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Posibles caminos para superar la alienación

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Consideramos que la alienación económica es importante, ya que es la fundamental la que se encuentra en última instancia. Pero eso no quiere decir que no existan otras formas de alienación, que deben ser denunciadas y neutralizadas para que sea posible cambiar el estilo de vida actual, que tan insatisfechos nos deja.

Cada persona debe, en mayor o menor medida, reflexionar acerca de la vida que lleva. Puede sentirse feliz, miserable, satisfecho o profundamente vacío. Puede elegir cambiar algunas cosas o dedicar más tiempo a otras. Pero siempre estará la sombra de aquello que no podemos cambiar, de un cierto destino del que no podemos escapar. No somos dueños totalmente de nuestra vida. Pareciera ser que existen determinantes infraestructurales e históricas de las que no podemos escaparnos, salvo que las transformemos.

Creemos, sin embargo, que si bien el hombre se percibe como tal, está muy lejos de ser una víctima de sus circunstancias espacio-temporales. Si bien las estructuras ideológicas alienantes de una sociedad penetran la vida cotidiana de cada hombre, obligándolo a insertarse en relaciones sociales deshumanizantes, no se puede prohibir a una persona el reflexionar sobre su existencia. Un hombre puede llegar a cuestionarse acerca de las relaciones explotadoras y opresivas que mandan en su vida, si toma distancia de ésta y reflexiona sobre ésta más allá del proceso de enculturación, con una mirada crítica al mundo de valores y normas en el que se mueve. Así logrará, aunque sólo sea imaginando que existe una alternativa a la situación en la que vive.

El proceso de enculturación, de transmisión de una cultura, logra hacer creer naturales, relaciones que son fruto de un determinado sistema social. El hombre ha perdido el control de su existencia y se dirige rumbo a la total deshumanización. Pero es importante que postulemos también, la confianza en el ser humano. Compartimos las palabras de Paulo Freire, quien apuntaba: "humanización y deshumanización, a lo largo de la historia, en un contexto real, concreto, objetivo, son posibilidades de los hombres como seres inconclusos y conscientes de su inconclusión. Sin embargo, si ambas son posibilidades, nos parece que sólo la primera responde a lo que denominamos 'vocación de los hombres'..."

Partiendo entonces de la confianza en el hombre, del amor a la vida más allá de la ideología del consumo y la racionalidad burocrática, el primer paso para no caer totalmente en la alienación es la reflexión. Es el "empezar a ver y a vernos". Si no nos detenemos a reparar en nuestra existencia,  terminaríamos convirtiéndonos en totales "extranjeros de nosotros mismos"; en una persona que no sabe con certeza cuáles son sus metas, sus gustos y disgustos, y qué quiere dar y qué desea recibir de los demás. Y al hablar de metas, no nos referimos a metas económicas o de prestigio social, sino a logros como ser humano. Si no tomamos distancia del mundo en que vivimos, con su ritmo incesante, sus normas, sus valores, y no reflexionamos sobre nuestra vida en ese mundo, nuestra existencia deja de tener sentido. Si no logramos trascender las relaciones de dominación que rigen nuestra vida y no somos capaces de establecer vínculos humanos, despojados de poder, estaremos siempre solos en la multitud. No es la mera disconformidad con el mundo que nos rodea lo que nos salva de la alienación, sino el vernos con una mirada crítica y decidir actuar, como quienes somos, y como quienes queremos llegar a ser.

La salida de la alienación, una vuelta del hombre a sí mismo

No es una tarea fácil enfrentarse a la angustia que provoca el damos cuenta que nuestra pasividad disfrazada de optimismo y nuestro eterno consumo son espejos con brillo, una farsa que oculta nuestra incapacidad de erguirnos como seres humanos auténticos, y nos convierte en seres vacíos e impotentes.  "Para que el hombre descubra la verdad de la cotidianidad enajenada, debe encontrar salida de ésta, debe lograr distinguirse de ella y liberarla de la familiaridad y ejercer sobre ella cierta violencia." (Kosik). La salida de la alienación es entonces, una vuelta del hombre a sí mismo, en el sentido de negar su interioridad alienada y afirmarse como realidad humana. Implica esto un regreso de cada hombre a la intimidad de su ser, para lograr a partir de ese pleno conocimiento de lo íntimo de sí mismo, expresarse en la exterioridad de su ser y lograr que cada uno de sus actos sea una prolongación perfecta de sí mismo.

Pero si bien la superación de la alienación parte desde el interior de cada hombre particular, no es en forma aislada que se logra volver al camino de la humanización. Un hombre particular no logra transformar la estructura ideológica alienante. Es un proyecto ideado conscientemente por todos los seres humanos el que transformará la realidad. A partir de ese proyecto, cada persona que ha logrado esa vuelta a sí misma podrá actuar de manera comunitaria, siendo la motivación para esa acción el bienestar común y no sólo el suyo propio. Así es como los hechos de la vida cotidiana dejarán de ser percibidos como naturales y desarticulados, y pasarán a ser una totalidad concreta para el hombre; entonces el hombre volverá a lomar las riendas del sistema y romperá la actual dicotomía hombres-mundo a la que lo lleva su alienación. Creemos entonces que la alienación se supera mediante la acción comunitaria de los hombres que han logrado primero regresar a ellos mismos. Implica un proceso interno y externo a la persona particular. Es una revolución lo que superará la alienación. Pero una revolución cultural, que no sólo destruya, sino que cree relaciones sociales alternativas, superando la relación sujeto-objeto, y estableciendo una estructura ideológica que no se constituya como encubridora de la realidad.

La negación de la alienación no implica la supresión de la misma. Si los oprimidos toman el poder y se convierten en opresores, las estructuras alienantes de la sociedad se perpetuarán. Se trata, como planteaba Paulo Freire, de que los oprimidos logren verse a sí mismos y destierren de su interior la sombra del opresor que alojan dentro, para que cuando se logre cambiar la situación no se conviertan ellos mismos en el enemigo contra el cual lucharon.

Algunos aspectos del sistema a humanizar

Podemos plantear algunos aspectos del actual sistema que debemos "humanizar" para que éste esté al servicio del bienestar y el crecimiento del hombre, en vez de convertir al hombre en su esclavo.

  • La vida social, económica y cultural deben ser transformadas, de tal manera que activen al hombre en vez de hacerlo pasivo y receptivo a todo. Deben recuperarse las riendas del sistema, y el hombre debe recuperar su voluntad. Debe constituirse nuevamente como la fuente última de los valores. El crecimiento del hombre y no el "progreso" industrial debe ser el principio rector de la organización social.
  • El actual sistema burocrático debe ser sustituido, ya que éste es un sistema deshumanizante. Las personas se convierten en meros "casos". No considera las necesidades, los puntos de vista, los requisitos de una persona, y ésta se vuelve un objeto en la burocracia.
  • Otro paso necesario para desalienarnos es convertir el actual consumo ilimitado en un consumo humanizado. Tarea difícil, si las hay. Existen fortísimos intereses de la industria en mantener hombres alienados que consuman más y mejor. A través de la publicidad, la industria crea nuevas necesidades y deseos.
  • A esto se suma el hecho de que, hoy en día, el sentimiento de libertad del hombre radica en el consumo. Todos nosotros, quienes vivimos bajo la influencia de un "poder social extraño", en naciones que se rigen por los mandatos de las empresas multinacionales, no podemos siquiera soñar con influir en el "mundo". Pero si podemos creernos libres, libres para consumir: aunque la libertad de otorgar su preferencia a su producto favorito le produce una sensación de potencia, el hombre que es impotente desde una perspectiva humana, se vuelve potente, pero como comprador y consumidor.
  • Convertir el consumo desenfrenado en consumo humanizado sería más sencillo si todos nos pusiéramos de acuerdo en que consumimos de forma compulsiva para compensar nuestra angustia. Angustia por nuestro vacío interno, por nuestra desesperanza. Para el sistema burocrático somos "objetos", en nuestro trabajo somos "manipuladores"; no transformamos el mundo, sino que permanecemos pasivos viéndolo pasar a través nuestro: la única forma de distinguirnos, de reafirmarnos, es ingiriendo los artículos de consumo, pero sólo aquellos que nosotros escogimos.
  • Debemos ser conscientes de que la actual forma de vida no es natural, ni es nuestro destino. Por lo menos no lo será si hacemos algo para cambiarlo.Tenemos que darnos cuenta de que nacemos con el derecho inalienable de vivir, de tener nuestras necesidades básicas cubiertas, acceso a la educación y a la atención médica. Si pudiéramos estar seguros de que nada de esto nos será negado, como le es negado hoy a millones de personas, la libertad humana se enriquecería muchísimo. A partir de las necesidades cubiertas, el hombre podría satisfacer sus necesidades psicoespirituales, y tener una nueva actitud frente a la vida.

Esta nueva actitud frente a la vida se puede expresar de acuerdo a los siguientes principios. El desarrollo del hombre exige que utilice su poder de trascender la prisión de su yo, de su avidez y su egoísmo, de su separación intrínseca respecto de su prójimo, y por ende, de su soledad básica. Esta trascendencia es la condición para estar abierto y relacionado con el mundo, para ser vulnerable y sin embargo, tener experiencia de la identidad y de la integridad; es la condición para que el hombre pueda gozar de todo lo vivo, derramar sus facultades en el mundo que lo rodea, interesarse. En suma, ser, en vez de tener.

Estamos ante una encrucijada. O continuamos con nuestra actual forma de vida, inventando cada día nuevas alienaciones hasta convertirnos en despojos de seres humanos, o comenzamos a actuar para transformar el actual sistema y renacer como personas. Pero hay algo que es claro, y es que no nos queda mucho tiempo. Si no empezamos ahora, después probablemente sea demasiado tarde.

Gabriela SEGOVIA: Alienación en la sociedad capitalista de consumo: manifestaciones en la vida cotidiana de las personas. (Tesis Licenciatura en Trabajo Social) (extracto)


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