Apariciones de Cristo

 

Los evangelios recogen varias apariciones de Cristo a sus discípulos tras se resurrección. De ellas las más representadas son las que hace a María Magdalena, a los apóstoles y a unos discípulos camino de la ciudad de Emaús.

La aparición a la Magdalena se produce poco después de la resurrección, cerca de la tumba vacía de Cristo:

 

Tilman Riemenschneider. Noli me tangere (Münnerstadt, iglesia parroquial). 1490-1492.

...se volvió y vio a Jesús que estaba allí; pero no sabía que era Jesús. Jesús le dijo: -- Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas? Ella, pensando que era el jardinero, le dijo: -- Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo lo llevaré. 16 Jesús le dijo: -- ¡María! Volviéndose ella, le dijo: -- ¡Raboni! -- que significa: "Maestro" -- .Jesús le dijo: -- ¡No me toques!, porque aún no he subido a mi Padre; pero ve a mis hermanos y diles: "Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios".

Juan 20, 14-18

La escena suele representarse con María Magdalena arrodillada a los pies de Cristo, mientras Éste, con una mano, hace el ademá de impedir que ella lo toque (de ahí el nombre de noli me tangere [versión latina de las palabras no me toques] con que se conoce también la escena).

El hecho de que al principio María confunda a Jesús con un jardinero ha dado lugar a que algunos artistas hayan representado a Éste llevado una pala o un azadón en el momento de la aparición.

 

Más tarde Cristo se aparece en los apóstoles mientras se encuentran reunidos cenando:

 

Cuando llegó la noche de aquel mismo día, el primero de la semana, estando las puertas cerradas en el lugar donde los discípulos estaban reunidos por miedo de los judíos, llegó Jesús y, puesto en medio, les dijo: -- ¡Paz a vosotros! Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Y los discípulos se regocijaron viendo al Señor. Entonces Jesús les dijo otra vez: -- ¡Paz a vosotros! Como me envió el Padre, así también yo os envío. Y al decir esto, sopló y les dijo: -- Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les serán perdonados, y a quienes se los retengáis, les serán retenidos.

Juan 20, 19-23

Estas últimas palabras por las que Cristo la escena se conoce también como la misión de los apóstoles, ya que es en ese momento cuando Cristo les da el mandato de predicar a todas las gentes y el poder de perdonar los pecados.

 

Duccio di Buoninsegna. Aparición de Cristo a los apóstoles en el cenáculo (Siena, Museo dell'Opera del Duomo). 1308-1311.

 

En la imagen vemos como Cristo muestra las llagas de las manos a los apóstoles reunidos en torno a la mesa. Los pescados que hay sobre ella son una referencia al evangelio de San Lucas según el cual los apóstoles ofrecen a Cristo un trozo de pescado asado (Lucas 24, 41-42).

En el momento en que se produce la aparición no está presente el apóstol Tomás. Por eso Duccio sitúa en torno a la mesa once comensales (Judas, el apóstol traidor, había sido sustituido por Matías, presente por tanto en la cena). Cuando sus compañeros le cuentan la aparición de Cristo éste no los cree. Cristo se les aparece de nuevo cuando está entre ellos también Tomás y le invita a que toque las llagas de la Pasión para convencerse.

 

Cristo se aparece una vez más a algunos apóstoles cuando éstos se hallan pescando en el lago Tiberíades:

 

Estaban juntos Simón Pedro, Tomás, llamado el Dídimo, Natanael, el de Caná de Galilea, los hijos de Zebedeo y otros dos de sus discípulos. Simón Pedro les dijo: -- Voy a pescar. Ellos le dijeron: -- Vamos nosotros también contigo. Salieron, pues, y entraron en una barca; pero aquella noche no pescaron nada. Cuando ya iba amaneciendo, se presentó Jesús en la playa, pero los discípulos no sabían que era Jesús. Y les dijo: -- Hijitos, ¿tenéis algo de comer? Le respondieron: -- ¡No! Él les dijo: -- Echad la red a la derecha de la barca y hallaréis. Entonces la echaron, y ya no la podían sacar, por la gran cantidad de peces. Entonces aquel discípulo a quien Jesús amaba dijo a Pedro: -- ¡Es el Señor! Simón Pedro, cuando oyó que era el Señor, se ciñó la ropa (porque se había despojado de ella) y se tiró al mar.

Juan 21, 2-7

 

Debido al protagonismo que adquiere San Pedro en el episodio, no es infrecuente que éste se incluya en retablos dedicados a él, como ocurre en éste pintado por Lluís Borrassà. Vemos como se superpone a la abundante pesca (dos de los discípulos se esfuerzan en tirar de las redes) el momento en que Pedro, reconociendo en Cristo al personaje que, desde la orilla, se dirige a ellos, se lanza al agua para ir a su encuentro.

Lluís Borrassà. Aparición de Cristo en el lago Tiberíades. Retablo de San Pedro (Terrassa, iglesia de Sant Pere). 1411-1413.

 

Muy reiterada es también la aparición a dos de sus discípulos en el camino de Emaús. Éstos, que al principo no lo reconocen, lo invitan a cenar. En el momento en que Cristo se dispone a cortar el pan se dan cuenta de quien es. De los dos momentos en que se secuencia el episodio, el encuentro y la cena, es ésta última la que con más frecuencia se ha representado:

 

Velázquez refleja el momento en que ambos discípulos reconocen, con evidentre gesto de sorpresa, a Cristo como tal. El tratamiento realista que se observa en esta pintura es habitual en los pintores barrocos que han abordado el tema (Caravaggio), derivando incluso en ocasiones hacia la pintura de género al situar la escena en una posada.
Velázquez. La cena de Emaús (Nueva York, Metropolitan Museum of Art). 1620.

 

Aunque menos representada que las apariciones anteriores, la aparición de Cristo a la Virgen aparece narrada en algunos textos apócrifos y la recoge también La Leyenda Dorada:

 

Roger van der Weyden. Aparición de Cristo a la Virgen. Tríptico de Miraflores (Berlín, Staatliche Museen). 1440. Cristo se aparce a su madre llevando la característico manto rojo y mostrando las llagas de la Pasión. La Virgen se muestra envuelta en ropas oscuras y sumida en el dolor. Al fondo, a través de la ventana podemos asistir a la escena de la resurrección.