1909-1930


Los pioneros trabajaron también en la construcción de las propias máquinas o en la mejora e invención de nuevos artilugios. Es el caso de Gelabert, inventor de los primeros aparatos autóctonos a los que dio mayor potencia; además, se interesó por hallar soluciones a los problemas de iluminación, por ampliar el tamaño y la calidad de las proyecciones, y comenzó a estudiar la cuestión del cine en relieve. Por su parte, Chomón y Abadal demostraron su precoz preocupación por el color disponiendo de talleres donde coloreaban las películas procedentes de Francia.

También el sonido interesó a los pioneros. El Cinéfono, invento de Salvador Ropero, en 1910, consistía en un sistema sincrónico mediante el cual, con una única manivela, se procedía a girar los mecanismos de un crono cinematográfico y de un gramófono de rollo; el artefacto no pasó, sin embargo, de ser un prototipo.

Durante la primera década, las producciones pasan de ser obras de particulares a ser sociedades anónimas o comanditarias. Y no sólamente por lo que hace a las filmaciones, sino también a su exhibición. Lo mismo ocurre con la fabricación, distribución y venta de aparatos y cintas.

En 1914, Barcelona es la capital del cine español, el centro de la industria cinematográfica del país. Es una de las ciudades del mundo con más salas (unas 139), al nivel de Berlín y detrás de Nueva York y París. De Barcelona salen los principales canales de importación-exportación, así como las arterias de distribución por toda España. Además, la ciudad cuenta con casi todas las casas productoras así como la sede de delegaciones y representaciones de las marcas mundiales más famosas.

Adrià Gual, uno de los pocos intelectuales catalanes que se interesó por el cine, funda en 1914 la casa Barcinógrafo, apoyada por miembros de la Lliga Regionalista; en ella filma "Misteri de dolor" (1914) y adaptaciones de clásicos españoles como "El alcalde de Zalamea" o "La gitanilla", ambas también de 1914. Pero sus "films d'art" bajaron de popularidad y acabó filmando dramas folletinescos. Gual acabó siendo sustituido por Magí Murià, realizador de "La reina joven" y "El beso de la muerte", ambas de 1916.

La ópera -como anteriormente la zarzuela- tuvo gran aceptación entre el público. Para otros cineastas locales, la historia, los temas hispánicos y el serial de aventuras representan su principal fuente de inspiración. Obviamente se trata de una historia romántica y subjetiva donde destaca el tratamiento teatral de la puesta en escena. Los títulos ponen de manifiesto las preferencias biográficas de sus autores: "Guzmán el Bueno" (1909) de Gelabert, "Justicia del Rey Don Pedro" (1910), de Chomón, y "Justicia de Felipe II" (1910) y "Don Pedro el Cruel" (1910) de Baños y Marro.

Respecto a lo hispánico, caben citar las cintas codirigidas por Marro y Baños para Hispano Films: "Los amantes de Teruel" (1912), "La fuerza del destino" (1913) y "Magda" (1913). Los seriales suponen -al menos- el ejercicio de escribir guiones originales, aunque por lo general se trataban de dramas folletinescos, al estilo de los italianos o franceses, pero incluyendo una pizca de folklore español con el fin de adaptarse a los gustos del público peninsular. Nuevamente Hispano Films es la productora más fecunda; en ella Marro y Baños codirigen: "Carmen o la hija del contrabandista", "Celos gitanos", "Los dos hermanos", "La madre", "Noche de sangre", "El sueño milagroso", "La venganza del cadáver" (todas ellas de 1911), "La careta verde" (1912), "El amigo del alma", "Amor andaluz", "De muerte a vida" y "Un drama en Aragón" (todas ellas de 1913).

Dentro del género de ficción hay que destacar a Joan Maria Codina por sus inquietudes realistas que le llevaban a filmar en interiores auténticos en lugar de decorados, tal como hizo en "Amor que mata" (1911), con Gelabert como director técnico. A su vez, éste consiguió que, por vez primera, el capital americano se introdujese en la producción hecha en Barcelona, a raíz de su contrato con Alhambra Films, asociada con la casa Cox and C de Nueva York; el resultado fue "La lucha por la herencia" (1913).

A imitación de los colegas norteamericanos, algunos cineastas locales también se dedican a explotar el filón -siempre seguro- del género cómico-trivial (golpes, caídas...) Hispano Films produce algunos títulos, de la mano de Marro y Baños, en codirección: "Doña Laura y sus pretendientes" y "La mano de Juanita", ambas de 1912.

Pero son en las adaptaciones literarias, sobre todo teatrales, donde los cineastas concentran su presupuesto y medios. Es el caso de Gelabert que dirige y produce él mismo "Mala raza" (1912), sobre la obra del entonces reciente premio Nobel José de Echegaray.
La Guerra europea trea consigo la congelación de la producción en los países afectados, aspecto que favorece a los neutrales. En Barcelona, a pesar de ello y del gran número de films producidos, los resultados económicos son escasos. La explicación radica en la mínima inversión de capitales en los negocios cinematográficos generales, sobre todo en lo que se refiere a la infraestructura duante el anterior período. Se crean productoras de vida efímera y de escasas realizaciones, si exceptuamos más consolidadas.

A partir de 1915, Royal Films, Studio Films, Barcinógrafo y otras nuevas firmas aportan más títulos: Segre Films produce cintas melodramáticas, bajo ladirección artística de Josep de Togores; Royal Films, de los hermanos Ricard y Ramon de Baños, hace producciones eclécticas; Studio Films, que cuenta con talleres y estudios propios, se dedica a filmar cintas populares y cosmopolitas, entre las cuales gozaron de gran éxito "Codicia" y "Mefisto", de Joan Maria Codina (ambas de 1918), donde la buena interpretación y el ritmo adecuado las aleja del tradicional teatro-filmado. Studio Films contrata al actor Domènec Ceret como director de sus films, concretamente de una serie con el título de "Cuentos baturros" (1915), con 17 números agrupados en "cuadernos" de dos o tres episodios cómicos; en ellos, y a imitación de las series de Max Linder o Charlot, la acción recae en un personaje-arquetipo, en este caso el Tío Isidro. Otra serie es la Serie excéntrica "Cardo" (1916), una clara imitación de Charlot hasta el punto de que el público conocía al personaje como el Charlot de la Studio.

Por lo que hace a los temas, las películas que salen de los estudios siguen alejándose cada vez más de la realidad local para internacionalizarse. El "serial" se consolida como el género preferido. Juntamente con éste, y hasta los años 20, se filman centenares de films dramáticos al estilo italiano -históricos o costumbristas-, o francés ("films d'art"). Entre los numerosos títulos destacó la "Vida de Cristóbal Colón y su descubrimiento de América" (1916-1917) del francés Bourgeois -posiblemente la primera coproducción europea- y, especialmente, "Barcelona y sus misterios" (1916) de Albert Marro, para Hispano Films.

El período de inestabilidad sociopolítica entre 1919 y 1923 afecta también a la industria cinematográfica; la producción supone menos de la mitad de la llevada a cabo entre 1914 y 1919.
Las películas de ficción son las que sufren el descenso más significativo. Sólo el trabajo aislado de ciertas productoras mantuvieron la industria; es el caso de los noticiarios Revista Studio (1919-1920) o los films del actor Aurelio Sidney, también para Studio Films. Algunos técnicos se marchan a probar suerte a Madrid y Valencia.

Por su parte, Ricardo de Baños filma con su empresa Royal Films dos cintas cuyas referencias están en la tradición romántica del país, "La gitana blanca" (1919) con Raquel Meller, y un "remake", "Don Juan Tenorio" (1922). Y Joan Pallejà filma para la casa Good Silver Films la película "Lilian" (1922), que quiso pasar por anglosajona (incluso la crítica se lo creyó al principio), hasta el punto de que el director firmaba los créditos como John Pallears y la actriz Inocència Alcubierre como Elliot Dorsan, y de que lo de Good Silver Films era una traducción literal de uno de los apellidos del productor Llorenç Bau Bonaplata.

En 1923 el general Primo de Rivera da un golpe de Estado e instaura la dictadura. La industria del cine se desplaza a Madrid y Valencia, y en Cataluña cae en la dispersión y la falta de recursos. No es de extrañar que Gaspar y Maristany trabajen para empresas de aquellas capitales, e incluso Baños, Vilà y Gelabert rodaron en Madrid en alguna ocasión. Por su parte, los actores trabajaban tanto para casas madrileñas como barcelonesas. Aunque en menor proporción, también ocurría al revés: productoras madrileñas enviaban operadores a Barcelona. Para el cine catalán, los últimos años de la década de los 20 son de decadencia; ejemplo de ello es el fracaso comercial de algunos títulos representativos del momento, "Baixant de la font del gat" (1927) y "Les caramelles" (1929), ambas de Josep Amich, y "L'auca del senyor Esteve" (1929) de Lucas Argilès.

Con todo, la afición sigue en pie y se funda en Cataluña uno de los primeros cine-clubs del Estado, el Mirador, bajo el impulso de Guillermo Díaz-Plaja y Josep Palau. También hubo un club de cinéfilos que presidió Santiago Rusiñol. Y en 1928, sin salirnos del ambiente artístico, aparece el Manifiesto vanguardista en torno al cine, a cargo del grupo de "L'amic de les Arts", entre cuyos miembros se encontraban Dalí, Gasch y Montanyà.

En 1929 el Gobierno se decide a fomentar el cine español. En el caso de Cataluña, Francesc Gargallo filma el primer film catalán "protegido", "La España de hoy", cinta propagandística a favor del régimen. José Buchs filma títulos biográficos sobre figuras liberales, entre ellas "Prim" (1930).