Paseo La más esperanzadora Declaración


  

¿Por qué proclamar derechos?

La más antigua declaración de derechos de los hombres no afirma que todos los hombres son iguales o libres, contrariamente, proclama que los hombres son desiguales. Unos están destinados a servir, otros poseen libertades limitadas, sólo los señores, un reducido número de personas, pueden regir ellos mismos sus vidas y gozar de privilegios. Y pese a todo, esta primera declaración, el Código de Hammurabi, redactado alrededor del 1775 a.C., fue visto como un notable avance: concretaba leyes y de este modo evitaba, como era costumbre, que los fuertes impusiesen en cada caso su capricho. Por otra parte, sólo si las leyes eran proclamadas era posible un debate sobre su valor.

Código de [Hammurabi]

Podemos afirmar que casi siempre los hijos de los esclavos y pobres han seguido siendo esclavos y pobres; que los hijos del ignorantes, han sido ignorantes; que los hijos de los militares, se han dedicado a las armas, y que los hijos de los poderosos han sido ellos mismos poderosos. Ha sido así durante siglos y siglos, y se argumentaba que así tenía que ser. ¿Qué provocó un cambio?

Un cambio de visión se inició en la época que llamada Modernidad, especialmente en el siglo XVIII, el Siglo de la Ilustración. Las luces del este siglo llevaron a reconocer que todo hombre puede ser un mayor de edad, o sea, un ser que puede pensar por sí solo y que con su razón criticar los comportamientos y valorarlos éticamente.

En el siglo XVIII se redactaron las primeras declaraciones de derechos humanos. Todas ellas establecían derechos después de que los hombres hubiesen tomado conciencia del poco respeto con que habían sido tratados; todas ellas partían de situaciones de explotación del hombre por parte del hombre; todas ellas proclamaban derechos con el objetivo que fuera respetada la libertad, la dignidad del hombre, defendiendo la igualdad de todos ante la ley. Así, en el 1776, la Declaración de Virginia y la Declaración de Independencia de EEUU eran una reivindicación de derechos por parte de los emigrantes europeos contra el poder de la Corona Inglesa.
Declaración de 1789

Pocos años después, los franceses se rebelaron contra las opresiones que los subyugaban, las desigualdades que los dividían y el hambre que sufrían, y con su revuelta proclamaron los ideales de liberté, égalité et fraternité. El 26 de agosto de 1789, el año de la Revolución Francesa, se redactó la Déclaration des droits de l'homme et du citoyen. Los franceses dejaban de ser súbditos y llegaban a ser ciudadanos: el monarca perdía su poder absoluto sobre los individuos. El rey Luís XVI, muy en contra de su voluntad, se vioobligado a firmar esta revolucionaria declaración.



  

2. Evitar que eso se repita

En 1948, tres años después de la Segunda Guerra Mundial, el mundo aún estaba horrorizado por todo aquello que los hombres habían sido capaces de hacer durante la guerra. Nunca anteriormente la población civil se había convertido en objetivo militar: represalias, deportaciones en masa, bombardeos sistemáticos de ciudades, campos de concentración, millones de refugiados. Murieron unos 30 millones de civiles (el 65% del total de muertos). A estas barbaridades se añadía el intento sistemático y a gran escalera de aniquilación del pueblo judío y de otras etnias (de 4 a 6 millones de muertos). Además, horrorizaba la capacidad mortífera de las nuevas armas: la bomba de Hiroshima, de 8 de agosto de 1945, causó 100.000 muertos así como consecuencias que aún perduran; la de Nagasaki (tres días después) provocó la muerte de 80.000 personas.

Campo concentración

Los asesinados llevados a cabo en los campos de concentración y de exterminio nazis se basaban en la creencia según la cual existen pueblos o razas (la aria) superiores a las otras, y que estas razas superiores se han de proteger de cualquier contacto con las inferiores. Eso era lo que defensa Adolfo Hitler en el sede libro Mein Kampf (Mi lucha).



El italiano Primo Levi, nacido en Turín el 1919, fue deportado en el campo de concentración de Auschwitz a comienzos de 1944. Merced a un conjunto de factores casuales logró sobrevivir; posteriormente ha explicado sus traumáticas vivencias. En 1987 se suicidó. En uno de sus libros, Los hundidos y los salvados, explica una de las técnicas que se empleaba para destruir la personalidad de los prisioneros: el tatuaje.



  

3. La más esperanzadora declaración humana

Además de los titánicos progresos científicos y tecnológicos que se han producido en el siglo XX, además de las dos guerras de magnitud nunca pensada, también se ha de atribuir al siglo XX la creación de un ideal que ha sido como una luz en medio de les tinieblas, la aprobación el 10 de diciembre de 1948 por la Asamblea General de les Naciones Unidas de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Su aprobación, en los momentos de formación de los dos bloques opuestos, el occidental y el comunista, fue un acuerdo que años después tal vez habría sido imposible.

El 26 de junio de 1945 (un mes y medio después de la capitulación de Alemania, pero viva la guerra aún en Japón), en una Carta parecida a una constitución, 50 estados acordaban la fundación de la Organización de las Naciones Unidas con objetivos básicos como la defensa de la dignidad del hombre y el rechazo de la violencia. Los artículos 55 y 56 de la Carta fundacional establecía una Comisión de Derechos Humanos la tarea de la cual era preparar tres documentos:

Apúntate
  1. Una declaración de principios, una definición de derechos humanos;

  2. Un pacto, en forma de tratado, acordando las obligaciones que imponía la declaración de principios, obligaciones de los estados que tendrían que convertirse en leyes internacionales;

  3. Un informe concretando las modalidades de aplicación de lo que establecía la declaración.

Esta ambiciosa y esperanzadora tarea sólo parcialmente llegó a buen término:

  1. Después de un año de preparación y dos de inacabables debates, el 10 de diciembre de 1948, de un total de 56 Estados presentes, 48 votaron a favor de lo que hoy es la Declaración Universal de los Derechos Humanos; 8 Estados transformaron su oposición en una abstención.

  2. Respecto al segundo documento, se reveló imposible conseguir un acuerdo; el proyecto se atomizó en pactos parciales o convenios, como por ejemplo el Pacto Internacional relativo a los Derechos Civiles y Políticos o el Pacto Internacional relativo a los Derechos Económicos, Sociales y Culturales, ambos de 1966.

  3. El documento relativo en les modalidades de aplicación sigue siendo un sueño.

La Declaración Universal de los Derechos Humanos aprobada y promulgada consta de un Preámbulo y un conjunto de Treinta Artículos. Acepta los derechos políticos defendidos en las constituciones de los países occidentales y acepta los derechos sociales y económicos que estaban en la base de la constitución de la URSS. Rechazando la ideología nazi, asume y proclama cuatro principios básicos:

ONU
a) el principio de la libertad,
b) el principio de igualdad,
c) el principio de no discriminación, y
d) el principio de la solidaridad.

Cuatro principios básicos que dan fundamento y se concretan en un conjunto de derechos:

Derechos personales, como el derecho a la libertad, a la igualdad, a la vida, a la seguridad, a fundar una familia, …
Derechos políticos, como el derecho al sufragio universal y secreto, a la libertad de asociación, …
Derechos sociales, económicos y culturales, como el derecho al trabajo, al estudio, a la protección de la salud, …

Se habla, también, de derechos procesales en el sentido de normas o vías que, en un proceso judicial, tienen por objetivo garantizar la efectividad del conjunto de derechos; por ejemplo, derecho en apelar a un tribunal superior.

La Declaración es sólo una declaración, no un tratado vinculante como sería deseable, pero pese a todo, ha llegaso a ser una herramienta potente. El expresidente sudafricanono Nelson Mandela, con la autoridad moral que le otorgan veintisiete años de carcel debido a su oposición al régimen racista de su país, recordó a la Asamblea General de les Naciones Unidas, en el 50º aniversario de la Declaración, lo siguiente: "Para esos que, como nosotros, habíamos luchado por nuestra emancipación, para esos que habíamos de liberarnos del régimen criminal del apartheid, la Declaración Universal de los Derechos Humanos servía para justificar nuestra causa". A los 50 años de su proclamación, 185 Estados del planeta han reconocido y ratificado la Declaración.



  

4. Derechos occidentales o derechos universales

Hay muchos pueblos que tienen tradiciones que chocan con los derechos que proclama la Declaración Universal; tradiciones y costumbres que no proclaman la igualdad ni la libertad, sino la diferencia y el sometimiento. Se ha afirmado que cada pueblo, cada cultura tiene sus propios valores y que aquello que es un valor para los hombres occidentales tal vez no lo es para los musulmanes o los chinos; esta postura se conocida con el nombre de relativismo cultural.

Ciertamente, cada cultura tiene sus propios valores, sus tradiciones; pero también es cierto que pueblos y culturas evolucionan. Durante siglos, para los pueblos occidentales la esclavitud era vista como algo muy natural, y también era natural que los hombres fuesen súbditos o propiedad privada de un monarca. Hoy estas concepciones han sido superadas en Occidente; en su superación, tanto la extensión de la educación como la capacidad crítica han cumplido una función fundamental.

En un mundo que se nos hace más y más pequeño y en el cual todo está interconectado es muy conveniente llegar a una ética mínima universal. Partiendo de lo que las diferentes culturas proclaman, se han de buscar los puntos comunes, aquello que acerca unos a otros. La Declaración Universal de los Derechos Humanos, acordada después de grandes vergüenzas internacionales, nos muestra un camino: es posible un acuerdo mínimo entre todos los pueblos.



  

6. ¿Qué pasa si no se cumplen?

Trabajo infantil

La proclamación de la Declaración Universal de los Derechos Humanos no ha supuesto la superación de la explotación del hombre por parte del hombre ni ha establecido la libertad e igualdad entre los hombres. La Declaración proclama unos ideales, unos valores que han de guiar nuestro comportamiento y nuestras actitudes. Todos encontramos, desgraciadamente, pluralidad de situaciones en las que no se cumplen los derechos humanos, pero en nuestras manos hay la posibilidad de hace algo: hoy son muchas las personas y las instituciones que colaboran en la supresión de las injusticias que nos rodean. Los diferentes derechos presuponen o exigen determinados deberes que a menudo son desatendidos: sin obligaciones o deberes resulta absurdo hablar de derechos.

Si tenemos los ojos bien abiertos, constataremos que siempre ha habido personas que han luchado para mejorar nuestro mundo, personas que incluso han sufrido penalidades y sanciones debido a su lucha. Pero gracias a todos ellas, hoy estamos mejor. Gracias a las personas que hoy llevan a cabo su lucha, mañana estaremos mejor. Cada uno de nosotros puede hacer su colaboración.


[Guía]