad de aire viciado por sus fuertes pulmones y transpiración
cutánea, débese añadir la alteración que ocasionan
las emanaciones de los excrementos, en vista de cuyos fenómenos se
fija en 60 metros cúbicos por hora y por cabeza de ganado mayor la
cantidad de fluido que ha de renovarse. No basta solamente dotar á
una cuadra, establo ú otra dependencia cualquiera del ganado de los
medios necesarios para renovar el aire en dichos locales contenido; es necesario
además asegurar su funcionamiento. Muchas veces hemos visto tapar
con paja las reducidas aberturas que para la ventilación existen en
las dependencias del ganado, ya para evitar las corrientes de aire frío
que los animales directamente reciben en la cabeza, ó ya para ahuyentar
los insectos que de continuo les molestan, quedando en ambos casos suprimida
por completo la ventilación y la luz, lo que no habría sido
necesario ni factible si estas aberturas se hubiesen dispuesto en el lugar
ó sitio correspondiente.
Otra de las condiciones que deben reunir los sistemas de ventilación
es que sean sencillos y baratos, sin cuyas ventajas no tendrían la
aplicación que es de desear se les dé en las casas de labranza;
pues no siempre sus propietarios se hallan dispuestos á verificar
los desembolsos necesarios para dotar á las diferentes dependencias
de las condiciones más ventajosas, principalmente si éstas
resultan caras.
Sobre todo en las cuadras y establos es donde es necesario un buen sistema
de ventilación, pues las pocilgas y apriscos consisten muchas veces
en simples cobertizos, ó están provistos de aberturas que dejan
al aire casi libre circulación. Entre las diferentes disposiciones
recomendables merecen citarse los tubos de aereación colocados en
el punto más alto del local, para cuyo establecimiento son favorables
los techos abovedados que suelen estar en uso en algunas partes, al paso
que los envigados no permiten una renovación tan completa del aire
que ocupa las capas superiores. Estos conductos para la circulación
del aire pueden ser de plancha, fig. 14, ó de obra, según está
indicado en las figuras 10 y 11. Si bien estos últimos son más
baratos, no reúnen tan buenas condiciones como los tubos de palastro,
los que, al recibir de lleno la acción de los rayos solares, caldean
el aire contenido en su interior, aumentando así la intensidad de
las corrientes. También pueden construirse los conductos de aereación
con tubos de barro cocido colocados verticalmente para rematar en una disposición
á propósito, á fin de impedir la entrada del agua de
lluvia.
En caso de efectuarse la renovación de aire
en las cuadras y establos por medio de ventanas, puede adoptarse la disposición
de la fig. 12, practicada cerca del techo, y abriéndose de arriba
abajo, á fin de que las corrientes no molesten al ganado, y
vengan á reemplazar por completo el aire que ocupa las capas superiores,
á cuya renovación, adoptando otra forma, se opondría
el envigado del techo.
La velocidad de las corrientes, tanto en los conductos
de entrada como en los de salida, puede fijarse en un metro por segundo.
El número, dimensiones y situación de los conductos de aereación
depende del número de cabezas de ganado que existan. En ningún
caso debe haber menos de dos, por manera que, en lugar de uno que fuese necesario,
se deben adoptar dos de la mitad de la sección calculada; pues, si
por una causa cualquiera dejase de funcionar uno de ellos, estaría
en marcha el otro. Muchas veces las corrientes del viento establecen la entrada
por uno de estos conductos y entonces la salida tiene lugar por el otro,
no quedando el aire estacionado en ninguna parte, si ambos están bien
dispuestos. Cuando se construyan.de metal se les puede dar un diámetro
de 30 á 35 centímetros por 4 metros de altura, colocándolos
de 3 en 3 metros de distancia.
Si sobre las cuadras y establos se establecen otras dependencias, nunca los
conductos de aereación deben desembocar en ellas; pues, si se destinaran
para almacenes de forrajes, también se resentirían éstos
en sus buenas condiciones. Por este motivo los pisos no deben tener rendijas,
que al mismo tiempo siempre dejan caer polvo sobre el ganado.
La ascensión del aire se efectúa en estos conductos según
las mismas leyes en virtud de las cuales se elevan la respiración
y transpiración de los animales. Muchas veces empero determinan las
corrientes que han de renovar el aire las de los vientos exteriores. En el
primer caso el aire puro, que entra por las aberturas inferiores, como son
las puertas, ocupa desde luego las capas más próximas al suelo,
y á medida que va elevándose su temperatura, asciende para
salir por las aberturas más altas, impelido por las corrientes que
se establecen de fuera á dentro, y arrastrando al mismo tiempo los
miasmas existentes en el local.
Un buen sistema de ventilación contribuye también á
la duración de los materiales de construcción, sobre todo de
las maderas de las puertas, ventanas, pisos, rastrillos, pesebres, etc.,
á las cuales preserva de la humedad.
En el caso de establecerse un sistema de ventilación por medio de
aberturas practicadas de un modo diferente del que se ha explicado, como
pueden ser pequeñas aberturas circulares ó cuadradas, deberán
éstas dotarse de una tela metálica que disminuya la velocidad
de las corrientes; y si sus mallas son suficientemente espesas, dicha tela
impedirá además la entrada de los muchos insectos que tanto
molestan al ganado durante la estación de los calores.
Aunque el sistema de aberturas que han de dar entrada al aire y á
la luz en las dependencias del ganado esté bien estudiado, es necesario
cerrar ó abrir estas aberturas más ó menos, según
las horas del día y las estaciones. Un mozo de labranza inteligente
y cuidadoso conocerá por la sensación del olfato si hay esceso
ó falta de ventilación, y cuales sean las aberturas que deban
cerrarse ó abrirse, según la dirección de las corrientes
de aire.
Si á pesar de todos los cuidados se desarrollaban en el ganado
enfermedades contagiosas, deberán aislarse enseguida los individuos
atacados y sanearse el local, á cuyo efecto se empieza por quitar
todo el estiércol, llevándolo lejos de la casa, lavando después
con agua de cal todo cuanto haya estado al servicio de las reses enfermas,
sin dejar el suelo. Los muros deberán también blanquearse con
esmero, ya que en sus poros se deposita siempre una gran cantidad de partículas
orgánicas, que no puede quitar del todo un buen sistema de ventilación.
Para el lavado de los distintos enseres que haya tocado el animal enfermo
puede también emplearse una disolución de potasa ó cloruro
de cal. Es bueno así mismo fumigar el local con bayas de enebro, ó
con cloro según el procedimiento de Guyton de Morveau, que consiste
en calentar ligeramente en un cacharro una mezxla de 3 partes de sal, 2 de
peróxido de manganeso, 2 de ácido sulfúrico y otras
2 de agua. Se coloca dicho cacharro sobre un hornillo situado dentro del
local infestado que se debe tener herméticamente cerrado
por espacio de uno ó dos días.
Falta de luz en las dependencias del ganado.—
La luz es indispensable en todas las dependencias del ganado, y la disposición
de las ventanas para su entrada deberá estar en relación con
el sistema de ventilación que se adopte. Siempre será conveniente
que haya aberturas para la entrada de la luz en más de una fachada:
por lo general á mediodía y al norte, cerrando unas y abriendo
otras, según las estaciones. Se ha observado que los animales que
se crían á oscuras se aturden á la vista de cualquier
objeto extraño, cuando salen al exterior, y echan á correr
desbocados por el primer camino que se presenta, con peligro de precipitarse
por los barrancos y de romper toda valla que se oponga á su paso.
Por esta razón sin duda el arquitecto Vitrubio aconsejaba construir
los establos de modo que los bueyes vieran la lumbre y el sol saliente, dando
también otros consejos, más ó menos acertados, relativos
al modo de disponer las demás dependencias, á fin de que el
ganado no se criara asustadizo.
En Navarra existe todavía esta costumbre, situándose los establos
junto al comedor-cocina, ordinaria residencia de la familia, con la cual
comunican por medio de una ventana, de modo que los bueyes vean de continuo
la lumbre del hogar.
Vigilancia. —
En las pequeñas esplotaciones en que el número de cabezas de
ganado no es considerable, y sus dependencias están contiguas á
las habitaciones, no es difícil la vigilancia de las mismas. En los
cultivos de mucha extensión los locales que habita el ganado pueden
estar separados y á mucha distancia unos de otros, siendo indispensable
establecer un servicio de vigilancia especial, á fin de acudir á
tiempo en caso de ocurrir cualquier incidente.
Diferentes suelen ser las costumbres seguidas, según las comarcas
de que se trate, en el modo de ejercerse la vigilancia, más ó
menos eficaz ó defectuosa, por los mozos de labranza en las dependencias
del ganado, viéndose aquellos obligados á echarse a veces al
pié mismo de los animales que cuidan. En los casos en que se hallan
mejor tratados sólo pueden conseguir un rincón en el mismo
pesebre, pues rara vez se construyen para el personal de servicio, dormitorios
especiales y en sitio desde donde pueda acudir con prontitud allí
donde su presencia sea necesaria. En todo establecimiento bien montado debe,
sin embargo, procurarse que haya para dicho personal habitaciones separadas,
libres de emanaciones incómodas, á fin de ejercer desde ellas
la debida vigilancia, siempre que ésta no pueda efectuarse por un
personal exclusivamente destinado á este servicio, obligado á
permanecer de pié mientras el ganado está en las cuadras ó
establos, ya de día, ya de noche.
Disposición de las dependencias del ganado.—
Las dimensiones y disposición de las dependencias de los animales
domésticos son especiales para cada clase; siendo estas las condiciones
que deben siempre estudiarse más detenidamente, á fin de que
dichos animales no estén en sus alojamientos con incomodidad, de lo
que podría resentirse su estado de salud y robustez. No se comprende
como en el campo, donde hay espacio, aire y luz en abundancia, se condene
á estos desgraciados seres, que el hombre ha reducido al estado de
esclavitud para su utilidad, á vivir en estrechura en locales de reducidas
y mal proporcionadas dimensiones como muchas veces se observa en los alojamientos
que se les dispone en las casas de nuestros agricultores.
El abrigo contra los vientos dominantes y otras causas de incomodidad son
detalles variables y especiales en que es menester fijarse también,
pues unos animales temen más el frío que otros: unos permanecen
la mayor parte del tiempo en el monte, mientras otros están de continuo
encerrados; y claro está que los locales en que éstos deben
vivir siempre exigirán alguna mayor holgura y comodidad, y de la misma
manera la necesitan las dependencias de los que crían ó están
enfermos, los cuales á ser posible, deberán siempre estar solos.
En el estudio de los diferentes detalles de las dependencias del ganado,
son preferibles las disposiciones que evitan las molestias que unos animales
puedan causar á otros, quitándose la comida y ocasionándose
otras incomodidades; así como también deberán tenerse
en cuenta las disposiciones que permiten un servicio más cómodo,
fácil y rápido.
Nunca es conveniente, y debe evitarse, la existencia de animales de diferente
especie en un mismo local, aunque estén amarrados cada cual en su
sitio, procurando que siempre haya departamentos especiales para todas las
especies de ganado, y suficiente sólidos para que ninguno de ellos
sea invadido por los individuos que llegasen á soltarse.
Exposición.—
Generalmente para todos los animales es conveniente la exposición
á mediodía, con aberturas también al norte, utilizando
unas ú otras según las estaciones. No siendo posible la exposición
á mediodía, deberá adoptarse la de levante, conveniente
en especial para los gallineros, desde cuyo interior vean las aves el sol
en el acto de salir.
De la exposición depende mucho el que se pueda proporcionar á
los animales abrigo contra los fríos del invierno y aire fresco por
las aberturas correspondientes durante la estación de los calores.
También influye la orientación en la temperatura interior y
su mayor ó menor variabilidad: así los criaderos del
gusano de la seda, cuya temperatura debe mantenerse constantemente entre
ciertos límites, se disponen en salas más largas que anchas,
con la fachada mayor expuesta á levante, á fin de que solo
reciba de lleno la acción de los rayos solares la menor cantidad de
superficie de pared posible.
CUADRAS.
Desígnase con el nombre de cuadras á los locales destinados
para alojamiento de los animales del género caballo, que comprende
los de esta especie, como los mulos, asnos y yeguas. Estas dependencias tanto
sirven para el ganado de labor, como para el de cría que se educa
desde pequeño con el mismo objeto ó con el fin de venderlo.
En las cuadras fig. 13, 14 y 16 se colocan los animales en filas unos al
lado de otros y en la dirección de su longitud A, ó transversalmente
B. En el primer caso las cuadras son longitudinales, y en el segundo transversales.
La primera de estas disposiciones es preferible, y si el ganado es poco numeroso,
en lugar de cuadras dobles, se construyen sencillas; cuya disposición
se deduce de las mismas figuras, suponiendo que la pared medianera se eleva
hasta el techo para sostener la cubierta, que en este caso sólo tedrá
una vertiente, y que desaparecen las construcciones de uno de los lados.
Fig. 13.
El ganado puede estar en las cuadras sin separación
de ninguna clase, ó aislado por medio de barras sujetas en el pesebre
por un extremo, y sostenido el otro con un pié derecho ó una
cadena que cuelga del techo, según se ve en las figuras 13 y 14. Otras
veces se establecen verdaderos compartimentos para cada individuo, donde
permanece en libertad, teniendo además en algunos casos un pequeño
patio anejo, para su esparcimiento, el cual á su vez resulta de la
división de un patio general contiguo. Esta disposición está
reservada al ganado de lujo, y fuera de este caso sólo se emplea en
cuadras destinadas á la cría de caballos sementales.
Pavimento.—
El pavimento de las cuadras ha de ser suficientemente sólido para
resistir los golpes de los hierros de los cascos de los caballos y hecho
con materiales que no destruyan las deyecciones líquidas, para cuya
salida deberá dársele una pendiente de 2 á 3 centímetros
por metro, hacia un escurridero situado detrás de los animales, cuyo
escurridero á su vez deberá también estar construido
con alguna pendiente que podrá ser igual á la del piso.
Los materiales empleados para la construcción del pavimento pueden
ser el gres, el granito, ladrillos de cemento ó una capa de hormigón.
Estos dos últimos materiales se usan poco porque se desgastan ó
resultan siempre más caros. Muchas veces en el sitio en que han de
ponerse los pies delanteros, que son los que experimentan más fatiga,
se pone un pavimento de tabla, que tiene menos rigidez que las piedras.
Cuando la cuadra está destinada únicamente al ganado macho
de lujo, que no debe echarse, el escurridero para los excrementos líquidos
se suele también construir de modo que esté situado debajo
del vientre, evitando así mejor la humedad.
Techos.—
Los techos deben estar perfectamente unidos para no dejar caer polvo por
sus rendijas, ni elevarse las emanaciones hasta penetrar en los forrajes,
habitaciones, etc., según el objeto á que se destine el piso
superior, cuando este existe.
Los techos abovedados son preferibles porque el aire viciado no puede estacionarse
en ellos y permiten una limpieza completa.
Fig. 14.
Pesebres y rastrillos.—
Los pesebres y rastrillos son los recipientes de donde el ganado toma los
alimentos. Los últimos pueden faltar alguna vez, y en este caso los
forrajes se dan al ganado en los pesebres, lo mismo que toda otra clase de
alimentos.
Fig. 15.
Los pesebres se construyen de diferentes maneras:
unas veces consisten en pilares de obra adosados á una de las paredes
de la cuadra, fig. 15, unidos por bovedillas sobre las cuales se dispone
el recipiente que forma el pesebre, cuyo fondo es de baldosa ó ladrillos
bien unidos, y su borde anterior lo forma un tablón colocado de canto
y empotrado en las partes extremas, ó bien sostenido por medianiles
que separan á un animal de otro. Este sistema de pilares y bovedillas
tiene el defecto de que cuando el ganado, una vez echado quiere levantarse,
está expuesto á recibir golpes en la cabeza contra dichas bovedillas,
ocasionándole congestiones.
Otra disposición de pesebres que no tiene el inconveniente de la anterior,
consiste en un muro en talud invertido adosado á la pared, fig. 16.
En esta construcción se observa un doble fondo agujereado, el cual
tiene por objeto dejar caer el polvo, que de otra manera siempre suele haber
en el fondo de los pesebres.
Las dimensiones más convenientes para los pesebres de una cuadra,
son las que están representadas en la figura 16; es decir, una altura
sobre el suelo de 1m15 á 1m20, 0,30 de
profundidad y 0m40 de ancho. Cuando son animales de pequeña
talla la altura del pesebre puede bajar hasta un metro, pero en cambio para
caballos de lujo se aumenta hasta 1m40.
Los rastrillos se colocan más altos que los pesebres y consisten en
una escalera formada por dos barras paralelas distantes de 0m50
á 0m60, y unidas por travesanos de 0m025
de diámetro colocados á 0m150 unos de otros,
figs. 14, 15 y 16. Esta pieza se coloca unas veces apoyando la barra más
baja horizontalmente contra el muro, y otras con más propiedad, separándola
algo, según está representado en la figura 16, con objeto de
que el ganado no tenga que levantar tanto la cabeza para tomar los forrajes,
ni le moleste el polvo que puede caer. La barra superior se sostiene por
medio de cuerdas ó cadenas sujetas al techo, y también con
el auxilio de barrotes empotrados en el muro. Cuando el rastrillo se coloca
separado de la pared, se forma su fondo con una tabla, ó bien se levanta
un pequeño muro en talud invertido, cuyo grueso en su parte superior
sea de 0m150, sobre el cual descansa la barra inferior del
rastrillo. Este muro debe terminarse en un plano inclinado con objeto de
que no se estacione en él el polvo.
Fig. 16.
La altura sobre el suelo á que se colocan los
rastrillos es de 1m70 y la separación de la pared en su
borde superior de 0m50 á 0,60.
Dimensiones.—
Las dimensiones de las cuadras han de ser tales, que permitan al ganado echarse
con comodidad, habiendo al mismo tiempo en ellas la holgura necesaria para
efectuar toda clase de servicios. Algunas veces acostúmbrase colgar
en sus paredes los arreos de las caballerías, y en este caso debe
quedar mayor espacio para el pasillo situado detrás de los animales.
La figura 16 y el dibujo representado en la 13, hecho á la escala
de 0,005, indican las dimensiones que más comunmente pueden convenir,
aunque en el sentido del largo son variables entre ciertos límites
dependientes del objeto á que se destine el ganado en la explotación,
pues el de labor y el que ha de estar de continuo encerrado exige alguna
mayor holgura que el de pasto ó cría. Teniendo en cuenta todas
estas circunstancias, el espacio que se señala á cada cabeza
de ganado varía en el sentido del ancho de este de 1m30
á 1m50. Algunos le dan hasta 1m75.
El propietario que haya de construir una cuadra deberá siempre tener
en cuenta el aumento probable de la esplotación, pudiendo suceder
que si al principio sobra local, más
tarde cada individuo tenga sólo el espacio estrictamente necesario,
ó acaso le falte.
El ancho de las cuadras es también variable entre límites de
bastante extensión, según los casos. Así, teniendo el
caballo ordinariamente una longitud de 2m50 y necesitándose
para el pesebre 0m60, el ancho mínimum que puede adoptarse,
en caso de disponer de un espacio muy reducido, será de 3m50,
estando el escurridero inmediato á la pared. Con 4m50 de
ancho que tenga la cuadra el ganado podrá moverse con desahogo, y
en caso de que se quiera tener con toda comodidad, se llega hasta 5m00,
con cuyas medidas es ya posible establecer una acera de paso detrás
de los animales y perchas en la pared para la colocación de los arneses.
La altura en las cuadras varía entre 3m00 y 4m00;
3m50 es suficiente.
Adoptando como dimensiones definitivas 1m50 para cada individuo,
5m00 para el ancho de la cuadra y 3m50 de altura, la
superficie correspondiente es de 7,50 metros cuadrados, y 26,250 metros cúbicos
el volumen de aire de que puede disponer. Admitiendo una ventilación
de 60 metros cúbicos por hora y por cabeza de ganado, tendremos que
en cada hora se renovará dos veces el aire de la cuadra, siendo para
ello suficiente que los conductos de salida tengan de 0m30 á
0m35 de diámetro, suponiendo una velocidad de 1 m
por segundo y que están espaciados de 3 en 3 metros. La altura que
se suele dar á los conductos de aereación es de 2 á
4 metros sobre el tejado.
"Construcciones e industrias rurales"
José Bayer y Bosch
Ingeniero industrial, asesor facultativo del sindicato
general de riegos del Canal de Urgel, exdirector de la destilería
de la Sociedad agrícola industrial y comercial de Manacor (Baleares)
Imprenta de Pedro Ortega, Barcelona, 1889