Apellidos
Cuentos y Leyendas
Condiciones de Vida
Arquitectura
Selecciona tu idioma
Asociados
Links
Contacta con nosotros

Página Inicial

 

CUENTOS Y LEYENDAS

 

 

Introducción

Ahora podrás leer una serie de leyendas sobre ciudades y hermosos lugares del Baix Empordà. Han sido elegidas porque pensamos que son las más representativas de las creencias de la gente que vivía en nuestra región durante la Edad Media. Aquí puedes encontrar información y descripciones sobre cómo eran los lugares, la gente y la vida en La Bisbal y alrededores. Nosotras hemos podido observar cómo esto ha influido en nuestras vidas y cómo el catalán ha evolucionado.

El pozo del convento

Cuando las iglesias y los conventos ofrecían protección a los fugitivos, un hombre cargado con un saco a la espalda llegó al convento de La Bisbal. Era una noche oscura y fría, i nadie rondaba por la calle. Aquel hombre llegó a la pequeña plaza donde aún hoy se levanta el convento y, después de mirar a derecha e izquierda (porque sabía que le perseguían), vio la puerta de una iglesia. Pero estaba cerrada. Mientras gritaba desesperadamente vio la cuerda de una campana y la estiró.

-¡Nang nang! -se oyó en la noche.

Pasaron unos segundos.

-¡Nang nang! -se volvió a oír.

Y unos cuantos segundos después. -¡Nang nang! -se oyó por tercera vez.

-¡Voy! -dijo una voz dentro de la casa mientras abría la mirilla

. El hombre que había llamado a la puerta susurraba y se notaba que estaba nervioso.

-No hables tan bajo, ni tan rápido -dijo el portero.

-Vengo a pedir protección a San Francisco y a San Sebastián.

-¿Porqué?

-Me quieren arrestar.

Entonces el portero abrió y el fugitivo fue hacia la iglesia. La primera noche durmió bajo un banco. Al día siguiente el Padre Superior estuvo hablando con él. Aquel hombre era minero y había escapado de un país lejano donde el agua siempre escaseaba.

El tiempo fue pasando. El minero vivía en el claustro, allí tenía todo lo que necesitaba: cama, comida, monjes y laicos con quien hablar... Lo único que faltaba en aquel lugar era un pozo que tuviese agua todo el año, ya que el convento estaba construido sobre un peñasco y nunca tenían agua.

-Ningún hombre ha logrado cavar tantos metros -le decía el Padre Superior.

Pero él les estaba muy agradecido y se lo quería demostrar, así que empezó a cavar. Cavó durante semanas.

-¿Alguna novedad? - preguntaban los laicos.

-¡Falta poco! -contestaba él.

Continuó cavando día y noche, hasta que encontró el corazón del peñasco. Era muy duro y no podía continuar.

-Déjalo -le dijo el Padre Superior.

Pero él cavó más y más, y pudo continuar. -Hay un lago aquí debajo -dijo el minero muy contento.

Y gracias a él en el convento de La Bisbal nunca falta agua, aunque no haya llovido durante meses. .

El tesoro del dragón

Hace mucho tiempo, cuando las Gavarres daban al mar, había dragones en todas partes. Uno de aquellos animales vivía en Quermany (Pals) en un sótano. Para entrar en el sótano era necesario llegar a las ruinas de un castillo y estirar una argolla oxidada. Dentro había un dragón, una pareja de gigantes y una serpiente horrible que sujetaba una llave con la boca. Aquellos que lograran coger la llave podrían abrir una puerta donde un gran tesoro estaba escondido.

Los gigantes y la serpiente asustaban a todo el mundo, pero no eran malos. Pero el dragón era muy peligroso. La única posibilidad de pasar ante él sin perder la vida era arrojándole una moneda cuello abajo cuando atacaba. Si acertabas, el dragón se amansaba, pero si fallabas... ¡Mejor no pensarlo!

Una vez un joven valiente intentó llevarse el tesoro. Lanzó la moneda al dragón. Los gigantes no le suponían ningún problema y ni siquiera los miró. Cogió la llave, y cuando vio la boca de la serpiente tan grande y horrible perdió todo su valor y la llave se le cayó al suelo. Fue horrible porque no pudo llevarse el tesoro, y además el hechizo se hizo más difícil de romper.

Unos cuantos años después una viejecita que había ido al bosque a recoger leña tropezó con la argolla y se cayó. La piedra se abrió y a sus pies apareció una escalera oscura y húmeda. Bajó. Cuando estuvo abajo se encontró el dragón, que la estaba mirando fijamente. El dragón estaba sorprendido porque se esperaba un joven valiente y no una anciana, y abrió la boca. La mujer lo aprovechó para tirarle una moneda cuello abajo y el dragón desapareció. Pasó ante de los gigantes sin mirarlos, y llegó donde estaba la serpiente. Cogió la llave y abrió la puerta. El tesoro consistía en dos sacos, uno de maíz y el otro de habas.

Quizá alguien piense que el tesoro era muy pobre, pero se equivoca. Sólo pensamos que estas cosas son poco importantes porque las comemos cada día, pero la mujer rompió un antiguo hechizo: cuando el maíz y las habas estuvieron en su casa, el castillo dejó de estar encantado y ella fue recompensada con una riqueza nunca vista.

El hijo delicado

El Señor de Foixà había tenido veinte hijos y todos habían muerto. Ahora sólo le quedaba uno y no quería perderlo, así que fue a ver a un brujo.

El brujo le dijo que la única solución era darle de comer sesos de martín pescador.

Los cazadores pagados por el Señor de Foixà cazaron martines pescador durante años. Los traían de todas partes, y cada vez venían de más lejos, y cada vez eran más caros. Hasta que toda su fortuna se desvaneció.

Entonces el Señor de Foixà, su mujer y su hijo tuvieron que empezar a mendigar.

Un día su hijo se perdió en el bosque y llegó a la cabaña de un carbonero. El muchacho le pidió algo para comer y el carbonero le dio un poco de pan y nueces. Era la primera vez que las probaba, y dijo

-Si hubiese sabido que el pan y las nueces eran tan buenos, ahora aun sería el Señor de Foixà.

La roca de las brujas

Tiempo atrás, un joven procedente de Montnegre, supo que cada víspera de San Juan las brujas se encontraban en una piedra detrás de la montaña de Montigalà. Nadie sabe cómo se enteró, pero él se enteró y, si aquella noche iba allí y pronunciaba las palabras mágicas, su suerte cambiaría.

Era valiente y ambicioso, así que esperó impaciente a que la noche llegase. Cuando la oscuridad llegó, partió hacia la roca, pero llegó antes de medianoche ya que el camino era muy corto. Como no vio a nadie ni oyó ningún ruido pronunció las palabras mágicas y al cabo de unos segundos la puerta se abrió. Dentro estaba lleno de diamantes y piedras preciosas.

Pero no pudo poseer ni uno, ya que cuando lo vio se convirtió en una estatua. Al día siguiente despertó en la plaza de la Bisbal.

Nadie, ni tan sólo él, sabe cómo llegó allí. Pero lo que sí recuerda es cómo volvió a casa, corriendo con la cola entre las piernas y como jamás volvió a la roca. ¡Ah! Si es verdad que el tesoro existe, aún debe de estar allí...

La cueva del demonio

A lo mejor no era para asustar al demonio, pero en siglos pasados, en la ciudad de Llofriu, cada 25 de abril se hacía una procesión para asustar al demonio; los campesinos daban al suelo con mazas y cantaban el himno.

Habituaban a pegar con mazas o azadas, para así, según decían, asustar al diablo.

Pero todos sabemos que siempre el demonio ha asustado a la gente. En Llofriu, el tercer día de Mayo, durante la procesión tenía lugar el paseo de la cruz, en que las mujeres del pueblo llevaban 20 piedras en las manos. A cada rezo del rosario, pronunciaban el nombre de Jesús y a cada Gloria tiraban una piedra. Después, cuando habían tirado la última piedra sabían que habían nombrado cien veces a Jesús. Esto, creían, era suficiente para alejar al demonio.

Pero, a veces, el demonio deja una clara marca. Por ejemplo, yendo a Bevià hay una marca de la rodilla del demonio en una roca. La gente que conoce el lugar lo nombra el junei del dimoni (el hinojo del demonio).

Y todo lo que siempre se ha dicho sobre el demonio, quizá es porque éste siempre ha conseguido huir de todos los sitios.

La torre de Cruïlles

En la época en que se construían las torres, en Cruïlles también se construía una. Los constructores trabajaban utilizando piedras y escasas herramientas, de modo que todo el trabajo era manual y se efectuaba bajo el mandato del Señor, quien quería toda la torre hecha de piedra. Pero se quedaron sin piedra cuando sólo habían construido una pequeña parte.

Los constructores y albañiles estaban muy preocupados y decidieron ir al río a por grava. Pensaron que al Señor no le gustaría, pero...

Más tarde el jefe se dio cuenta de que lo estaban engañando y dijo a los soldados "Dije piedras y no grava, ¡matadlos!". En seguida los mataron.

Según cuenta la leyenda, los constructores aún no se han encontrado porque fueron enterrados con la grava. Después de esto otros constructores terminaron la torre, obviamente con piedra. Es por esta razón que se puede explicar que la torre esté formada por tres capas. La primera y la tercera hechas con piedra y la segunda, con grava.

La torre del mal uso

De entre todas las torres que se pueden encontrar en Calonge hay una llamada "la torre del mal uso". Se llama así porque en tiempos pasados el rey iba allí a "consumir los buenos amos", y nadie la quería vigilar. Sólo una persona estaba dispuesta a hacerlo, era un hombre vago que pensaba que podría dormir, por tratarse de un período tranquilo.

Un buen día mientras el guarda dormía, el hombre encargado de Torre Valentina estaba fuera (era valiente, activo y duro en el trabajo, pero estaba aburrido porque nunca pasaba nada).

Los moros llegaron a la costa y entraron en Calonge sin problemas ya que el guarda de Torre Valentina llegó tarde y por lo tanto el signo de alerta llegó a la Torre del Mal Uso, mientras el otro dormía.

Todo Calonge se quemó y entre la gente mayor aún se cree que la torre se llama así por la mala utilización que se hizo en aquella ocasión.

El carretero que vio la Virgen

Hace mucho tiempo en las Gavarres había un carretero que hacía la misma ruta. Un día lluvioso, mientras estaba cruzando el Daró el carro se quedó atrapado y los caballos no pudieron continuar. Después de haber maldecido a los Santos, a Dios y a la Virgen María, se dio cuenta que una mujer lo estaba observando.

-¿Por qué no pides ayuda a Dios?- le dijo.

Al principio no le hizo caso pero después se lo pensó y dijo:

"Bueno, ¡Dios, ayúdanos!".

Y el carro se movió. La mujer le dijo que se fuera y que cuando encontrara una ermita se parara y le diese las gracias a Dios.

Al poco rato encontró una ermita donde había una imagen de la Virgen María en un rincón, sonriente y brillante, que era igual que la mujer que le había ayudado.

Conclusión

Cada una de estas leyendas ha sido escogida entre muchas.

Como puedes observar cada una de ellas es un ejemplo de uno de estos temas:

  • Demonios
  • Brujas
  • Monasterios
  • Construcciones
  • Dios
  • Dragones
  • Señores y vasallos

 

 

 

Apellidos
Cuentos y Leyendas
Condiciones de Vida
Arquitectura
Selecciona tu idioma
Asociados
Links
Contacta con nosotros