2. Experimento de Milgram en la TV francesa

El 2010, en Francia, se quiso comprobar la vigencia y la actualidad de los resultados de Milgram, 50 años después de su famoso experimento, pero se quiso “teatralitzar” y se hizo en un plató de TV.

El objetivo era medir la obediencia o resistencia a la autoridad por parte de unos candidatos escogidos por una empresa encargada de buscarlos. Se contactaron con unas 13.000 personas que daban el perfil buscado y que nunca hubieran participado en ningún concurso de TV. Aceptaron unas 2.500 y después de responder a un cuestionario seleccionaron 80 candidatos. Para dar más realismo y amplitud al experimento 1.000 personas fueron escogidas, del mismo modo, para hacer de público. Con un sorteo aparente, toca a los voluntarios hacer de examinador; al simulado actor, de aprendiz o de examinando.

El fingido concurso consistía en asociaciones de palabras (carretera-secundaria, cielo-estrelldo, novela-ciencia ficción) que el concursante simulado tenía que recordar, en caso de no hacerlo, el examinador (el sujeto real del experimento) le provocaría unas descargas eléctricas mediante palancas situadas en un mostrador dividido en zonas, igual que en el experimento de Milgram, que iban desde 20 hasta 480 voltios.

Cada error aumentaba la descarga al simulado concursante, encerrado dentro de una cabina donde no se lo podía ver, pero si escuchar. La autoridad estaba aquí representada por una presentadora, una persona famosa y conocida del mundo de la TV, y, también, por el público al cual se le podía pedir opinión.

Igual que en el experimento original no se presentan problemas hasta castigar con descargas de 180 voltios. En este momentos, se sienten las primeras quejas y el concursante examinador se cuestiona los propios valores: su conciencia vive el conflicto entre moralidad y legalidad. La autoridad lo exhorta a seguir: “Hace falta que continúe el juego”, ”Es vuestro turno”, “Son las reglas del juego”. La obediencia del concursante a los 220v., 280v., 300v. continúa. Cuando se llega a los 320, el examinando ya no responde. Entonces, los requerimientos de la autoridad son: “Nosotros nos hacemos responsables”, “¿Que opina el público?”, y el concursante continúa aplicando el castigo hasta los 480v. Este olvida sus valores y se pone al servicio de la autoridad haciendo el que se le pide.


Sólo 9 concursantes se negaron a continuar; los únicos que optan en seguir sus valores y no someterse al “tienes que...” de la autoridad. El resto, el 81%, continúan hasta el final. Se constata que, 50 años después del experimento original, ha aumentado el número de personas que se someten a la autoridad y ha disminuido el número de desobedientes.

El poder de presión de la TV impone valores y controla actitudes y comportamientos: se convierte en autoridad absoluta va en aumento diariamente y a nivel global. ¿Cuál es el límite del poder de la TV?

Esta recreación del experimento original de Stanley Milgram fue grabado en formado película- reportaje por el productor francés Christophe Nick, con el título de Zona extrema.


   

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Situación 3

Imagina que eres un soldado en zona de guerra a quien la autoridad le ordena disparar contra población civil indefensa: hombres, mujeres, niños. Son personas desarmadas que siempre han vivido en este lugar. ¿Qué harías?