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CONDICIONES DE VIDA

 

 

LAS FORMAS DE VIDA DE LA COMUNIDAD CAMPESINA

Encontramos una sociedad variada y heterogénea. El campesino es protagonista de la pequeña explotación, de la empresa agraria de dimensiones y gestión familiar. Muchas veces ciertas tareas primordiales exigían un número de brazos superior al que podía aportar la exigente familia conyugal. Tareas como la siega o la vendimia necesitaban jornaleros, contratados en grupo o individualmente. La solidaridad entre vecinos la encontramos en los hombres del campo adinerados. El grupo de campesinos acomodados se unían en comunidades rurales protagonizadas por la resistencia contra el señor o el patriarcado urbano. En estas comunidades se proponian algunas formas conjuntas de actividad económica, una solidaridad vecinal que no acababa con el carácter fundamentalmente individual o familiar.

Los contactos de los campesinos estaban más centrados hacia el lugar de culto que hacia el castillo. Por lo tanto la parroquia producía movimientos de solidaridad que generaron vínculos entre los campesinos. La mentalidad de los hombres de campo era respetuosa con los curas y las iglesias locales. La iglesia estaba a su lado: defendía la vida en el campo, celebraba las fiestas con el calendario agrícola..

En los pueblos catalanes el rector era el elemento principal de la comunidad. Sabía leer, predicaba, enseñaba a los escolares y también era el notario. Cuidaba a los pobres, a los trotamundos... Por encima de ellos encontramos multitud de campesinos y, a su lado, el ejército de criados, jornaleros, esclavos... El rector "cuidaba" a los campesinos ricos por la obligación que tenían de donar siempre dinero para la candela de los más pequeños. La iglesia a menudo acogía miserables, pobres... Durante la Baja Edad Media el rector tenía mucha influencia, ya que continuaba ejerciendo de notario.

El horario de un campesino era de sol a sol. Algunos trabajaban las tierras más cercanas a la parroquia. En algunos casos se perdía mucho tiempo en los desplazamientos. Los animales corrían por las calles; una característica específica de los pueblos era la suciedad y poca higiene. El centro de la parroquia la encontramos en la plaza: núcleo de intercambios, donde se encontraba el horno público para hacer pan, donde residía eñ alcalde, el rector y donde la gente se congregaba en momentos extraordinarios.

En el pueblo hasta el mediodía sólo encontramos las mujeres, los niños y las personas que tenían oficios como albañil, herrero...; también el alcalde.

El trabajo matutino acababa al mediodía, cuando la gente regresaba a sus casas para comer. Se reiniciaba la tarea al caer la tarde. Muchos de ellos completaban su pobre economía con la instalación de telares.

Con la puesta del sol se llenaban las calles. Era la hora de la cena y luego se debía salir para recoger un poco de hierba para los animales. Llegada la noche la gente se recogía en plácidas veladas ante el fuego (durante las lluvias y el frío) y en el patio o calle cuando llegaba el calor. Estas veladas eran la ocasión propicia para la transmisión cultural, siempre oral. En la Cataluña Vieja encontramos iglesias y en las tierras conquistadas por musulmanes podemos encontrar mezquitas.

 

LAS FORMAS DE VIDA DE LOS CAMPESINOS

La vida del campesino era regida por el ritmo de las estaciones agrícolas. La producción del pan era su gran preocupación, ya que constituía la base de la alimentación. Utilizaban el calendario agrícola para saber las épocas de siembra y se iniciaba el otoño con la siembra del grano de invierno, hasta la cosecha del trigo, a principios de verano. En invierno dedicaban su tiempo a pacer los cerdos y hacer leña, a los trabajos de la viticultura, junto con los cereales. En verano se dedicaban a la cosecha. En esta época no había más trabajo. Los segadores limpiaban los bosques y los márgenes para llevarlos al patio. El tiempo que sobraba, que era poco, se utilizaba en otras cosechas: la textil, o la procedente de los huertos. En primavera y verano había más alimento: habas, guisantes, ajos, lentejas, pepinos, frutas... Los aperos de labranza eran rastrillos, ganchos, palas, hachas, capazos, cestos, podadoras, hoz para cortar trigo, cuerdas, cedazos, cribas, serenos, portadoras, parihuelas, barriletes, dogales...

Uno de los animales más importantes era el cerdo, su cuidado y sacrificio, que se hacía en noviembre, diciembre y enero. Un lugar importante lo ocupaba el averío, sobretodo las gallinas, ya que daban huevos, elemento fundamental de la dieta alimenticia del hombre. En las comarcas litorales sumaban al régimen alimentario el pescado. En las comarcas ganaderas, el oficio del pastor era importante. Su alimentación era panceta seca, pan seco, pescado salado y butifarra seca... y la leche de oveja y sus derivados. Como bebida el agua de las fuentes y el vino.

En la montaña encontramos mujeres incorporadas a la ganadería, ya que el propietario de algunas vacas las contrataba y se encargaban de peinar e hilar la lana, elaborar el queso, preparar la panceta...

La familia rural tiene como objetivos básicos asegurar las necesidades esenciales, la supervivencia y la autosuficiencia. Se podría decir que actúa como empresa familiar. Muchas familias no tenían casa propia y con pocas piezas de tierra cohabitaban los padres y también los servidores y auxiliares en el caso de los campesinos ricos. El heredero de la familia podía vivir con sus padres y hasta que los hermanos solteros no llegasen a su independencia económica se quedaban en la casa con el heredero, contribuyendo a la faena colectiva. Lo que sí representa una diferenciación es el sistema de los bienes. El heredero será el cabeza de la estructura que perpetúa la esencia básica y mayoritaria de la sociedad rural, y el responsable cuando el padre moría. Se incluyen faenas agrícolas y también familiares, ya que la tutela de los hermanos llegaba hasta su independencia económica. Se tiene que destacar el papel de la mujer, ya que era considerada como la encarnación del peligro, el vehículo del pecado, la cómplice de la muerte, la amiga del lujo, deshonesta en el vestir y liosa, un ser débil, cambiante y malicioso. Vale el valor del marido, padre o hermano. El protagonismo de la figura masculina era incuestionable en la aristocracia; en cambio, en el mundo rural no había demasiada distinción en el trabajo. La casa era llevada por ella, segaba, hilaba y cuidaba de los animales y del huerto, subía a los hijos, daba el pecho, cocinaba, cosía y arreglaba la casa. También tenía un lugar para el cultivo. Se tendría que citar que los señores también pagaban nodrizas, que eran muy apreciadas. El matrimonio con la dote es la vía normal que se ofrece a las mujeres para conseguir prestigio social en su vida adulta, para evitar la marginación que acompaña a la prostitución, una actividad que no necesita dote. La dote afectó a todas las mujeres, al margen de la clase social; se trataba de un requisito indispensable para contraer matrimonio o ingresar en un monasterio. El matrimonio regulaba la célula básica de la sociedad y era la ampliación del patrimonio, ya que la economía era doble y la institución del heredero salvaguardaba la indivisibilidad de la masía. Cuando no había varones, la hija mayor heredaba la masía y al casarse gozaba de protagonismo jurídico. Se consideraba que sin un hombre una hacienda campesina no podía subsistir. La mujer, así como los hijos, estaba sometida al marido y también al castigo corporal. La mujer campesina también estaba sujeta al señor feudal y a los malos usos. Ningún campesino podía casarse sin el premiso del señor y sin pagar el derecho esponsalicio. El señor tenía la obligación de redimir a las hijas de sus hombres propios, siempre que estas fuesen vírgenes y que quedase un hombre en la masía. Las más duramente castigadas eran las ancianas, ya que no tenían casa y tenían que vivir con algún yerno. Las casas, en general, tenían diversas habitaciones, de dos a seis, corral, corte, etc. Había planta y piso, a veces dos pisos, y la distribución variaba según las comarcas. En la cocina había la chimenea, el horno y el amarradero. Si la casa era más grande, la artesa podía estar aparte, en una habitación al lado de la cocina. Ésta era un lugar importante de la casa, ya que en ella, se desarrollaban la mayor parte de las actividades, sobretodo en invierno. Como el horno, el molino y la herrería eran derechos o monopolios, el señor feudal cobraba un tanto por su utilización, había pocos. En la cocina se encontraban las cazuelas, calderas y peroles de cobre, sartenes de hierro, morteros de diversos materiales, picas...

El comedor es la parte de la casa que se formó y evolucionó más rápidamente, es la que se encontraba al entrar en la casa, en el primer piso, al lado de la cocina. Podía ser el centro de la vida cotidiana, en algunos casos. No faltaba una mesa con manteles, servilletas, sopas, cuchillos, vasos, botellas... Las habitaciones estaban situadas en relación con el comedor o con la cocina. Algunas estaban destinadas al almacenaje. Lo más frecuente era encontrar camas en cualquier lugar de la casa. Los elementos característicos eran las camas y las cajas. La cama estaba formada por una sobrecama, un colchón y las sábanas. Las cajas formaban el mueble más importante, ya que no había armarios. En ellas se podía guardar la mayoría de los objetos.

 

 

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