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Fenómenos electrostáticos

752. Efectos de la electricidad.—

Siendo conocida la electricidad únicamente por los efectos que produce, desde el principio hemos necesitado descubrir los fenómenos que caracterizan su presencia, y por lo tanto, sólo nos resta resumir los
hechos que llevamos expuestos en las lecciones anteriores, procurando establecer su clasificación. Divídense los fenómenos originados por la electricidad, en efectos mecánicos, físicos, químicos y fisiológicos.


753. Efectos mecánicos: atracción de los cuerpos ligeros.—

Se suele repetir en las cátedras algunos experimentos, que por la forma de presentarlos impresionan vivamente el ánimo de los jóvenes: tales son la danza, el granizo, y el del repique ó campanario eléctrico, análogo al producido mediante la botella descrita (735).

De una varilla metálica que se cuelga al conductor de una máquina eléctrica (fig. 385) se suspenden por medio de cadenas metálicas dos timbres extremos que se cargarán de electricidad positiva, y con una hebra de seda está colgado otro, hacia el medio de la varilla, y puesto en comunicación metálica con la tierra, en el cual se acumula por inducción electricidad negativa. Dos pendulitos de esfera metálica serán atraídos y repelidos alternativamente por los timbres de los extremos y el del medio, produciendo el repique cuando se da vueltas al disco de la máquina.


Fig. 385.  Repique ó campanario eléctrico.
El experimento de la danza ó del granizo eléctricos consiste en hacer saltar, entre dos platillos metálicos, muñecos ó esférillas de médula de saúco. Los platillos se disponen horizontalmento, el primero en comunicación con el conductor de la máquina, y el segundo con el depósito común, recubriéndolos con una campana de vidrio para evitar que los cuerpecillos se esparzan por el suelo cuando saltan atraídos por las electricidades contrarias de los discos metálicos.

Rotura de aisladores.—
Mediante la descarga eléctrica puede taladrarse un naipe ó tarjeta, romperse una tablilla de madera, agujerearse una lámina de vidrio, etc. Estos efectos se consiguen con una máquina de Holtz, y con la de disco empleando botellas de Leyden ó baterías, según los casos.

El taladracartas (fig. 386), que se emplea con este objeto, está reducido á dos puntas metálicas aisladas, entre las cuales se pone la lámina que se quiere perforar por medio de la chispa.

Es notable la circunstancia que presenta el orificio así practicado en una cartulina; pues, á diferencia del que se consigue clavando una punta, tiene dos rebordes hacia fuera, como si las dos electricidades, partiendo del interior, hubieran salido por las dos caras de la tarjeta. Cuando se trata de horadar el vidrio es necesario tomar algunas precauciones; v. gr., aislar las puntas y recubrir con cera ó grasa la lámina, para evitar que la chispa se propague y se difunda por la superficie.


Fig. 386. — Taladracartas.




Fig. 387.—Mortero eléctrico.

Dilatación de los gases.— Se comprueba por medio de dos tubos comunicantes, donde se pone agua, y en una de cuyas ramas salta la chispa, subiendo el liquido bruscamente en la otra rama por la dilatación que experimenta el aire; y también se emplea con el mismo objeto el mortero eléctrico (fig. 387), pequeño tubo de marfil, al modo de un grueso dedal, atravesado por dos varillas metálicas y cerrado con una bolita que se dispara al producirse la chispa en B.


754. Efectos físicos: 1.° Caloríficos.—

Al pasar la descarga eléctrica por un alambre delgado le calienta en términos que puede llegar á fundirlo y volatilizarle: la chispa produce la combustión de varios cuerpos, la cual, si bien corresponde á los fenómenos químicos, se debe á la elevada temperatura que produce la recombinación de las electricidades contrarias.

Por medio de recortes, en una cartulina se bosqueja el diseño de una figura cualquiera, ordinariamente el retrato de Franklin, que puede quedar marcado sobre una tela de seda por la volatilización de una hoja de pan de oro. Dispónese al efecto entre dos tablas, que se comprimen por medio de tornillos, la seda, la cartulina recortada, el pan de oro apoyado encima de dos tiras de papel de estaño pegadas á los bordes de la cartulina, que se redobla sobre la hoja de oro para que no se arrugue, y hacemos saltar la chispa al poner en comunicación las tiras de estaño con las armaduras de una batería.


Fig. 388. — Termómetro eléctrico de Riess.
Echando éter en una cuchara metálica en comunicación con el suelo, se inflama por la chispa que salta al aproximarla al conductor de una máquina eléctrica; y puede utilizarse para diversas combustiones una copa de madera atravesada por dos alambres como el mortero eléctrico.

Los físicos miden el calor desarrollado por las descargas mediante el termómetro eléctrico del Sr. Riess (fig. 388). Consiste en un tubo dos veces encorvado en ángulo recto, ensanchándose en una do las ramas E y terminando la otra en un globo de vidrio lleno de aire, cuya dilatación, al pasar la descarga por el alambre S, se aprecia por lo que avanza el liquido coloreado que contiene el tubo. Con el fin de facilitar el movimiento de la columna termométrica, la tabla que le sostiene puede inclinarse más ó menos, midiéndose el ángulo por el arco graduado K.


755. 2.º Luminosos. —


Desde luego se observan las chispas de los reproductores eléctricos ó de las baterías, con su brillo deslumbrador y ruido como de una pequeña detonación, que sorprenden.y conmueven, porque revelan la potencia de este maravilloso agente. Vemos de igual modo en la obscuridad penachos luminosos desprendidos por las púas que rodean el disco de la máquina, simulando una fosforescencia tranquila.


756. Huevo eléctrico.—


Con el fin de estudiar la influencia que ejerce la presión del aire en la descarga eléctrica, suele utilizarse un globo ú óvalo hueco de vidrio (figura 389) atravesado por dos varillas metálicas, y con una guarnición también de metal con su rosca y llave correspondiente, que permite la extracción del aire. A la presión ordinaria ninguna particularidad ofrecen las chispas; pero cuando aquélla ha disminuido lo suficiente deja de producirse ruido y se forma, llenando gran parte del óvalo, una fosforescencia luminosa, cuyo color varia, asi como el de las chispas, según los gases encerrados en la vasija y la naturaleza de los conductores.


Fig. 389. — Huevo eléctrico.




Fig. 390. — Tubo de Geissler.


757.   Tubos de Geissler.—

También pueden producirse efectos análogos y aun más bellos en los tubos de Geissler (figura 390), que contienen diferentes materias fosforescentes y gases muy enrarecidos para variar la coloración.


Fig. 391.—Tubo de válvulas eléctricas.
El grabado representa el tubo z, z', que se ilumina poniendo en comunicación los polos de la máquina de Holtz por medio de los alambres A y B, que transmiten la electricidad por las varillas metálicas del soporte á los hilos de platino que atraviesan los extremos del tubo. Debe citarse igualmente el tubo do Holtz (figura 391) análogo á los de Geissler, pero que lleva en sus dos ramas válvulas eléctricas (1), dirigidas en sentido contrario; de modo que la descarga luminosa se produce en una ú otra rama, según se cambian los polos, puesto que la corriente eléctrica se transmite con facilidad de la punta de un embudo metálico al disco del inmediato, pero no en sentido opuesto, desde el plano á la punta, conforme indica el grabado. Otro experimento clásico se repite con el tubo centellante (fig. 392), cerrado por guarniciones metálicas en donde termina una larga tira de papel de estaño, formando hélice los recortes separados; de modo que al saltar la chispa aparece una ráfaga luminosa, debida á las descargas parciales entre dos trozos de estaño.


Fig. 392. Tubo centellante.



758.  Materia radiante.—

Los gases enrarecidos  hasta una presión de una millonésima de atmósfera, menos de 0mm,001, 1μ, adquieren propiedades características y que difieren esencialmente de las que ofrecen los tubos de Geissler, en los cuales no baja de 1 á 2 milímetros la presión. Pruébase el hecho mediante los dos tubos semejantes (fig. 393), el primero de Geissler y el segundo de Crookes; el polo negativo corresponde en ambos á un pequeño espejo cóncavo; pero la ráfaga luminosa cambia y se dirige siempre por el camino más corto al polo positivo cuando la presión es mayor de 2mm, admitiéndose como de ordinario que la electricidad va del ánodo al cátodo; y por el contrario, en el tubo de Crookes se mantiene fosforescente el vidrio frente al espejillo, corno si partieran de éste radiaciones rectilíneas, los rayos catódicos, con independencia de la anilla donde se engancha el alambre positivo.


Fig. 393. - Experimento característico de la materia radiante.

Esta nueva propiedad de los gases extraordinariamente enrarecidos y otras que expondremos á continuación, las explica Crookes admitiendo un cuarto estado de los cuerpos, la materia radiante, que difiere, según él, de los gases ordinarios más que éstos de los líquidos, y sobre todo más que los líquidos de los sólidos. Se relaciona esta hipótesis con la teoría mecánica de los gases á que hicimos referencia al hablar del radiómetro; pues efectivamente partículas gaseosas electrizadas negativamente por el contacto del cátodo especular siguen, sin el obstáculo de los innumerables choques contra las inmediatas, las trayectorias rectilíneas que admite la teoría termodinámica como inherentes y peculiares del estado gaseoso.

La propagación rectilínea de la materia radiante origina los vistosos experimentos representados en las figuras 394 y 395. En la primera el polo negativo es una superficie semicilindrica de aluminio, bien pulimentada en la parte cóncava, do modo que el foco formado por la intersección de las radiaciones normales al espejo es una recta, desde la cual divergen los rayos que se hacen visibles por la fosforescencia de las paredes del tubo.


Fig. 394. — Propagación rectilínea de la materia radiante.




Fig. 395. — Sombra producida por la materia radiante.

La segunda indica la sombra proyectada por una cruz de aluminio que sirve do polo positivo.

Las acciones mecánicas de la materia radiante se patentizan mediante un molinete de paletas de mica (fig. 396), dando al polo negativo, qué va por la parte inferior, la forma de anillo casi circular (2).

Demuéstranse los efectos caloríficos en todos los casos citados, donde se produce un foco de materia radiante, pues se calienta ostensiblemente el vidrio; pero sirve de una manera especial para el caso el tubo de Crookes (fig. 397). En el foco del espejo cóncavo se pone una laminita de metal muy refractario (platino iridiado), y no sólo llega á enrojecerse, sino que principia á fundirse cuando experimentamos.


Fig. 396. — Radiómetro eléctrico.




Fig. 397.— Efectos caloríficos de la materia radiante.

Finalmente, aquí sólo citaremos ya la actividad de la materia radiante para producir la fosforescencia, á que aludimos (590), y se ha indicado para el vidrio en los casos anteriores, sirviendo para demostrarla en diferentes substancias el tubo de Crookes (figura 398).


Fig. 398. — Fosforescencia eléctrica.

Si en la parte media de un tubo de Crookes se coloca el cátodo constituido por una lámina metálica perforada, al excitarle se producen entre ambos electrodos los rayos catódicos y en la región comprendida entre el cátodo y el otro extremo del tubo aparecen unos haces luminosos que convergen en dicho extremo.


Fig.  399. - Fotografía de los huesos de la mano.

Este fenómeno se cree debido á la formación do una nueva clase de rayos, llamados canales, que según las últimas investigaciones hechas por los físicos alemanes, se propagan como los rayos catódicos en linea recta, excitan la fosforescencia de varias substancias, etc.; pero, en cambio, no impresionan las placas fotográficas, y al someterlos á la acción de los imanes, son menos desviados que aquellos; también parece que poseen electricidad positiva que pueden comunicar á los conductores cuando chocan contra la superficie.


Experimentos de Roentgen. —

Utilizando la chispa de una poderosa máquina de Holtz, se observa en ciertos tubos de Crookes la presencia de unas radiaciones obscuras quo tienen la propiedad de atravesar los cuerpos opacos, en cuya composición no entran metales pesados, como sucede á las substancias orgánicas, que sólo contienen carbono, hidrógeno, oxigeno y nitrógeno; lo cual permite obtener (fig. 399) la fotografía esquelética de la mano (3) y encontrar una bala ó cualquier cuerpo metálico en el interior del órgano donde se aloja, que se fotografía con el auxilio de dichos rayos, constituyendo estas interesantes aplicaciones de los mismos, un verdadero arte, que se denomina fotografía de lo invisible ó radiografía, de gran importancia en la Medicina quirúrgica.

El físico alemán Roentgen, que descubrió estas radiaciones, las llamó rayos X, porque su naturaleza aúnn no está bien determinada, si bien nos inclinamos á considerarlas como verdaderas radiaciones diaditicas, más penetrantes y refrangibles que las ultravioletas del espectro. Puede alegarse en favor de esta creencia, que va generalizándose entre los físicos, la propiedad que tienen unas y otras de facilitar la carga de un electroscopio de panes de oro, al caer sobre la esfera en que termina la varilla metálica; y además porque desarrollan la fosforescencia de muchas substancias como el platinocianuro de bario.

Esta última propiedad se ha utilizado extendiendo el polvo fluorescente en una lámina de gelatina que sirve de pantalla para recibir los rayos X después de atravesar la mano, colocada delante de dicha pantalla, apareciendo en ella la sombra de la parte esquelética, por donde no atraviesan los rayos. Parece inútil advertir que es preciso operar en la obscuridad para los trabajos de la Radioscopia, que por la rapidez de las operaciones ofrece gran ventaja sobre la Radiografía cuando no se quiere dar fijeza á la imagen observada.


759. Tubos focus. —


Según hemos indicado, la producción de los rayos X en un tubo de Crookes requiere una atmósfera con la presión de 0mm,001; pero si se excede este limite, tampoco se producen rayos catódicos, porque la electricidad no puede transmitirse (4). Esta circunstancia explica que se gasten con el uso los mejores tubos, pues  elevándose mucho su temperatura cuando funcionan, quedan absorbidos los gases por el vidrio reblandecido en las paredes internas, siendo preciso para regenerar dichos tubos ponerlos en un horno á fin de que al reblandecerse á temperatura más elevada y uniforme desaparezcan las rugosidades que retenian burbujas de gas.


Fig. 400.—Tubos focus.

Estas ideas han servido para construir tubos que tienen en su interior potasa cáustica con una atmósfera de ácido carbónico, cuya absorción puede graduarse á voluntad conforme sea necesario.

Por último, se ha observado que basta un cuerpo situado en el interior, adonde lleguen los rayos catódicos, para que se verifique su transformación en rayos X, ó su reflexión, disponiéndose al efecto una lámina de platino inclinada en relación con el ánodo (fig. 400) que ha de terminar en dos puntos ó derivaciones c, b, lo cual tiene la ventaja de producir la transformación deseada, sin temor de que se funda el vidrio.


760. Otras radiaciones.—

Los descubrimientos de Crookes y de Roentgen han servido do punto de partida para nuevas investigaciones, resultando de ellas el descubrimiento de diferentes rayos que se designan con el nombre de canales (758), secundarios, terciarios, etc., que guardan analogías y diferencias con los rayos X, los cuales no pueden reflejarse ni refractarse, pero si ser absorbidos en proporción diferente por las diversas substancias, originándose un radiocroismo, puesto que á medida que aumenta el espesor del cuerpo atravesado, disminuye su coeficiente de absorción relativo.

Benoist, por medio de su radiocromómetro, fundado en la desigual absorción de los rayos por varios cuerpos convenientemente elegidos, ha llegado á determinar la relación que liga la naturaleza de las substancias y su diversa opacidad para una ú otra clase de rayos X, según expresan las siguientes leyes:
Primera. La opacidad de los cuerpos es independiente de su estado físico, de su agrupación molecular y atómica y del estado de libertad ó combinación de los átomos.

Segunda. Depende dicha opacidad de los pesos atómicos y de las proporciones de los elementos constitutivos de las substancias; habiendo servido esta circunstancia para la determinación de dichos pesos atómicos.

761. Explicación.—

El conjunto de fenómenos recientemente descubiertos, rayos catódicos, de Roentgen, la radioactividad (587), etc., pueden comprenderse en las nociones generales que adquieren cuantos han pensado atentamente acerca de los fenómenos y teorías físicas. Por una parte, la materia está sometida á una fuerza repulsiva que origina la difusión en los cuerpos cualquiera que sea su estado (sólido, liquido ó gas), y que naturalmente se acrecienta cuando se excitan las vibraciones do los cuerpos mediante el calor, la luz ó la electricidad; pero simultáneamente se engendran vibraciones que se propagan en forma de ondas por el medio ambiente, el éter: de un modo análogo que una cuerda mojada en agua, puesta en vibración, emite sonidos que se transmiten por el aire al mismo tiempo que saltan las partículas liquidas que impregnaban la cuerda. De aqui la naturaleza compleja observada en los fenómenos antes citados y las vacilaciones de los físicos al determinar la naturaleza de los mismos, atribuyéndose por unos á la emisión de materia, fluidos, electrones, etc., al paso que otros se fijan principalmente en las vibraciones del cuerpo radiante y en las ondas etéreas que las mismas originan.

He aqui el resumen de las propiedades características de estas radiaciones:


762.   Efectos químicos. —
Combinación
.


Ya hemos indicado anteriormente quo con la chispa eléctrica se determina la combustión, ó sea la combinación del combustible con el oxigeno del aire; pero ordinariamente se produce ante los alumnos la combinación del hidrógeno con el oxigeno en la llamada pistola de Volta, que es simplemente un vaso metálico (fig. 401), donde se encierra la mezcla detonante (5) de dichos gases, los cuales al saltar la chispa forman vapor de agua, cuya fuerza elástica lanza el tapón con violencia y ruido semejante al disparo de un arma de fuego. Los químicos repiten el experimento con más cuidado, para medir con exactitud los volúmenes de los anteriores gases ú otros que se combinen, valiéndose de los eudiómetros, que son tubos ó campanas de vidrio, graduadas, en cuyo interior salta la chispa eléctrica, que en algunos casos sirve para efectuar la descomposición; v. gr., la del gas amoniaco, cuando se producen repetidas descargas.


Fig. 401.— Pistola de Volta.


763. Efectos fisiológicos.—

La electricidad en el estado neutro no afecta á ninguno de los sentidos, y esto sin duda contribuyó á que fuera desconocida de los antiguos; pero en cambio, al recombinarse á través de nuestro organismo, determina sensaciones más generales que la luz y el calor; pues según los nervios por donde se transmite, son táctiles, olorosas, gustativas, sonoras ó luminosas, contrayendo los músculos y excitando la impresionabilidad de todos los sentidos. Algunos de estos fenómenos se estudian mejor por la continuidad y moderada energía de su acción en la corriente eléctrica, que se presta asimismo á ejecutar experimentos en cadáveres recientes, produciendo gesticulaciones horribles en una cabeza separada del tronco, el cual á su vez da saltos á impulso de las contracciones musculares debidas á la energía eléctrica.

Pocas personas han dejado de sufrir la conmoción que origina la chispa de las máquinas, que pueden sacarse de la cara del paciente, para cuyo efecto se aisla sobre un banquillo con pies de vidrio mientras tiene aplicada una mano al conductor, adquiriendo mayores proporciones y un carácter especial las descargas de la botella de Leyden. Es singularmente curioso el clásico experimento, que se repite en las cátedras, de formar la cadena, cogiéndose los alumnos de la mano para constituir un conductor; pues tomando el de un extremo la armadura exterior de la botella, en el momento de aproximar su mano libre el que ocupa el otro extremo, al gancho de la armadura interna, se produce una sacudida (6) en todos los que forman la cadena.


764. Precauciones.—

Además de las generales que se indicaron (742), es preciso operar algunas veces en salas donde se deseca el aire artificialmente y preservar los instrumentos de toda inducción exterior por medio de pantallas eléctricas, formadas por una cubierta metálica que está en comunicación con el suelo, en cuyo caso la influencia de los cuerpos circunvecinos se ejerce atrayendo la electricidad contraria á la superficie externa de la pantalla, quedando al estado neutro el interior, como en la esfera hueca do Coulomb (703).


765. Excitadores.—


Tratándose de la descarga instantánea de un condensador debemos operar con cuidado, sobre todo al manejar las baterías; por eso se emplea el excitador simple, formado por dos arcos metálicos terminados en esfera, los cuales giran á modo de pinza pudiendo aproximarse aquélla para tocar las armaduras del condensador. Aun cuando la electricidad pasa de preferencia por el arco metálico puede también transmitirse por nuestro cuerpo; si el condensador es de grandes dimensiones, experimentaríamos la conmoción á no aislar las varillas del excitador con mangos de vidrio (fig. 402) por donde se cogen sin peligro. Otras veces se dispone el excitador universal, representado en la misma figura, sosteniendo las vavillas por columnas aisladoras, pudiendo aproximarse sus extremos y descansar en una meseta donde se coloca el objeto que ha de experimentar la descarga; así se opera cuando queremos matar pájaros ó pequeños mamíferos con la chispa do una batería.


Fig. 402.—Excitador universal de Mascart.

El excitador universal de Mascart permite aproximar las esferas E y E' (fig. 402), midiéndose la distancia á que salta la chispa, y pueden cambiarse aquéllas por las piezas que están en la parte inferior del grabado para aplicar la electricidad á diferentes órganos.


766. Meteoros eléctricos.—

Los primeros físicos quo observaron chispas eléctricas de alguna intensidad, quedaron sorprendidos de la grande analogía que guarda este fenómeno con el rayo, cuyo origen ignoraban. De aquí el considerable número de comprobaciones experimentales que, guiados por la misma idea, emprendieron y realizaron diferentes observadores: Franklin fue el primero que lanzó una cometa armada de una punta metálica á una nube tempestuosa, y consiguió sacar chispas de la cuerda conductora (7). Con la electricidad inducida por la nube cargó botellas de Leyden y reprodujo los mismos fenómenos que se obtienon con las máquinas eléctricas; pero ofrecen inminente peligro, y pueden ser heridos por el rayo los físicos que, sin muchas precauciones, los repitan.


767. Manantiales de electricidad.—

Hemos indicado (690) los principales manantiales de electricidad: el frotamiento y la inducción han sido objeto de las lecciones anterioes, y ahora debemos ocuparnos de la presión y otras acciones mecánicas, asi como del calor que puede engendrar electricidad estática; dejando el estudio de la electricidad al estado dinámico, producida por dicho agente y sobro todo por las acciones químicas, para formar el objeto muy interesante de sucesivas lecciones.


768.  Presión.—

Comprimiendo dos discos aislados se observa al separarlos rápidamente que quedan electrizados en sentido opuesto, pero más débilmente que cuando se frotan; siendo esta propiedad fácil de apreciar en algunos cristales, principalmente en el espato de Islandia, que con sólo comprimirlo entre los dedos queda electrizado por largo tiompo: la trituración de algunos cuerpos, como el azúcar cuando se muele, origina una fosforescencia debida á la electricidad desprendida.

La exfoliación de ciertos minerales, v. gr., la mica y el yeso, quo presentan estructura hojosa, determina la separación de las electricidades, apareciendo cada hoja electrizada, una con la positiva y otra con la negativa. Suele hacerse un experimento curioso relacionado con esta acción mecánica, fundiendo azufre en una copa de vidrio, é introduciendo una varilla aisladora en la masa todavía blanda para que sirva de mango al cono de azufre después de haberse solidificado. Separándolos por un movimiento rápido, el vidrio queda electrizado negativamente y el azufre positivamente, al contrario que si se frotan.


769.  Acción del calor. —


Produce la polarización eléctrica de diversos cristales, especialmente los de turmalina. Elevando la temperatura de algunos cristales de turmalina se observa que la electricidad se distribuye de un modo análogo á la fuerza magnética que veremos ejercen los imanes, acumulándose hacia los extremos, en los cuales existe una atracción máxima y de signo contrario, y presentando una linea neutra donde es nula la acción eléctrica. Si dejamos enfriar poco á poco el cristal aparecen también los polos, pero con electricidades contrarias á las que tenían cuando se calentaban. Al quedar estacionaria la temperatura desaparece todo signo de electricidad.


770.  Electricidad animal.—


Los fisiólogos han comprobado la producción de electricidad por las acciones vitales, que debe referirse, como el calor animal, á las reacciones químicas, y se manifiesta actuando en forma de corriente, dirigida por la superficie externa al interior de los músculos; pero además de estas manifestaciones generales y poco aparentes de la electricidad en los organismos vivos, no faltan casos do extraordinaria producción del fluido; pues asi como existen animales fosforescentes, también hay peces eléctricos, v. gr., las rayas ó torpedos y los gimnotos ó anguilas de Surinán, que son los mayores y llegan á matar un caballo con sus descargas.

El aparato eléctrico de las rayas parece ser una especie de glándula formada de células prismáticas, semejantes á las de un panal, por donde se distribuyen las fibras nerviosas que intervienen en la producción voluntaria de la descarga. La electricidad se acumula lentamente en la pila secundaria constituida por la glándula, según opinión de distinguidos físicos.


(1)   Así se llaman unos embudos metálicos terminados por un disco en la parte más ancha.
(2)   El grabado representa dos alambres, que son los reóforos de una pila cuando se quiere poner incandescente el anillo, en cuyo caso gira el molinete como en el radiómetro ordinario (602).

(3) Este grabado no necesita explicación, y únicamente advertiremos que en vez de la máquina de Holtz se emplea un carrete de Ruhmkorff, de cuyos polos parten los alambres que van á terminar en el negativo (—) y en el positivo ( + ) del tubo T.

(4) Villard atribuye la materia que constituye los rayos catódicos á las particulas de hidrógeno que resultan de la descomposición del agua adherida al vidrio en la pared interna del tubo, pues desecado éste perfectamente al hacer el vacio, desaparecen los fenómenos que caracterizan á los rayos catódicos.

(5) Está formada por dos volúmenes de hidrógeno con uno de oxígeno; pero á fin de obtener el primero únicamente, pues el segundo forma parte del aire, se echa agua en el vaso, alrededor del tercio de su volumen, para recoger otro tanto hidrógeno; los otros dos tercios serán de aire, conteniendo oxígeno en la proporción conveniente. Pudiera ponerse gas del alumbrado en vez del hidrógeno.

(6) La conmoción es más violenta en los que ocupan los extremos de la cadena que en los del medio, porque se pierde parte de la electricidad por el suelo en donde se apoyan los pies de los que sufren la descarga.


(7) Parece que la cuerda empleada por Franklin era de cáñamo ordinario, y no obtuvo resultado alguno hasta que, empezando la lluvia, se mojó y se hizo buena conductora; mas pudo ser efecto la transmisión de un aumento de tensión eléctrica.




"Elementos de Física"  Eduardo Lozano y Ponce de León
Catedrático por oposición de la referida asignatura, actualmente numerario de acústica y óptica en la Universidad Central, doctor en ciencias físico-matemáticas, graduado en la sección de físico-químicas y licenciado en farmacia, miembro de la Real Academia de Ciencias y Artes de Barcelona, oficial de la instrucción pública en Francia, corresponsal de la Económica matritense y de otras sociedades.
Aprobada por el Consejo de Instrucción Pública, y destinada para servir de texto en los Institutos de 2ª enseñanza y Escuelas de Artes é Industrias.
Novena edición corregida y revisada por el ingeniero D. Eduardo Lozano y Monreal
Establecimiento tipográfico de Jaime Ratés, Madrid, 1907