Siglo XX 
A finales del XIX y comienzos del XX, aparecen dos nuevos movimientos socio-culturales: el Modernismo y el Noucentisme. El primero de ellos se expresa con fuerte originalidad y ha dejado a la ciudad uno de sus más representativos patrimonios artísticos.

El Modernismo asimila la tradición del gótico catalán integrando el hierro forjado, la cerámica, el vidrio y la madera. Esta corriente artística expresa las aspiraciones estéticas de la burguesía industrial.

La aparición del Modernismo coincide con la expansión económica y cultural de Barcelona que, en 1900, tiene 544 mil habitantes.

Por lo que se refiere al Noucentisme, es un retorno a la racionalidad y al clasicismo.

En julio de 1909, a causa de una fuerte recesión económica, agravada por la movilización militar de los jóvenes destinados a las colonias de Marruecos estalla una huelga general que deriva hacia un motín por algunos barrios de Barcelona. La ciudad padece incendios y saqueos. El ejército sofoca la revuelta y la represión posterior es muy severa. Es la Semana Trágica.

La instauración de la Mancomunidad de Catalunya en 1914 supone para el país y también para la ciudad la mejora de la oferta educativa y cultural.

En 1917 estalla una huelga general causada por el encarecimiento de la vida y el estancamiento de los salarios.

La llegada de la Dictadura del general Primo de Rivera, en 1923, acaba con las ilusiones de la Mancomunidad.

En 1929 se celebra la segunda Exposición Universal de Barcelona, en Montjuïc. La decisión de escoger esta montaña para celebrar el certamen significaba la urbanización de una extensa zona de Barcelona y la conquista de un espacio ligado a la opresión de la ciudad.

En Barcelona, que cuenta con un millón de habitantes, se inician obras de infraestructura muy importantes. Es el caso de la plaza de Catalunya. A finales de siglo comenzaron a expropiarse los terrenos, las casas, los cafés, los teatros y las barracas de feriantes que se habían ido construyendo en medio del espacio que se convertiría en plaza.

Su urbanización, que se inició en 1902, no se completó hasta 1929, convirtiéndose en zona de esparcimiento, de comunicaciones y de servicios, además de centro simbólico de la ciudad.

Entre 1920 y 1930 se alzaron 13 mil edificios i se realizaron importantes obras de pavimentación, cloacas y electrificación, además de la inauguración del metro.

Además de ser una ciudad textil, Barcelona se expansiona en la metalurgia y la química. Muchas empresas extranjeras comienzan a instalar delegaciones y fábricas.

Desde finales del siglo XIX hasta 1926 el puerto adquirió la estructura actual. A principios del siglo XX, el tráfico de mercaderías no llegaba a los 2 millones de toneladas, y entre 1907 y 1927 la cifra se mantuvo entorno a los 2 o 3 millones.

En 1931 se recupera la democracia y es proclamada la República. La Plaza de S.Jaime, las Ramblas y los lugares más significativos de la ciudad vibran con este nuevo hecho histórico que busca abrir una nueva página a la historia.

Pero de nuevo una guerra civil acabará con las ilusiones del pueblo. La guerra se dejó oír en la ciudad especialmente a través de los bombardeos fascistas, crueles e indiscriminados, efectuados por la aviación italo-española y la marina. Los barrios costeros y el Ensanche fueron las zonas más castigadas.

Los bombardeos representaron una cifra de muertos que hay que situar entre 2500 y 3000, a los que hay que añadir miles de heridos. Barcelona fue una de las primeras ciudades más bombardeadas del mundo por la aviación moderna.

Con la victoria del general Franco, la dictadura vuelve a planear sobre el país. Durante la postguerra, el Ayuntamiento barcelonés padece una falta de poder, totalmente sometido al poder militar.

La represión y el hambre se adueñan de la ciudad y del país. A finales de los años 40, casi 5 mil personas viven en refugios i cuevas. El número de barracas era superior a 15 mil. En ellas viven inmigrantes llegados de las zonas más pobres de España huyendo de la miseria y ante la indiferencia del Régimen. Durante la década de los 50, más de 400 mil personas llegarán a la capital catalana y a su cinturón industrial.

La huelga de tranvías de 1951 demuestra el malestar popular y es el inicio de las actuaciones en la calle contra el Régimen. Un año después se celebra en la ciudad el Congreso Eucarístico Internacional.

A partir de la segunda mitad de los años 50, Barcelona irá cambiando significativamente. Crecerá de manera caótica y especulativa. Se mejoran las comunicaciones pero a costa de sacrificar el paisaje urbano. Se dobla el número de habitantes y se urbaniza casi toda la superficie del término municipal. A pesar de ello, el Régimen practica un total absentismo inversor y una permanente presencia ideológica.

La década de los años 60 lo será de crecimiento y progreso. La fiebre por el utilitario invade las calles. Barcelona cuenta con un millón 600 mil habitantes.

Entre los años 1963 y 64 llegan a la provincia de Barcelona 274 mil inmigrantes. Aparecen grandes bolsas de pobreza.

También el barraquismo, ya que los precios de los pisos resultan excesivamente altos para los recién llegados.
La noche de Navidad de 1962 Barcelona se ve sorprendida por una gran nevada.

La vitalidad de Barcelona se ha manifestado en múltiples aspectos: uno de ellos es su consideración como ciudad de ferias y congresos. La estructura económica de la ciudad y su provincia es de nivel europeo.

Tendrán que pasar años hasta que el 3 de abril de 1979 los barceloneses eligen democráticamente a su alcalde, después de 40 años de falta de libertades. Una serie de mejoras y transformaciones urbanísticas van haciendo de Barcelona una nueva ciudad que, en 1981, tiene un millón 755 mil habitantes.

El 17 de octubre de 1987, en Lausana, se adjudica la candidatura de Barcelona para celebrar los Juegos Olímpicos de 1992. Un nuevo futuro empieza para la ciudad.

En el lugar donde existió un poblado llamado Bárkeno, cuna de Barcelona, ahora acogía las instalaciones de los Juegos. Barcelona se proyectaba al mundo.