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Habitaciones

Construcciones rurales

PRIMERA PARTE

Diferentes construcciones necesarias en la casería rural ó en una explotación agrícola. Su disposición y condiciones que han de reunir.

CAPÍTULO PRIMERO

El local que en la casería rural se destine para habitaciones de la familia del propietario ó jefe del cultivo, cuyas disposiciones podrán verse en la segunda parte al tratar de la reunión de las diversas dependencias necesarias en toda explotación agrícola, debe tener además de las condiciones de emplazamiento dentro del plan general de edificación, otras especiales, como son: cierta elevación sobre el terreno exterior, exposición á mediodía en los países fríos y á levante ó á poniente en los cálidos.

Relativamente á su distribución interior ha de economizarse todo el espacio posible, sin que por esto las distintas piezas tengan dimensiones exiguas, procurando que además haya entre ellas la debida proporción. No es raro ver en muchos de nuestros viejos caseríos piezas que para casi nada sirven, ocupando ellas solas tanto ó más espacio que las destinadas á dormitorios y graneros; chocando tanto esta irregularidad ó defecto como sus desproporcionadas dimensiones.

El número de piezas en que debe subdividirse el local destinado para habitación de la familia labradora debe ser tal, que cada una de ellas pueda destinarse á un fin único; de modo que no se vean los dormitorios convertidos en depósitos de productos del campo, ó sirviendo al mismo tiempo para otros usos diversos. La casa más pequeña debe también tener su granero, despensa y otros locales, de conformidad con lo que aconsejan la higiene y la economía rural; ventajas que se pueden conseguir sin gran aumento en el presupuesto, solamente estudiando un buen plan de edificación.

El ajuar en las casas de labranza suele ser en algunas comarcas de lo más pobre y miserable que pueda verse y sí de ello inquirimos las causas, observaremos que unas veces es debido á la ignorancia de los medios más sencillos y fáciles para procurarse los muebles indispensables, y otras á desidia y dejadez, puesto que el habitante de los campos posee infinitos recursos para dotar á su habitación de muchos enseres, que el mismo puede construir en los ratos de ocio que tiene durante los días lluviosos de invierno en que se vé privado de concurrir á las faenas agrícolas.


Detalles de construcción.—

No suele apreciarse debidamente en las casas de los agricultores lo mucho que contribuye á su propiedad y comodidad la nivelación del piso y un buen sistema de afirmado, cosa fácil de conseguir aún para los más faltados de recursos. Unas veces consiste el afirmado en una capa de arcilla bien apisonada y otras en un adoquinado más ó menos propio. En las casas de propietarios medianamente acomodados acostumbran emplearse grandes losas de piedra, cuando pueden adquirirse sin un gran coste, y se usan también las de molino que se inutilizan, si se posee alguno en la hacienda, como con frecuencia suele acontecer. Prolijo sería enumerar todos los sistemas de afirmado en uso en las diferentes comarcas, según los medios que se tengan á mano, y el estado de adelanto en el arte de construir; pero entre todos ellos casi solamente son  recomendables, cuando las habitaciones están en el plan terreno, las baldosas bien asentadas y las losas cuando pueden extraerse de las canteras en forma que las haga aplicables sin emplear mucho gasto en el labrado y acarreo, y los formados con cemento ó asfalto.

Las paredes de las habitaciones deben estar rebosadas, enlucidas y blanqueadas, ventaja que puede estar al alcance hasta de los agricultores más pobres, de un modo más ó menos propio, y empleando, sino los mejores materiales, aquellos que en cada caso se tengan á mano, según lo acreditan las costumbres que se observan con respecto á este punto en las diferentes comarcas.

Con respecto á la decoración sólo haremos notar que debe ser propia de la pieza en que se emplea. Más ó menos lujosa ó sencilla, según la importancia de la hacienda de que se trate, siempre puede ser de buen gusto, cosa que no siempre se tiene en cuenta en nuestros caseríos rurales.


Ventilación.—

La ventilación es de lo más descuidado en la casería rural, y á pesar de que por lo común es excesiva, no es raro que en algunos casos falte por completo, á causa de ignorarse el importante papel que el aire desempeña en la naturaleza. Este elemento se compone esencialmente de 21 volúmenes de oxígeno y 79 de azoe ó nitrógeno por 100, conteniendo además de 4 á 6 diezmilésimas de ácido carbónico y cantidades variables de vapor de agua. En la respiración, siendo según Dumas de 16 á 17 las expiraciones por minuto y expeliéndose en cada una un tercio de litro de aire, el volumen respirado por hora será de 0m330, que contendrá 4 centésimas de ácido carbónico. Cuando la cantidad de este último cuerpo llegue al 4 ó 5 por 100, se apagaría una bujía introducida en él, y á 10 por 100 es asfixiante. Nunca se debe intentar respirar el aire en que se apague una luz. El aire en los aposentos, además del ácido carbónico proveniente de la respiración, contiene siempre otras sustancias infectantes, entre las que figuran especialmente las partículas orgánicas expelidas con el aire respirado, y las que se desprenden al través de los poros de nuestro cuerpo, en vista de  cuales hechos se señalan las cantidades de aire que en cada caso deben renovarse del contenido en las habitaciones y son las siguientes, por individuo:

Niños.......................................    10 m3 por  hora.
Adultos....................................     30   id.     id.
Enfermos..................................    70    id.    id.  (enfermedades  ordinarias.)
Heridos....................................    80    id.    id.

Debe además contarse al fijar los datos para todo sistema de ventilación con el consumo de las luces que es de 6 m3 una bujía, y 24 m3 una lámpara de grueso mechero, y la misma cantidad requiere una luz de gas que gaste 100 litros de este fluido por hora. Las luces de aceite ó petróleo en uso en las casas de campo suelen gastar 12 m3 por hora.

No basta ni es un buen sistema dejar á las puertas y ventanas ó á las rendijas de las mismas, el cuidado de renovar el aire de las habitaciones; y la que produce el tiro de las chimeneas del hogar de las casas de campo, ordinaria residencia de la familia durante el invierno, suele ser excesiva y perjudicial por las corrientes que ocasiona; siendo lo particular del caso que, por no encenderse fuego en el hogar, este medio de ventilación deja por lo general de funcionar en verano, que es cuando más falta hace.

Es indudable que en una casa de campo, donde tanto combustible algunas veces se gasta, podrían adoptarse ventajosamente diferentes sistemas de ventilación. Prescindiendo desde luego de los sistemas llamados mecánicos, algunos de los cuales podrían establecerse, sin embargo, fácilmente y con poco coste en muchos caseríos rurales situados á la orilla de los ríos, aprovechando el agua para proporcionar la fuerza motriz ó por medio de molinos de viento, dotando así á la casería rural de comodidades hasta ahora desconocidas, nos fijaremos únicamente en los físicos, fundados en la diferencia de temperatura, en virtud de la cual se comunica al aire la fuerza ascensional que le obliga á ocupar las capas superiores de las habitaciones, con las que están en comunicación los recipientes en que se calienta. No debe olvidarse que  todo medio para la renovación del aire viciado en las habitaciones, que se quiera introducir en las casas de labranza, ha de ser de lo más sencillo, y al mismo tiempo es conveniente que marche automáticamente; es decir, sin que sea necesario emplear mano de obra para su funcionamiento, sin grandes gastos de carbón ú otras materias al propio tiempo.

El sistema de ventilación más conveniente en una casa de campo, en vista de las consideraciones que acabamos de exponer, consiste en el aprovechamiento del calor perdido de los hogares para comunicar al aire la fuerza ascensional, y á este fin pueden estudiarse juntamente la ventilación y calefacción. Una de las muchas disposiciones que pueden aplicarse es la representada en principio en la fig. 7, que consiste en un tubo de palastro colocado dentro del conducto de la chimenea. En lugar de un tubo, para tener un sistema más eficaz, podrían emplearse varios de pequeño díametro ú otra disposición, según lo requiera el caso particular de que se trate. Estos tubos comunican por un extremo con el exterior y por el otro con la habitación cuyo aire se trate de renovar. Este extremo puede desembocar cerca del suelo, en cuyo caso el aire caliente se eleva desde luego para ocupar las capas superiores é ir descendiendo después para marcharse al exterior por otras aberturas que también han de estar cerca del suelo en el extremo opuesto al orificio de entrada; ó bien puede desembocar cerca del techo para salir de la misma manera por la parte baja de la habitación. Estos conductos deben tener su correspondiente registro para graduar la entrada del aire nuevo, y suprimirlo por completo en verano en este sistema mixto de calefacción y ventilación.

Así como en el sistema que acabamos de describir se utiliza el calor de los productos de la combustión para dar fuerza ascensional al aire antes de entrar en las habitaciones, puede también emplearse para caldearlo un depósito cilindrico de palastro colocado más alto que los locales que hayan de ventilarse y en comunicación con estos por medio de diferentes conductos, por los cuales asciende el aire viciado que va constantemente á reemplazar al del depósito, en el que por una abertura superior es evacuado al exterior. Por medio de este último sistema no se calienta el aire que ha de entrar en las habitaciones, y por lo tanto puede también funcionar durante el verano. En los climas cálidos, en lugar de caldear el aire del depósito superior por medio de los productos de la combustión, puede utilizarse el calor solar, exponiéndolo directamente á su acción, á cuyo fin se sitúa en la parte más elevada del edificio. Esta disposición tiene la ventaja de funcionar de noche, puesto que, enfriándose el aire contenido en este recipiente   exterior, se produce una corriente descendente é inversa de la que tiene lugar durante el día.


Partiendo de las  ideas  que  acabamos de emitir, el ilustrado ingeniero industrial D. José Vallhonesta en 1872 publicó una monografía que lleva por título «Nuevo sistema de ventilación  para mantener fresco el aire de las habitaciones", cuyo sistema explicaremos valiéndonos de las figs. 1 y 2. El modo  como funciona es el siguiente. Suponiendo que en el  edificio de que se trate existan sótanos, ó por lo menos un espacio subterráneo, se establece en él la toma de aire fresco c, por la parte norte, convenientemente sombreada por algunos árboles, ascendiendo luego este fluido por uno ó más conductos verticales practicados en las paredes para entrar en las habitaciones por los orificios o, o, o... establecidos cerca del suelo con la velocidad de 1m por 1''. Para que  se establezcan  estas  corrientes  es empero antes indispensable  que se efectúe  la salida del  aire viciado de estos locales, lo que tiene lugar desde el momento que los rayos solares caldeen el depósito ó conducto D, en cuyo caso se forman inevitablemente otras corrientes ascendentes de aire que pasa por los orificios s, s, s,... á los conductos t, t, para ir á parar al referido depósito D y de este al exterior con  una velocidad de 3m próximamente. No creemos que sea necesario detenernos á ponderar las muchas ventajas de este sistema, sobre todo para los países cálidos, siendo no tan sólo aplicable en edificios de importancia en que no suelen escatimarse los medios para dotarlos de toda clase de comodidades, sino hasta en las viviendas de los más pobres agricultores, mayormente funcionando sin gasto de ninguna clase.


Calefacción.—

Es el hogar doméstico la pieza más importante de la casería rural por ser la ordinaria residencia de la familia labradora durante el invierno, tanto de día cuando permanece en casa por causa de la lluvia ó nieve, como de noche al cesar las diferentes faenas del campo, haciéndole más interesante los resplandores de las hogueras que en él se encienden y alrededor de las cuales se mantienen alegres conversaciones mientras se efectúan las faenas caseras. ¡Sin embargo, tan útil estancia está plagada de defectos y se encuentra en el estado más primitivo!

A pesar de que el empleo del calórico en la industria ha sido objeto de serios estudios, habiéndose conseguido no pocas ventajas en todas sus aplicaciones, tanto bajo el punto de vista económico como científico, en la casería rural todo ha permanecido estacionario.


Si buscamos el origen de los actuales sistemas de calefacción, veremos que casi apenas se ha introducido en ellos modificación alguna esencial desde que se constituyeron en despoblado las grandes abadías y monasterios, en los cuales siempre había una dependencia con hogar central rodeada de asientos, en medio de la cual descollaba la colosal campana destinada á dar salida á los productos de la combustión, según aún hoy día se usa y está representado en las figuras 3 y 4. Aquí la campana que forma la chimenea se apoya sobre tres muros y una viga travesera, rematando superiormente en una construcción formada con grandes losas que cubren por completo el conducto vertical y distintas aberturas laterales para la salida del humo en forma de buhardas ó matacanes que son saledizos sostenidos por cartelas de la misma manera que se construían las barbacanas en la parte superior de las murallas de las fortificaciones. La disposición de las figuras 5 y 6 es también muy común en los países fríos y en caseríos de mediana importancia. La vida de las familias en estos climas está concentrada al rededor del foco calorífico, inmediato al cual están los asientos y la mesa donde se come. Debajo de la campana es cosa obligada en Cataluña; por lo menos en las casas de mediana importancia, la boca del horno de pan cocer.


Los defectos é inconvenientes de estos sistemas de calefacción son principalmente los siguientes:

1.º Ocupan mucho espacio y producen muy mal efecto las paredes ennegrecidas por el humo que constantemente se tienen á la vista.
2.º En cuanto á economía es del todo exacto el concepto de Roard, quien dijo, «que eran las construcciones que gastando mayor cantidad de combustible, producían menor efecto útil», pues que sólo utilizan de 1 1/2 á 2 por 100 de la potencia calorífica del combustible. Nuestros agricultores saben bien lo que les queda al fin del invierno de los grandes montones de leña que para prevenirse de los fríos tienen preparados, cuando en la propiedad existe en abundancia.
3.º La ventilación que ocasiona su tiro es tan excesiva, que fuera de un estrecho recinto al rededor del hogar, se experimenta más frió que si no existiera foco calorífico alguno en la casa, produciendo intensas corrientes de aire por las rendijas de las puertas y ventanas, no solo para reemplazar el necesario ó que se consume para alimentar la combustión sino también el que se marcha en virtud del aumento de temperatura adquirido. Un tubo de chimenea de 0m50 de lado evacúa por hora 1.800 m3 de aire permanente.
4.º Estas chimeneas tiran con dificultad ó, mejor dicho, no tiran, pues los humos se elevan en ellas de la misma manera que lo efectuarían al aire libre, no teniendo otro objeto sino el impedir que los productos de la combustión se extiendan per el interior de la casa, perjudicando no poco para el tiro el aire frío que con ellos se mezcla en su ancho conducto, en el cual se establecen corrientes inversas por efecto de los vientos exteriores, ó de la acción del sol. Además raras veces tienen la altura suficiente para favorecer el tiro. 
Varias son las razones que nos han movido á estudiar los medios de corregir todos estos defectos ó más bien á buscar otras formas de hogares en que pudieran evitarse, siendo las principales la mucha necesidad que de algunas mayores ventajas tiene esta dependencia en los países fríos, donde la gente del campo pasa largas temporadas dentro de casa, muchas veces en completa inacción, y la escasez de combustible que ya en algunas partes se nota, sobre todo de leñas, que son el único generalmente empleado.

Tampoco se han olvidado en el estudio de las reformas de que nos estamos ocupando, los usos á que por lo común sirve el hogar tal como actualmente se construye, que es á la condimentación de los alimentos para la familia, y para el ganado en los pequeños cultivos, siendo de notar en todas partes el obligado caldero que cuelga sobre la lumbre, al cual es menester buscar un sitio á propósito en cualquier innovación que se trate de introducir. Se necesitaba, pues, encontrar una chimenea-cocina aplicable á la casería rural; y no otra cosa es la disposición representada en las figuras 7, 8 y 9, la cual consta de dos dependencias, A y B.

La dependencia A constituye el hogar propiamente dicho en el cual está la chimenea ó foco calorífico a alimentado con cok, entrando el aire necesario para la combustión por el conducto b que lo toma de un punto c con objeto de no producir corrientes molestas para los concurrentes. Por lo demás, esta dependencia estará libre de todo estorbo para efectuar en ella cualquier trabajo casero, y con toda clase de comodidades, si se tiene la precaución de colocar el correspondiente registro en los conductos de humo para regular la ventilación.

En la dependencia B es donde permanece el personal empleado en el servicio doméstico para practicar sus distintas faenas. En dicho local puede haber los aparatos para pasar la colada y para amasar y el horno de pan cocer. Un foco de calor único sirve para la preparación de toda clase de condimentos, estableciendo en e e e los hornillos que sean necesarios y en un depósito de agua caliente para diferentes usos; es decir, una verdadera cocina económica parecida á la de las fondas, colegios, casas de beneficencia, etc., de mayores ó menores dimensiones, etc., según la importancia de la finca de que se trate.

Las ventajas de la disposición de chimenea-cocina que acabamos de describir las comprenderá desde luego cualquiera que tenga algún conocimiento de las prácticas del campo, bastando decir que desaparecen todos los defectos mencionados al describir las actuales disposiciones, además de satisfacer perfectamente á los fines anteriormente dichos. Y, no es tan solo necesaria para que venga á sustituir la actual llar de las grandes casas de labor, donde amos y criados se agrupan al rededor de la colosal hoguera en las largas noches de invierno, gastando enormes cantidades de leña, sino hasta en la vivienda del pequeño agricultor, quien en algunos puntos sólo puede disponer de un puñado de leña para atender á su abrigo y alimentación. En cambio, siendo hoy muchas las comarcas donde por haber minas se adquiere el carbón de piedra ó el cok sin gran costo, puede ser nuestro sistema de chimenea-cocina un gran recurso en la más modesta vivienda; pues la leña, que tampoco se necesitará, es ya un confort asequible tan solo á los labradores ricos. Cabe, por lo tanto, esperar que la reforma de que nos ocupamos señalará una época decisiva en el camino del progreso y bienestar tan deseado como poco conocido en la vivienda de la generalidad de nuestros agricultores.




"Construcciones e industrias rurales"  José Bayer y Bosch
Ingeniero industrial, asesor facultativo del sindicato general de riegos del Canal de Urgel, exdirector de la destilería de la Sociedad agrícola industrial y comercial de Manacor (Baleares)
Imprenta de Pedro Ortega, Barcelona, 1889