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22. Disposiciones esenciales de la caldera de la locomotora. -
Toda caldera que sirve para producir el vapor se compone de un recipiente
cerrado, conteniendo agua á calentar y de un hogar que debe ser bastante
grande para poder quemar una cantidad de combustible suficiente para la producción
del vapor necesario; la utilización del vapor producido por esta combustión
depende de la superficie calentada del recipiente, llamada superficie de calefacción.
Las partes principales de las calderas dé las locomotoras (figs. 18
y 19) son el hogar, los tubos, la caja de fuego, el cuerpo cilindrico, la
caja de humos.
El hogar es una especie de caja, formada habitualmente de cuatro paredes
próximamente verticales, soportando el cielo horizontal; la parrilla
está instalada en la parte inferior de esta caja. En la mayor parte
de las locomotoras las condiciones de emplazamiento limítanse aproximadamente
á un metro el ancho del hogar, y á tres metros cuadrados la
superficie de la parrilla. Semejante parrilla; asaz grande para una locomotora,
fuera insuficiente para quemar la cantidad de carbón necesario, sino
se activase la combustión por medio de un tiro de aire enérgico
con ayuda del vapor escapando de los cilindros por una tobera emplazada bajo
la chimenea.
El hogar se monta, al interior de una caja en chapa de más diámetro,
que llamamos caja de fuego; un cuadro de hierro reúne las bases de
estas dos cajas; el agua recubre el cielo y baña las paredes laterales
del hogar, excepto en las vueltas del agujero que recibe la puerta, igualmente
recubierta por un cuadro.
Sería insuficiente á una compensación las dimensiones
restringidas de la superficie de parrilla por el empleo del escape, si la
caldera con tubos de humo de Séguin, pequeña y ligera, no tuviese
una gran superficie de calefacción. Los gases calientes que produce
el hogar pasan á través de un gran número de tubos de
escaso diámetro, que los llevan, fríos á la caja de humos.
Por ejemplo, la superficie de calefacción de un tubo, que tiene 40
mm. en su interior y 4 m. de longitud, es de medio metro cuadrado; 200 de
estos tubos darán pues 100 metros cuadrados, y la superficie del hogar,
se agrega.
Fig. 18.— Locomotoras núms. 2.641 y 2.642
de los ferrocarriles del Norte; corte longitudinal.
Datos relativos
á la caldera:
|
Timbre
|
16 Kg.
|
Diámetro
exterior de los tubos
|
70 mm.
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Superficie
de caldeo de los tubos
(desarrollo total interior) |
193.28 m2.
|
Diámetro
medio interior
|
1,456 m.
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Número
de tubos (en acero, con aletas interiores)
|
126
|
Superficie
de caldeo total
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208,52 m2.
|
Longitud de
los tubos entre placas tubulares (llevada á 4,300 en las últimas
construcciones)
|
4,200 m.
|
Superficie
de caldeo del hogar
|
15,242.
m |
Superficie
de parrilla
|
2,74 m2.
|
Los tubos, enchufados en la placa tubular del hogar atraviesan el agua de
que está lleno el cuerpo cilindrico de la caldera, y que debe siempre
cubrir el hogar y los tubos; queda por encima del agua un espacio para el
vapor, en la caja de fuego y en el cuerpo cilindrico.
En su parte delantera, el.cuerpo cilindrico está cerrado por
la placa tubular de la caja de humos. Compónese de anillos ó
virolas de chapa que los roblones reúnen. Estas virolas pueden
alternativamente ser de diámetro mayor ó menor. En las calderas
llamadas
telescópicas el diámetro de las virolas disminuye
sucesivamente de atrás adelante, de modo que no queda gota de agua
cuando se vacía la caldera por bajo la caja de fuego. Con el ensamblage
cubre-juntas circular, todas las virolas tienen el mismo diámetro.
Resumiendo, la caldera, de las locomotoras se caracteriza por la vivacidad
de la combustión debida al escape, y por la gran superficie de calefacción
bajo un pequeño volumen, debido á la disposición tubular.
Se construyen en palastros de hierro ó de acero dulce, salvo el hogar
que es corrientemente de cobre.
Fig. 19. —Locomotoras núms. 2.641 y 2.642
de los ferrocarriles del Norte; corte transversal por la caja de fuego.
La caldera se halla sometida á la presión
del vapor; y es necesario que tenga una resistencia suficiente para soportar
esta presión. Las partes de sección circular, como el cuerpo
cilindrico, resisten bien una presión interior, a condición
que la chapa, tenga un espesor convenido; pero las chapas planas, no podrían
soportar la presión sin estar sostenidas por virotillos, armaduras
y tirantes fijos de distancia en distancia.
23. Hogar. —
En Europa, empleamos generalmente para los hogares de locomotora, el cobre;
en los Estados Unidos constrúyense de hojas delgadas de acero. Las
mismas precauciones se han de tomar para los hogares de acero que para, los
de cobre: evitar todo enfriamiento brusco producido por una corriente de aire
en el hogar, ó por un lavado precipitado, con agua fría.
Fig. 20. - Virotillo para hogar de locomotora, perforado
de parte á parte y tapado al exterior.
Para evitar las pérdidas en el ensamble de las
partes inferiores de la caja de fuego sobre el cuadro, va bien proveer los
ángulos dé orejas salientes, sobré las cuales se remachan
las partes redondas de la caja de fuego.
Las caras limítrofes del hogar y de la caja de fuego se unen por
medio de virotillos ó riostras (entretoises,en Francés) (Fig.
20) de cobre ó de acero; este último metal se emplea sobretodo
en América. Ciertas aleaciones muy resistentes se emplean también
para la confección de las riostras, por ejemplo el metal Stone, compuesto
por 100 partes en peso, de 61,5 partes de cobre, 37,9 de zinc, 0,6 de hierro
y manganeso.
Fig. 21.— Virotillo sin cabeza remachada, terrajado
con ayuda de un mandrin cónico.
Fig. 22. — Fila Superior de virotillos con grapas,
sobre la placa tubular del hogar.
Con las presiones muy elevadas en uso hoy día,
estos virotillos se recomiendan por sí mismos, de menor diámetro
que los de cobre soportan mejor los esfuerzos de flexión que son la
causa principal de las rupturas. Además, permiten un gran número
de substituciones sin que la dimensión de los orificios de los palastros
que se han de reterrajar, aumenten en esceso.
Fig. 23. — Hogar con fermas (tirantes)
longitudinales, suspendidas al semicilindro de la caja de fuego (según
M. Demoulin).
Podremos extraer en el torno la parte roscada que quedará
entre las dos chapas: la resistencia del virotillo á la tracción
no disminuirá, y es un poco más flexible.
El agujero practicado en el virotillo para descubrir la ruptura está
tapado al exterior, á fin de evitar la entrada de aire; deja escapar
el agua hacia él hogar si por acaso se rompe. Estos agujeros se tapan
rápidamente por la parte del hogar á. merced del tartrato y
residuos de la combustión: hay que de tiempo en tiempo desobstruirlos.
Fig, 24. — Fermas (costillas) transversales descansando
sobre repisas roblonadas contra la caja de fuego.
Roto un virotillo debe reemplazarse sin pérdida
de tiempo. Alguna vez perforamos en ciego por cada lado uno de estos virotillos.
Abriendo el agujero con ayuda de un mandrín cónico, se
obtiene un virotillo estanco sin cabeza remachada. (fig. 21).
Otra unión especial (fig. 22) es necesaria para fijar la pared plana
de la placa tubular del hogar por bajo de los tubos.
La consolidación más difícil es la del cielo. El cielo
del hogar de una locomotora si tiene una superficie de 2,5 m2 soporta
375 toneladas bajo la presión de 15 kg. por cm2.: es con
frecuencia seis veces el peso de la máquina, esta carga con
ocasión de la prueba en la prensa hidráulica alcanza hasta 525
toneladas.
Fig. 25. — Entramado directo de un cielo de
hogar y del semicilindro de una caja de fuego (corte de una locomotora americana).
Generalmente se suspende el cielo de putrelas
ó fermas transversales, ó longitudinales llamadas en español
costillas (Figs. 23 y 40) que reposan ellas mismas sobre las paredes
verticales del hogar. Las fermas transversales pueden alargarse en forma que
reposen sobre repisas remachadas contra la pared de la caja de fuego (fig.
24); al encenderse, la dilatación levanta el alto del hogar y las
fermas se separan de las repisas pero la presión restablece el contacto.
Las fermas longitudinales ó transversales se acoplan frecuentemente
al semicilindro de la caja de fuego (fig. 23 y 40).
Fig. 26. — Caldera de locomotora del ferrocarril
del Estado Belga con hogar Belpaire y chimenea larga de sección rectangular;
corte longitudinal; cortes horizontal y transversal; detalle de los roblones,
con cubre-juntas circulares y longitudinales sobre el cuerpo cilindrico; ensamble
por cantonera de la placa tubular de la caja de humo.
Prefiérese en la actualidad el entramado directo
con el auxilio de tirantes, del cielo del hogar y de la cara superior de la
caja de fuego, igualmente plana. (fig. 19). Este entramado se aplica de idéntico
modo en cuanto la parte superior de la caja de fuego sea cilindrica, (fig.
25) sobretodo en América y en Alemania.
Fig. 27. - Caldera con hogar Wootten.
Los tirantes van atornillados en las chapas y provistos
de tuercas; algunas veces se atornillan las cabezas, como la de los virotillos
laterales.
Es conveniente que la primera línea de estos tirantes, hacia la delantera
del hogar, no se hallen muy cerca de los tornillos del cielo sobre la placa
tubular, á fin de no impedir los pequeños movimientos debidos
á la dilatación de la placa por el calor; frecuentemente los
primeros tirantes se construyen en dos partes articuladas, que permiten el
alzamiento del hogar.
Para mejor facilitar la dilatación de la placa, es corriente reemplazar
las primeras filas de tirantes verticales por una ó dos costillas transversales.
Algunos constructores taladran dichos tirantes de parte á parte como
los virotillos y por el mismo motivo, pero es este un trabajo muy costoso,
y podemos contentarnos con un orificio poco profundo a cada extremo. La ruptura,
por otra parte es rara, á causa de la gran longitud de estas piezas,
de flexión fácil, no se produce sino al engastarlos en la chapa.
24. Hogares especiales. —
El ancho habitual del hogar se limita al rededor de un metro por cuanto
la caja de fuego que le contiene desciende entre las ruedas y también,
lo más frecuente entre bastidores interiores á las ruedas.
La longitud no puede tampoco exceder de tres metros, para la comodidad del
servicio, la superficie de la parrilla se halla limitada hacia 3 m2.
Cuando las ruedas son de pequeño diámetro, al menos las de atrás,
puede alojarse la caja de fuego enteramente encima de estas ruedas y, por
consecuencia dar al hogar un ancho mucho mayor. Esto es lo que ha hecho en
Bélgica el ingeniero Belpaire, que ha construido hogares con parrillas
de más dé 6 m2. (fig. 26). Estas vastas parrillas
están sobretodo destinadas a quemar hullas flojas de escaso poder
calorífico, menudas, que serían lanzadas por un tiro enérgico
y en donde la combustión debe ser por consiguiente relativamente lenta.
Fig. 28. — Caldera con hogar cilindrico de chapa
ondulada.
Este gran hogar es menos profundo que los hogares ordinarios
insertos entre las ruedas, y la parrilla llega muy cerca de los tubos inferiores,
lo cual es causa de un desgaste rápido de la placa tubular. Lleva
dos puertas para carga de fuego (1).
En los Estados Unidos, el hogar Wootten (fig. 27) tiene asimismo una parrilla
muy larga, que fue ideada, para quemar antracitas menudas.
Fig. 29. — Puerta de hogar con registro de aire,
de los Caminos de hierro del Este.
Se hace una aplicación análoga, pero
con proporciones no tan vastas cuando se quiere solamente agrandar el hogar
ordinario sin buscar el quemar combustibles especiales que exigen parrillas
inmensas.
También se emplean para las locomotoras los hogares cilindricos en
chapa, ondulada, como los de las calderas marinas (fig. 28), montados sin
virotillos. Las primeras aplicaciones de este género hechas en Alemania
no tuvieran éxito.
Recientemente se ha renovado el sistema en los Estados Unidos y en Inglaterra.
Fig. 30. — Puerta de hogar con ventana,
del ferrocarril del Oeste.
25. Puerta del hogar.—
La puerta del hogar se monta en un cuadro ovalado ó rectangular;
una contra puerta la preserva de la acción del fuego.
Fig. 31. — Barras-soporte de parrilla.
La. admisión del aire por la puerta (fig. 29)
útil sobre todo para la combustión de hullas muy gaseosas ó
cargadas en capa espesa, ayuda á evitar el humo.
Fig. 32. — Barra gruesa de hierro.
Fig. 33. — Barras delgadas de hierro, remachadas.
Fig. 34. — Barra fundida.
La ventana móvil de chapa de la fig. 30 puede
fijarse en una posición más ó menos inclinada, y da al
hogar una entrada de aire que se dirige á la faz del deflector que
se ve sobre las figuras 37 y 38. La chapa atornillada en saliente sobre esta
ventana es una garantía para el personal contra la radiación
del hogar, y permite la maniobra del aparato con el pie.
Fig. 35. — Tira fuego.
Una guarnición fundida ó dulce llamada en francés pareringard
recubre la parte inferior del roblonado del cuadro de la puerta y la preserva
del choque de las herramientas (ringards) que sirven para atizar el fuego
y limpieza del mismo.
26. Parrilla. —
La parrilla debe estar apropiada al combustíble que ha de recibir:
los dos elementos principales de la parrilla son el espesor y la distancia
entre barras que también se dice vados y que determinan la sección
de paso del aire y el grosor de los fragmentos que deja caer.
Las barras son de hierro dulce, ó fundido, y descansan sobre dos
longuerines transversales designados por el nombre de Sommiers (durmientes)
de hierro (fig. 31). Estos durmientes no deben tocar contra las paredes del
hogar por cuanto el calor los alarga: de no ser así sufrirían
efectos de torsión ó bien deformarían las paredes. En
corte transversal, las barras se adelgazan hacia abajo á fin de facilitar
la caída de los fragmentos de combustible. Las barras gruesas de hierro
(figura 32) constan de cabezas forjadas que determinan el espacio, vado ó
luz. Las pequeñas barras de hierro son remachadas por grupos de dos
ó más hojas separadas por róndelas (figura 33). De fundición
se forman igualmente grupos de varias barras (fig. 34).
Dispónese ordinariamente en los emparrillados de las locomotoras
una sección móvil llamada tira-fuego: (fig. 35) que facilita
la limpieza del fuego.
Las barras no guarnecen siempre completamente los ángulos ó
los costados de la parrilla: los vacíos que deja, tienen una influencia
inoportuna, pues permite la caida de combustible y deja pasar corrientes de
aire nocivas. Hay que tener cuidado de cubrir estos huecos con escorias ó
fragmentos de ladrillo refractario.
Es conveniente que la parrilla tamice el aire a través de toda la
masa de combustible cuya naturaleza demanda el grosor y los vados de las barras.
Las barras distanciadas exigen bastante grueso por cuanto debe soportar cada
una, una carga de combustible mayor que cuando están muy cercanas entre
sí; delgadas y muy juntas, las barras dejan pasar raudales de aire
más numerosos y no deja caer sino pequeños trozos de combustible.
En general es preferible componer los emparrillados de barras delgadas. Algunos
combustibles entorpecen las parrillas asi constituidas, un poco más
pronto que las de barras gruesas espaciadas, pero es preciso verificar bien
este inconveniente antes de condenar el sistema de barras delgadas. Otra ventaja
de estas barras delgadas es la de calentarse menos que las gruesas, ya que
la acción del aire que barre su superficie es más eficaz. El
espesor de 8 á l0 mm. con un vado igual parece el más conveniente
para los combustibles menudos, empleados en Francia.
Para evitar que las escorias empasten las barras constrúyense parrillas
donde las barras son móviles (parrillas de golpe, parrillas oscilantes);
en general, estos aparatos son un
poco demasiado complicados y estorban sobre una locomotora.
27. Cenicero. —
Hubo un tiempo en que las locomotoras no estaban provistas de ceniceros:
algunas se ven todavía que no llevan este apéndice. Los ceniceros
han sido construidos para impedir la proyección de las escarbillas:
y á veces nos conformamos, á este efecto, con instalar bajo
el cuadro del hogar unas chapas verticales que descienden bastante bajas y
á que se les dió el nombre de corta fuegos.
No pueden colocarse estas chapas á menos de 12 cm. de la superficie
del carril, y aun así se han de escotar las paredes transversales con
objeto de que no toquen en los guarda polvos de los pivotes ó espigones
de las placas giratorias.
Fig. 36. — Cenicero de dos trampas; corte longitudinal.
El cenicero completo, provisto de un fondo que se extiende
bajo toda la superficie de la parrilla, es más eficaz: no presenta
más aberturas que las de delante y detrás (fig. 36), y estas
aberturas pueden cerrarse por medio de las dos trampas; el cenicero es algo
más que un aparato de seguridad, ya que permite regular el tiro durante
los estacionamientos y en marcha. Es necesario á este efecto que el
cenicero no presente abertura alguna anormal y que las
trampas cierren herméticamente.
Cuando la máquina circula como de costumbre chimenea adelante, abriremos
la trampa delantera del cenicero cerrando la de atrás para obtener
un buen tiro; las trampas se dejan en la misma posición a fin de no
dar lugar á un tiro enérgico del lado de la puerta del hogar.
Cuando un eje pasa bajo la parrilla, el cenicero cerrado es más complicado:
entonces se proteje el eje por medio de un estuche de chapa con guarnición
que se atornilla en los bordes con los laterales del cenicero.
Debe evitarse la acumulación de cenizas en los ceniceros. sobre todo
cuando la distancia entre el fondo y el emparrillado es pequeña: de
otro modo, el aire halla obstáculos, y las escarbillas en ignición,
queman las barras; hay que vigilar minuciosamente las tuercas y clavetas que
sujetan el cenicero al cuadro debajo del hogar, á fin de no correr
el riesgo de perderle en marcha sobre la vía, como ya ha ocurrido.
28. Bóveda de ladrillos.-
El empleo de una bóveda de ladrillos en los hogares de locomotoras,
generalmente en Inglaterra desde hace mucho tiempo, se halla muy extendido
en Francia (2).
Esta bóveda (fig. - 37) se coloca un poco por debajo de la embocadura
de los tubos, inclinada hacia adelante, recubriendo cerca de la
mitad de la parrilla.
Fig 37. — Bóveda de ladrillos
en un hogar profundo, y puerta con deflector.
La bóveda conviene sobre todo en los hogares profundos; con las parrillas
próximas á los tubos (fig. 38) no debe ser muy larga, de lo
contrario amengua la combustión en la delantera de la parrilla.
Combínase frecuentemente, con la bóveda, una entrada de aire
por la puerta del hogar; un deflector fundido ó de chapa, rebate
este, perpendicularmente á la corriente de los gases calientes dados
por la combustión del carbón.
Fig. 38. - Bóveda de ladrillos en un
hogar de poca profundidad y puerta con deflector.
Este deflector, que se quema fácilmente, debe
ser una pieza simple y de pronto reemplazo.
La bóveda tiene el inconveniente de ocultar en parte la placa tubular.
Sobre las locomotoras, de los ferrocarriles de Lyon, un pequeño orificio,
practicado sobre la puerta,
permite ver dicha placa, y darse cuenta de la combustión de
los gases. La figura 77 muestra el manetón que cierra esta abertura.
La bóveda, es una especie de cuna cilindrica, de pequeño radio,
construida con ladrillos á cuchillo, es decir, de caras no paralelas.
Las dos filas extremas están formadas de ladrillos especiales, y recostadas
sobre dos durmientes de hierro apoyados sobre tornillos de cabeza cuadrada
(Fig. 39).
Fig. 39. - Durmiente de bóveda, de hierro,
y tornillo soporte del mismo.
Los ladrillos únense á favor de una tierra
arcillosa, llamada tierra do horno.
Unas aberturas hechas delante, impiden la. acumulación de las escarbillas
ó carbonilla. Algunas veces la bóveda, se forma de tres gruesas
piezas refractarias. Para su construcción empléanse unos maderos
soportados por unos arcos ligeros; déjasela secar antes de proceder
al encendido, operación que ha de hacerse con lentitud para dar lugar
al total desecado de esta obra de albañilería. Ordinariamente
empiézase á este efecto por un pequeño fuego de madera.
Bien construidas, con material de buena calidad, las bóvedas pueden
durar seis meses y algo más: en cuanto amenazan ruina, hay que reemplazarlas
sin esperar á que con su caída apague el fuego.
La bóveda asegura la combustión completa de los gases desprendidos
de la hulla, poniéndolos bien en contacto con el aire necesario para
esta combustión, ya entre este aire por la puerta del hogar, ya atravesando
la parrilla: las corrientes gaseosas mézclanse é ínflamanse,
por los circuitos que la bóveda les obliga á hacer. Entiéndase
bien, la bóveda no produce el calor, pero lo recoje, lo acumula y lo
restituye, Últimamente, la bóveda preserva la placa tubular,
una vez abierta la puerta del hogar, de los golpes de aire frío, que
provocan derrames de los tubos. Al dejar parada la máquina, la bóveda
mantiene el enfriamento gradual: esto puede ser un inconveniente para los
lavados de la caldera.
29. Hervidor Tenbrinck. -
El hervidor Tenbrinck (fig. 40) es una caja lisa de dos hojas paralelas
de cobre reunidas por bordes embutidos, y por virotillos. Esta caja comunica
con la caldera por dos ó tres tuberías inferiores y dos superiores.
Dos tapones situados delante de las tuberías permiten la extracción
de los depósitos que se forman en el interior del hervidor.
Este bullidor, produce el buen efecto de una bóveda, pero
es costoso, pesa demasiado y exige muchos cuidados para ser estanco; por
estas razones se emplea, muy raramente.
En las antiguas locomotoras del ferrocarril de París á Orleans,
este hervidor colócase encima de una parrilla fuertemente inclinada.
El hogar lleva una abertura de carga que domina en toda su longitud, en la
parte superior de esta parrilla: tírase el combustible sobre una tolva
fijada sobre esta abertura, y desciende espontáneamente hasta la parrilla,
á medida que se opera la combustión. El aire penetra por encima
del combustible.
30. Tubos. —
El diámetro exterior de los tubos de las locomotoras, se halla generalmente
comprendido entre los 40 y 50 mm.; algunas veces desciende hasta 40 mm. El
espesor es de 2 á 3 mm. Se hacen de latón, de hierro ó
de acero: estos metales se comportan por igual en servicio, pero el
latón cuesta mas caro, por esto en muchas líneas férreas
se ha renunciado á su empleo.
Fig. 40. — Hervidor y hogar Tenbrinck. (locomotora
del ferrocarril de París á Orleans): B, hervidor; A,
tolva de carga, casi tan larga como el hogar; G, parrilla inclinada:
J, tira fuego. (Según M. Demoulin).
El latón, calentado al rojo oscuro conviértese en frágil:
es fácil que adquiera este estado en las boquillas de la placa tubular
del hogar, resultando roturas; por tal motivo súeldanse frecuentamente
á los tubos de latón, unas boquillas de cobre rojo (fig. 41).
Aplícanse también por esto estas boquillas de cobre rojo á
los tubos de hierro, donde son menos útiles.
La parte delicada de la construcción de las calderas tubulares, es
la posición de los tubos en las placas: si no hubiésemos hallado
estos medios sencillos y eficaces de realizar la junta ó unión
perfecta, habríase tenido que renunciar a este tipo de caldera, por
ingeniosa que fuere.
Fig. 41. — Tubo de aire caliente, de
los ferrocarriles do París á Lyon y al Mediterráneo,
(lado del hogar).
En las locomotoras el tubo se mandrina por medio del
aparato Dudgeón, máquina hoy de uso en todos los talleres y
después se remacha (fig. 42).
Fig. 42. — Montage de tubo de caldera de locomotora
de los ferrocarriles del Este. El casquillo se monta ordinariamente del lado
del bogar solamente, (a la izquierda de la figura).
Habitualmente añádense las virolas ó
casqulllos del lado del hogar, para aumentar la cohesión íntegra
sobre toda la circunferencia y preservar al tubo de los excesos de calor.
Del lado de la caja de humos, los oasquillos son inútiles tienen ademas
el inconveniente de entorpecer el libre paso de los gases.
Como los tubos son introducidos por el lado de la caja de humos, los agujeros
de la placa tienen en esta parte un diámetro un poco superior al del
tubo, y los de la placa del hogar, un diámetro algo inferior: los
tubos son restringidos del lado del hogar, y dilatados en su otro extremo.
Bastantes veces nos abstenemos de remachar las pestañas de los tubos,
siendo suficiente el mandrinado.
En los hogares de acero, ensayados sobre la línea férrea de
Lyon, se ha circundado el tubo de una virola delgada de cobre, entre la,
placa y el tubo (fig. 43) insiguiendo la práctica americana.
Los tubos pueden disponerse en filas horizontales (fig. 44) ó verticales
(fig. 45): la segunda disposición parece facilitar el desprendimiento
del vapor. No hay que reducir mucho el espacio ó intervalo entre tubos,
si queremos evitar las rupturas entre los orificios de las placas, y la incrustación
de los tártaros en el haz tubular: estos espacios ó intersticios
deben ser de 15 á 20 mm. en las locomotoras.
Se ha renunciado á las placas tubulares intermedias para soportar
los tubos, que se cortaban sobre estas placas; por lo demás, no se
construyen apenas locomotoras con tubos muy largos, 5 m. y más. El
rozamiento de la carbonilla, usa los tubos y los adelgaza; cuando llegan
á ser muy delgados, las rupturas se suceden frecuentes y se ha de
reemplazar la tubería.
Los tubos pueden impedir la separación de las placas, haciendo funciones
de tirantes; pero, inversamente, tienden á separarlas, ya que se dilatan
longitudinalmente con el calor más que la chapa del cuerpo cilindrico,
siendo llevados á una temperatura elevada en grado mayor.
Con el objeto de aumentar la superficie de contacto de los gases calientes,
se provee á los tubos, de aletas interiores (fig. 46); tubos de esta
especie, montados en lugar de los tubos ordinarios, extraen más calor
de los gases, saliendo menos calientes á la caja de humos. Titúlaseles
tubos «Serve» nombre del inventor. Las experiencias del ferrocarril
de Lyon y del Norte, han demostrado que la superficie de caldeo de los tubos
de aletas, contada según todas las sinuosidades de la sección,
es casi equivalente á una misma superficie interior de tubos lisos,
y produce aproximadamente el mismo efecto útil.
Fig. 43. — Montaje de un tubo de hierro en
una placa de acero, con interposición de una virola de cobre.
Fig. 44. — División tubular en filas horizontales.
Fig. — División tubular en filas verticales.
Una tubería de aletas puede, pues, ser nás
corta que una tubería lisa, y, á igualdad de longitud, la primera
tomará más calor á los gases de la combustión.
Conservando la misma longitud, se obtiene la misma superficie de calefacción,
igualmente una superficie mayor, con un diámetro de tubos más
grande, que es habitualmente de 70 mm. en los tubos de aletas. Son entonces
menos en número y más espaciados; las placas tubulares, con
menos taladros parecen más resistentes y duraderas. Las aletas no
existen en las extremidades de los tubos, ensambladas á las placas
á fin de facilitar la entrada á la máquina de Dudgeon
que los ha de mandrinar y poder colocar los casquillos y que la. fola no
las destruya.
Los tubos de aletas pesan un poco más, y sobre todo cuestan más
caros que los tubos lisos que reemplazan.
Para ejemplo, sobre las locomotoras núms. 963-982 del Oeste, 88 tubos
de aletas de 70 mm. (al exterior) han substituido á 197 tubos lisos
de hierro de 45 mm. La instalación pesa 2.300 kg. en lugar de 2.175
(3); él precio de la tubería puesta en sitio ha sido, en 1903,
de 1.320 francos, para los tubos lisos; y de 3.000 francos para los tubos
de aletas: estos precios son variables, con arreglo á las oscilaciones
del mercado de metales.
31. Superficie de calefacción. —
Una superficie de caldeo de un metro cuadrado, bañada por un lado
por el agua de la caldera, y por el otro en contacto con los gases calientes
de la. combustión, deja pasar durante cada minuto una cantidad de
calor limitada., ó, en otros términos, no puede vaporizar durante
cada minuto sino una cantidad de agua limitada. Esta cantidad depende de
la temperatura del agua y de la de los gases: es tanto mayor cuanto más
alta. sea la temperatura de los gases que transmiten el calor.
Fig. 46. - Tubo de aletas.
Del mismo modo, un metro cuadrado de hogar, un metro
cuadrado á la entrada de los tubos, cerca del hogar, estando en contacto
con la llama ó con los gases muy calientes, vaporiza una mayor cantidad
de agua que un metro cuadrado tomado á mayor distancia en los tubos,
dentro de los cuales pasan los gases enfriados en razón directa de
la distancia que recorren; si los tubos son muy largos, la última
parte, cerca de la caja de humos, es poco activa.
Llámase superficie directa de caldeo, la del hogar, expuesto á
la radiación directa de los gases producidos por la combustión
y que el bogar desarrolla por todas sus caras. La superficie indirecta de
caldeo, es la de superficie que presentan los tubos, sometida solamente á
la acción de los gases, gradualmente calientes en progresión
descendente en razón de su alejamiento del foco productor, del hogar
hacia la caja de humos.
Se cuenta como superficie de calefacción unas veces el interior, y
otras el exterior de los tubos, en contacto con el agua; la diferencia obtenida
de entre los dos números es bástanle importante, á causa
del pequeño diámetro de los tubos, y del espesor relativamente
grande. Lo mejor es elegir siempre para el cálculo la superficie en
contacto con los gases, sea la interior, puesto que es esta la que recibe
el calor. Con los tubos de aletas ya no puede contarse de otro modo. Para
evitar toda equivocación no debe jamás omitirse decir de qué
modo se ha calculado la superficie.
Diversas experiencias han determinado el peso del agua que puede vaporizarse,
en un minuto, de una. parte el hogar, de otra parte el haz tubular, suponiéndole
dividido en varios trozos sucesivos por placas intermediarias; la figura
47 representa aproximativamente estos pesos vaporizados en un minuto, cuando
la combustión es activa: ella muestra por encima de la superficie
del agua la cantidad que se vaporiza en cada sección ó trozo
en que la suponemos dividida en la caldera, que es la que la alimentación
debería suministrar, si estas divisiones estuvieran aisladas por una
serie de tabiques. Las proporciones de vapor así producido por las
diversas partes de la caldera varían con sus dimensiones, y, en un
mismo aparato, con la actividad de la combustión.
Fig. 47. — Diagrama de la vaporización
de una caldera (serie 543-562) de los ferrocarriles del Este: 178 tubos de
44 mm. de diámetro interior, largos de 4,100 m; superficie de caldeo
del hogar 9,13 m2; de los tubos al interior 101 m2.
Las superficies cubiertas de lineas en sombra encima de cada división
de la caldera, figuran la cantidad de agua vaporizada en cada trozo. De 90
Kg. de vapor por minuto corresponden casi 30 al hogar.
Vése sobre el diagrama que es por cima de la embocadura ile los tubos
donde la producción es más activa. Por metro cuadrado el hogar
produce más, pero los tubos presentan una superficie de caldeo bastante
más grande que el hogar. Una superficie de caldeo muy pequeña
deja perder mucho calor; muy grande, hace pesada, sin grande utilidad la
locomotora; por otra parte, los tubos muy largos, estorban la actividad de
la combustión. Si suponemos quemar la misma cantidad de combustible
por metro cuadrado de parrilla y por hora en las diversas locomotoras, deberemos
hallar un mismo valor para la relación de la superficie de calefacción
con la superficie del emparrillado.
Fig. 48. — Puerta redonda de caja de humo.
El valor de 75 parece el más recomendable
para esta relación; pero las numerosas condiciones impuestas al constructor,
le obligan á separarse frecuentemente mucho de este valor. Hay necesidad
de consignar que con una combustión poco activa, una superficie de
caldeo reducida será suficiente, en tanto que hay que aumentarla si
hemos de forzar la combustión.
La caldera de una locomotora, funciona muy raramente á régimen
uniforme durante un tiempo algo prolongado, una hora, por ejemplo, de suerte
que los valores medios del consumo de combustible y de agua, indiquen
los valores reales en ciertos momentos. Es verdad que en ciertos casos el
consumo de hulla, se evalúa bajo la tasa de 600 kg. por hora y por
metro cuadrado de parrilla, y que la producción del vapor traspasa
la media de 50 kg. por hora y por metro cuadrado de superfície de
calefacción.
(1) Se designa frecuentemente, sobre todo en Inglaterra y en
América, por el nombre de hogar Belpaire, el hogar de ancho ordinario
en que el cielo está directamente entrelazado con una cara plana de
la caja de fuego como en la fig. 19.
(2) Y bastante en España, sobre los tipos modernos. —. N.
de T.
(3) Esta ligera diferencia de peso se halla asimismo en el espacio, casi
completamente compensado, puesto que el volumen de los tubos Serve es un poco
mayor que los tubos lisos; de consiguiente, la cantidad de agua contenida
en la caldera es reducida un poco.
"La máquina locomotora, manual
práctico descriptivo de los órganos y funcionamiento de la locomotora
para uso de los maquinistas y fogoneros", Edouard Sauvage, Ingeniero
Traducido y anotado de la cuarta edición
francesa por Luis Zurdo Olivares, maquinista, Ex-agente
de los caminos de hierro del Norte de España, Agregado técnico
á los de M á B. y G. é Inspector General
de los servicios técnicos en el Sindicato Internacional de Transportes,
Director de las Revistas La Tracción y La Tribuna Ferroviaria.
Librería Penella y
Bosch, Ronda Universidad, 3, Barcelona, 1905
Imprenta «La Industria» de Manuel Tasis, Tallers,
6, 8 y 10