4. La reformulación de las doctrinas de Zaratustra

4.1 Moral de los señores y moral de los esclavos

Todos los escritos de Nietzsche posteriores a Así habló Zaratustra están marcados por la idea de transvaloración o inversión de todos los valores. En todos ellos los problemas de la filosofía son, esencialmente, problemas éticos o de valores: la vida, y sólo la vida, es el fundamento último de todos los valores.

En La genealogía de la moral analiza el origen de los valores y el valor de este origen. El valor o categoría de toda moral depende de como reconozca el valor de la vida, de como se ajuste a la voluntad de poder. En la primera disertación toma relieve la distinción entre dos morales: la moral de señores y la moral de esclavos.

La moral de señores es la moral noble en la cual bueno es todo cuanto eleva el individuo, todo cuanto lleva a afirmar la vida; bueno es igual a noble, poderoso, bello, feliz, grato a Dios. Obviamente, malo es su contrario. La moral de esclavos, por otra parte, es la moral del rebaño y de la mediocridad, una moral impregnada de instinto de venganza contra la vida superior; es la moral de la democracia: quiere igualar todas las personas; una moral que glorifica todo aquello que hace soportable la vida a los débiles. Para esta moral bueno es igual a pobre, carente, impotente, enfermo, feo.

Genealogía de la moral

Nietzsche afirma que la moral original fue la moral de señores, la que se encuentra en la base de toda cultura. Ahora bien, una rebelión de los esclavos, obra de los judíos y el cristianismo, produjo la inversión de los valores morales: el resentimiento de los oprimidos devino creador y generó los valores que loan los débiles. La transvaloración o inversión de los valores quiere ser un retorno a la más originaría y creadora moral: la moral aristocrática.


4.2 Caen muchas «verdades» falsas

En Crepúsculo de los ídolos o Como se filosofa con el martillo, una de les últimas obras de Nietzsche, se completa el derribo de todo tipo de ídolos o «verdades». No sólo derriba los ídolos o verdades antiguas, sino también las ideas o verdades modernas. Ve su mundo como un otoño en el que caen de los árboles, ya maduras, muchas «verdades» falsas. Ya en Zaratustra había hecho caer el gran ídolo del Estado, aquél que siempre miente «en todas las lenguas del bien y del mal»; hace ahora caer el ídolo de la razón, que en el ámbito de la filosofía es la que lleva a falsificar los datos de nuestros sentidos; hace caer el ídolo de la nueva Alemania unificada, un II Reich que no se da cuenta del camino poco elevado y muy decadente que ha emprendido; hace caer el ídolo de la ciencia; hace caer el ídolo de las causas socialistas y obreras; hace caer, no faltaría más, el ídolo de la moral cristiana: «Todos los medios con los que se ha querido hasta ahora la moralidad de la humanidad han sido radicalmente inmorales». ¿Por qué? Porque se han avergonzado de la vida.

Crepúsculo de los ídolos