5. Manipulación de un pensamiento

Nietzsche se nos presenta más como un artista con profundas intuiciones o chispas de genialidad que como un pensador sistemático. Su pensamiento es un pensamiento in fieri, nunca acabado, haciéndose y rehaciéndose constantemente. No es un pensamiento maduro y perfilado. En sus escritos encontremos «relámpagos mentales» que alumbran determinadas vivencias, no trabadas cadenas de ideas como acostumbran hacer los filósofos. Pero unos relámpagos mentales que, siendo piezas aisladas sin ningún sistema, permiten configuraciones e interpretaciones bien diferentes. ¿Cuál es mi lector ideal? se pregunta Nietzsche. Un explorador, responde. Un hombre capaz de explorar nuevas posibilidades, nuevas respuestas. Nietzsche desmonta una visión clásica de les cosas pero, por otra parte, no ve clara la posición alternativa. Y cuando relee sus escritos, es crítico: reconoce fanatismo. Por ello, tal y como dice Karl Jaspers, se es fiel a Nietzsche afirmándose constantemente en contra de él.

Pero, en dirección contraria, el pensamiento de Nietzsche ha sufrido importantes manipulaciones. Su obra fue abiertamente integrada al patrimonio intelectual del nacionalsocialismo. El 1934, en Weimar y con la presidencia de Hitler, se hizo la celebración oficial del 90º aniversario del nacimiento del filósofo. Pero el Nietzsche que los nazis veneraban y presentaban como precursor del nacionalsocialismo era uno Nietzsche manipulado por su hermana , la sí racista Elisabeth Förster Nietzsche.

En la muerte del filósofo, su hermana reivindicó todos los derechos sobre los libros y manuscritos de su hermano; detuvo la edición de las obras completas que preparaban amigos de Nietzsche. Controló personalmente el Nietzsche Archiv. A partir de pequeños fragmentos y notas sueltas, escritos entre finales de 1887 e inicios de 1889, compuso la obra que más valorada y difundida por los nazis, La voluntad de poder, un falso libro en el cual Friedrich Nietzsche, que había escrito «Nosotros, los sin patria, somos demasiado diversos, demasiado mezclados por lo que se refiere la raza», aparecía como patriota y racista. Nietzsche ya cuestionaba a su hermana, casada, según él decía, con un«imbécil racista».

Las manipulaciones de los escritos hicieron posible que tanto Mussolini como Hitler reconociesen Nietzsche como maestro: su pensamiento había sido adaptado a los eslóganes ideológicos del Tercero Reich. Ahora bien, es ilustrativo recordar que un sector minoritario del partido nazi se oponía a este culto oficial a Nietzsche porque veían en él un anticristano, un filosemita, un francófilo, un nihilista, en resumen, un espíritu antinacional.

Fragmentos póstumos

Así, pues, el Nietzsche más conocido a lo largo de toda la primera mitad del siglo XX fue el Nietzsche manipulado y adaptado a la propaganda nazi. Hasta el 1954 no se inició el debate crítico sobre las obras del filósofo, reconociendo la pluralidad de falsificaciones introducidas. Los italianos Giorgio Colli y Mazzino Montinari son los que han llevado a cabo, a partir de 1964, la primera edición crítica de las obras Friedrich Nietzsche. Uno de los libros de Montinari lleva el revelador título La voluntad de poder no existe; en vez del falso libro, existen unos Fragmentos póstumos.