Primero se paró en la jaula
del cocodrilo y le dijo:
- ¿Si te dejo huir, me darás una pata?
Y el cocodrilo le dijo:
- ¡¡¡ Sííííí!!!
El cocodrilo le dio una pata pero el profesor no le dejó huir.
Después se marchó hacia el segundo animal, que era el guepardo, Y le dijo:
- Si sabes leer, lee lo que escribiré yo, y si no, dame una pata.
El guepardo no pudo leer de tan rápido que escribía. Y le tuvo que
dar una pata muy en su contra. Después se paró en la jaula del tigre y el profesor dijo:
- Te daré comida todos los días y tu, a cambio, me darás una pata.
El tigre dijo:
- ¡Pues vale!
El tigre le dio la pata y el profesor se fue corriendo. Y se paró en
la cuarta jaula, que era el león y el profesor dijo:
- Si puedes escribir, escribe en este papel y si no sabes escribir, me
darás una pata.
El León estuvo de acuerdo.
Le coge el bolígrafo y empieza a escribir, ya no tenía tinta. Así
que el León no pudo escribir, y le tuvo que dar una pata.
Se presenta delante de Neptuno con las cuatro patas, y Neptuno le dice:
- Has conseguido las cuatro patas, pero las has conseguido no
cumpliendo tus promesas pero ahora yo cumpliré la mía estarás condenado a vivir en el
mar.
Y así Neptuno lo convirtió en un animal de ocho patas y con tinta.
Por eso, este animal se llama pulpo.
Jordi Font Alonso, Josep M. Càmara, Norddin El Maimouni (2cv2). |