Carácter subjetivo-objetivo de los valores


  

El profesor Josep-Maria Terricabras, en el capítulo Las cosas que amemos de su libro Atrévete a pensar, escribe, entre otras cuestiones, sobre la realidad de los valores, de como se enseñan y de como se aprenden.

En el siguiente fragmento no discute si los valores son objetivos o subjetivos, o sea, si los valores son valiosos por sí mismos independientemente de nosotros o si lo son merced a nuestras valoraciones, sino que defiende el doble carácter subjetivo-objetivo de los valores. Los valores son personales pero no arbitrarios y caprichosos.

Atrévete en pensar


 
  

     «Todo eso puede ser de ayuda para iluminar un poco más la naturaleza de los valores. Cuando se dice que los valores son subjetivos, lo que se quiere decir, seguramente, es que no son eternos, invariables y necesarios para todo el mundo: su interpretación y aceptación dependen de contextos históricos e ideológicos, de tradiciones, de influencias sociales y, finalmente, de la aplicación que hagan de ellos los sujetos, cada uno con su talante y su manera de ser. Eso mismo, pero, ya muestra que «subjetivo» no quiere decir, de ninguna manera, arbitrario o caprichoso, Porque no es cierto que cada cual pueda aceptar los valores que quiera, entre otras cosas porque no puede querer muchas cosas que ni conoce ni se imagina. Así, pues, a la vez que se afirma que los valores son subjetivos —en el sentido de que acaban siendo personales—, también se puede afirmar, sin ninguna contradicción, que son objetivos, o sea, que no son fruto del impulso, sino que salen de la experiencia colectiva y pueden ser discutidos, contrastados, argumentados, abandonados o reinventados.»

TERRICABRAS, Josep Ma. Atrévete a pensar. La utilidad del pensamiento riguroso en la vida cotidiana. Barcelona: Ediciones La Campana, 1998. (Pág. 158/9)



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