El libro The Simpson and Philosophy está formado por un conjunto de dieciocho estudios coordinados y editadospor William Irwin, Mark T. Conard y Aeon J. Skoble. En estos dieciocho estudios se presentan relaciones, influencias, trasfondos filosóficos o éticos latentes en los episodios de la serie. Ya en la Introducción se nos recuerda que el máximo responsable e impulsor de la serie, Matt Groening, estudió filosofía. Ciertamente, a lo largo de la obra es hace referencia, con más frecuencia, a Sócrates, Aristóteles, a Kant, a Nietzsche o a Sartre.

La primera parte del libro, que incluye cinco estudios, se centra en los cinco personajes que constituyen la familia Simpson: Homer, Lisa, Maggie, Marge y Bart. Se analizan actitudes de estos protagonistas a la luz de diferentes concepciones éticas.

En la segunda parte se estudian algunos temas generales y reiterativos en la serie. En la tercera, aspectos concretos de la ética simpsoniana. Finalmente, en la cuarta parte, se evoca la relación de la serie con algunos filósofos concretos.

De la primera parte, titulada Los personajes, destacamos fragmentos que muestran la caracterización ética que se hace de los cinco miembros de la familia. También seleccionamos un fragmento del estudio sobre el señor Burns y su incapacidad para la felicidad. También, y del capítulo dieciséis, una reflexión crítica sobre la misma serie .


 
     

Homer

      «¿Cómo queda Homer ante una evaluación ética? No es mala persona; aunque no sea un modelo de virtud, tampoco es malévolo. La reacción más extrema que podemos experimentar hacia él es lástima, y ello al menos por dos motivos. El primero es que su educación deja bastante que desear. Para empezar, creció en Springfield, una ciudad cuyos habitantes —con la rara excepción de Lisa— poseen serios problemas de carácter, que van de la estupidez a la malevolencia, pasando por la sencilla ineptitud y la completa ignorancia sobre cómo funciona el mundo (y esto se puede aplicar incluso a Marge, que si bien, al igual que Lisa, puede resultar excepcional entre los habitantes de Springfield, no deja de ser convencional y a me­nudo carece de espíritu crítico). […]

Crecer en un entorno como éste puede ser nocivo para la for­mación del carácter y las facultades intelectuales. Ser educado en un ambiente sano es uno de los presupuestos de base del proyecto aristotélico expuesto en la Política.» (Cap. 1)

Lisa

      «En Los Simpson, Homer es un clásico ejemplo de memo antiintelectual, al igual que su hijo y casi todos sus conocidos, mien­tras que su hija, Lisa, no sólo es prointelectual, sino precoz, en extremo inteligente, sofisticada y a menudo más brillante que quienes la rodean. Naturalmente, sus compañeros del colegio se burlan de ella y los adultos en general no le hacen caso. Sin embargo, su programa de televisión favorito es el mismo que el de su hermano Bart, una serie animada violenta y estúpida. En mi opinión, el modo en que se trata a Lisa en Los Simpson da cuenta de la relación de amor y odio que la sociedad estadounidense mantiene con los intelectuales.» (Cap. 2)

      «Lo que quiero subrayar aquí es que en Springfield, la ciudad que no foma parte de un estado, Lisa interpreta el papel de Sócrates, el teórico optimista. Confrontada con el mundo caótico e insondable que la rodea, sigue creyendo que la razón no sólo la ayudará a comprender ese mundo, sino también a corregirlo.» (Cap. 10)

Maggie

«-Bart: Nunca había oído a Maggie reírse tanto.
-Lisa: ¿Cuándo fue la última vez que papá le prestó un poco de atención?
-Bart: Cuando se tragó la moneda. No se apartó de su lado.

En este episodio se pone en escena la tesis de Sartre: gracias al amor y la atención de los padres, Maggie comienza a expresarse a través de las palabras. Pero cuando no reciben afecto y cuidados, los niños se sumen en el silencio y, a falta de palabras, es probable que no desarrollen una gran autoestima.» (Cap. 3)

Marge

      «En medio de esos extremos éticos, Marge se destaca como una piedrade toque de la moralidad. Para solventar los dilemas que se presentan, sencillamente deja que la razón oriente su conducta hacia un ponderado y admirable equilibrio entre los extremos. Se diferencia de Flanders porque éste siempre acata lo que la religión ordena sin importar si a él le parece bien hacerlo. Marge es religiosa, pero su conciencia, bien desarrollada, le permite hacer sólo aquello que haría una persona decente y razonable, incluso cunado sus decisiones entran en conflicto con las directrices impuestas por la autoridad de su credo. Lo anterior sugiere que la filosofía moral implícita en las acciones de Marge podría tener mucho en común con la del gran filósofo de la antigüedad Aristóteles.» (Cap. 4)

Bart

      «La identidad de Bart se ha forjado sobre su rebeldía, el desafío a la autoridad. Por consiguiente, cuando la autoridad desaparece, Bart pierde su identidad, ya no sabe quién o qué es. Curiosamente, en su enorme sabiduría, Lisa le recomienda que se invente una nueva identidad, esta vez dócil y bondadosa, la del santurrón, pre­sumiblemente a la manera de Ned Flanders, alguien que se deje pisotear por otras personas (como Homer). Como no tiene idea de por dónde comenzar, Bart le pide a Lisa que le explique cómo hacerlo. Y, de nuevo, en lugar de encarnar el ideal nietzscheano del que se crea y se supera a sí mismo, el ser que activamente confiere un estilo a su personaje y forja nuevos valores, Bart sigue intentando distinguirse mediante la reacción, en respuesta a los demás, con la mediación de los demás (de Lisa, que le indicará lo que debe hacer, y a través de aquellos que, presumiblemente, lo pisotearán). En un «entorno represivo», Bart es la antiautoridad, hace todo lo que le prohiben sus padres y maestros: el crío es así, y no es más que eso. Desprovisto de ese entorno, Bart se encuentra confuso y busca aferrarse a alguien que lo ayude a definirse y reinventarse a sí mismo.» (Cap. 5)

Burns

      «¿Cómo es posible que Burns sea infeliz? Posee su propia Xanadú (…), una planta de energía nuclear que dirige con mano férrea, un Rolls Royce conducido por un chófer, el control de la sección local del partido republicano, un vasto guardarropa fabricado con los materiales más raros, un asistente a quien se le cae la baba por él y dieciséis lebreles de competición premiados. Monty además es dueño de la Compañía de Construcción Burns y la torre de extracción petrolera de Perforación Inclinadas Burns, así como propietario fundador de la planta de Grasa Animal Patentada Pequeña Lisa, además de inventor de la Omnired de Burns Tiene en su poder la espada Excalibur del Rey Arturo, el único desnudo fotografico de MarkTwain y ese raro primer borrador de la Constitución que contiene la palabra «mamones». Incluso ha conseguido volver a encontrarse con su osito de peluche, Bobo. ¿Cuál es entonces su problema?

     El señor Burns tiene tres problemas que le impiden alcanzar la felicidad...» (Cap.12)

Una crítica

      «Pero, a pesar de los tantos y maravillosos momentos absurdos y el modo en que ajusticia a algunas vacas sagradas, la serie no ofrece una sátira coherente de la ideología vigente ni una esperanza de progreso hacia un mundo de mayor justicia e igualdad, donde se cumplan las mejores posibilidades de la humanidad y no las más miserables. Sus contradicciones e incoherencias reflejan el opuesto de lo que Marx imaginó, un mundo integrado y armónico. En definitiva, la serie promueve los intereses de la clase que tiene el poder económico por encima de las masas, les vende camisetas, llaveros, fiambreras y juegos de video. La falta de perspectiva y la equitativa distribución de los antagonismos de Los Simpson vuelven la serie estática e inmunea ala crítica; puede asimilar y cooptar todo reto dialéctico y defenderse a sí misma al apelar, con un guiño de ojos y un ligero codazo, a la supremacía del chiste. Los chistes tal vez sean graciosos, pero en Los Simpson, donde nadie crece y las vidas nunca mejoran, la risa no es un catalizador del cambio: es opio.» (Cap.16)

IRWIN, William; CONARD, Mark T. i SKOBLE, Aeon J. (Eds). Los Simpson y la filosofia. Barcelona: Blackie Books, 2009.