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1. Experimento de Milgram
Stanley MILGRAM, psicólogo social norteamericano investigó sobre el peso de la autoridad y la submisión en los grupos humanos. Partiendo de sus experimentos, concluyó que dos tercios de la población tiende a comportarse de una manera cruel, oponiendo poca resistencia, ante una mínima presión por parte de una autoridad. Reseguimos el experimento que diseñó a la década de 1960, ala Universidad de Yale.
Con un anuncio al diario pidió voluntarios con el objetivo aparente de evaluar la memoria; todos los participantes recibirían cuatro dollares. El objetivo del experimento era, no obstante, medir la obediencia o la resistencia a la autoridad por parte de los participantes.
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Cada voluntario era emparejado con otra persona, simuladamente por azar, pero en
realidad esta otra persona era un actor muy entrenado o comparsa del
experimento: al voluntario le "tocaba" hacer de profesor y al actor, siempre de aprendiz o estudiante. Una vez presentados, el experimentador explicaba el procedimiento a seguir. En una primera fase el aprendiz leía y memorizaba pares de palabras asociadas (caja-azul, día-bonito, pájaro-canto,...); en la segunda fase el profesor enunciaba una de las palabras de la asociación y el aprendiz tenía que responder la otra; si su respuesta era errónea, entonces era castigado con una descarga eléctrica, de intensidad creciente con más respuestas erróneas.
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Como muestra del mecanismo, el experimentador conectaba los electrodos al
profesor y aplicaba una ligera descarga. En el panel de la máquina de descargas se indicaban treinta posiciones potenciales, desde “Ligera descarga” hasta “Peligro: fuerte descarga”. Conocidas las condiciones, profesor y aprendiz iban a espacios separados, si bien el profesor podía observar las reacciones del supuesto aprendiz.
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Empieza el experimento. El profesor lee una palabra seguida de otras cuatro posibles palabras asociadas. Contesta bien, se pasa a la pregunta siguiente; falla la respuesta, el profesor aplica la descarga mínima. El profesor aplica las primeras descargas sin ningún problema. Pero con más errores, con más intensidad de descarga y con los primeros gritos de dolor, aparecen las primeras dudas. Y con más gritos de dolor, más tensión y más dudas. Pero éstas se desvanecen cuando el experimentador, es decir, la autoridad, dice “Siga, por favor” o bien “El experimento requiere que continúe”. Estas leves presiones son suficientes para que el 65% de los profesores obedezcan y lleven el experimento hasta el final, a pesar de los progresivos gritos y súplicas de los aprendices. Sólo un tercio de las personas se niegan a seguir adelante con el experimento, se a decir, se niegan obedecer a la autoridad.
Siguiendo el modelo del experimento de Milgram, éste se ha repetido en diferentes laboratorios de todas partes,observándose que la obediencia a la autoridad es universal, pero en función del grado en que la autoridad gobierna varía, también, de una cultura a otra el porcentaje de submisión.
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